Este libro nació de una muerte. La de mi tío Paco, un médico entregado a su profesión, a Jesús de Nazaret y a sus cactus. Mi tío falleció en su ciudad, Alicante, y mi padre y yo cogimos un tren para acudir a su entierro un caluroso mes de marzo de 2013.
Durante el trayecto nos intercambiamos los periódicos y revistas comprados en la estación de Atocha. Y mientras mi padre daba cabezadas sobre la sección de cosmética masculina de mi magazine de tendencias, yo leí en El País un artículo sobre “El Beckenbauer del Este”. Se cumplían entonces 30 de años de la historia de Lutz Eigendorf. A medida que me adentré en el texto sentí la asfixia, la ilusión, la culpa, la satisfacción y el miedo en la vida del jugador. Aquella noticia, aquella existencia lo tenía todo: era un drama amoroso y un thriller, un desafío deportivo y una conspiración de espías. Era, sin duda, una novela.
Yo hacía tiempo que andaba buscando una buena historia para un libro. Había llegado a la determinación de que era absurdo seguir escribiendo fallidas novelas sobre mí mismo. Por otro lado, tampoco soy excesivamente hábil fabulando, inventado verosímiles personajes que se intercambian lascivas miradas en el vestíbulo de los hoteles o balas en los cementerios de coches. Así que en la peripecia de Lutz Eigendorf encontré la odisea que necesitaba. Además, en seguida comprendí que podía sintonizar con sus sentimientos, con el amor por su mujer abandonada, con sus ansias de libertad, con su temeraria decisión de firmar una sentencia de muerte con la intención de no cumplirla. Y además era guapo.
Le hice una foto al artículo y retomé la idea de escribir la novela nada más regresar de aquel fin de semana funestamente abrasador. Comencé entonces a averiguar todo lo que pude sobre la vida de Eigendorf, sobre la República Democrática de Alemania de la que se fugó traicionando a su familia, a su patria y al jefe de la Stasi (el servicio de inteligencia) quien, además, era el presidente del equipo berlinés al que dejó tirado al lado gris del muro.
En mi labor de documentación leí los artículos que pude encontrar en Internet acerca del caso, visioné en YouTube todo lo relativo al futbolista y compré numerosos libros en Amazon. Uno de ellos me guió de forma especial, Tod dem Verräter! (¡Muerte al traidor!), escrito por el periodista alemán Heribert Schwan, quien redactó en 2000 un detallado informe sobre la vida de Lutz Eigendorf apoyado, en parte, en reveladores informes de la Stasi desclasificados tras la caída del muro de Berlín.
Sin embargo, comprender el libro de Schwan no fue fácil. Sólo está publicado en alemán y mi dominio de ese idioma se aproxima a mis conocimientos sobre el bosón de Higgs. Así que escaneé la publicación, apliqué un programa informático que convierte en Word el texto de las fotos e introduje el resultado en Google Translator. Lo que obtuve fue delirante. Más de doscientas páginas muchas veces ilegibles y otras, simplemente, surrealistas. Tardé un tiempo en entender, por ejemplo, que Eigendorf había sido traducido como “propia aldea”.
Pero esos vacíos acabaron siendo buenos, pues me obligaron a inventar, a terminar de completar con mi intuición tanto la trama como a sus personajes, me forzaron a alejarme de la realidad. Precisamente mi voluntad de crear una novela de ficción (aunque basada en hechos ciertos) distanciada del exhaustivo libro periodístico de Heribert Schwan también disipó la tentación de ponerme en contacto con los protagonistas de la historia cuando viajé a Alemania a coger localizaciones. En ese periplo visité las dependencias de la Stasi, los estadios, los bares y las casas donde Lutz Eigendorf vivió tanto en Berlín como en Kaiserslautern y Braunschweig. Tomé notas e hice fotos, instantáneas que se borraron accidentalmente de la tarjeta de la cámara. Y quiero creer que eso también fue positivo.
Hoy, cinco años después de aquel viaje en tren a Alicante, comienza uno nuevo. Ahora es la novela quien viaja hacia los lectores, quienes, simplemente, espero que reciban este libro con más entusiasmo que mi padre el artículo sobre acondicionadores para barbas de leñador.
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Autor: Eduardo Verdú. Título: Todo lo que ganamos cuando lo perdimos todo. Editorial: Plaza & Janés. Venta: Amazon, Fnac y Casa del libro
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