Mujer lenta (Pre-Textos) es el título del libro de poesía de José Ovejero, galardonado con el Premio Juan Gil Albert (XXXV Premios literarios «Ciutat de València»), del cual ofrecemos una selección de poemas a continuación.
Viajar sola
Viajar sola es como partir con una amiga
a la que hace tiempo que no ves.
Mientras esperáis el tren
os contáis recuerdos de las niñas que fuisteis,
de aquel chico que a ella le atraía tanto
pero nunca le dijo que,
y de la vergüenza que pasaste cuando.
De repente recuerdas que le gustaba el sushi
aunque no lo coma desde ni se sabe,
y que prefiere el autobús al tren,
y madrugar, y tiritar con la ventana abierta
cuando fuera nieva,
sonreír sin motivo,
los mirlos escarbando en la hierba;
por supuesto, entrar sola en los cines
e imaginar que esa chica de la fila cuatro.
Una se olvida de cómo es no preguntar
ni pedir permiso, tomar ese camino
sólo porque el aire agita un sauce
y quieres jugar a que llueve bajo sus hojas.
Viajar sola, estar
sola, leer el mapa en medio de una calle
y decir no, no, gracias, no necesito, muy amable;
arrastrar la maleta aunque pese, no echar la culpa a nadie
de retrasos ni desvaríos, aprender a regatear,
doblar una esquina con la navaja abierta
aunque tiemblas y te dices que para qué,
que quizá esa otra calle sería igual,
que nadie te espera, pero no, doblar precisamente
esa esquina,
reírte si te guiña el ojo
un tendero sin dientes o una taxista sin pasado
ni futuro;
quedarte o partir, subir a bordo o esperar
porque esa calle o ese bar o ese instante.
Viajar sola es tomarte de la mano
y sacarte de paseo,
liberar a esa otra que se aburre y se niega y se adapta
y parece estar
siempre
acompañada.
Venga, dímelo
Dime que soy
la más hermosa y después dime,
sin cambiar el gesto,
que soy la más fea
y la más sucia
de las mujeres que has amado,
de las que todavía amas.
Dime que soy el alfa y el omega
de tus deseos,
que en ese arco, en ese
espacio,
cabe todo lo que somos,
dime que no me dejarás nunca
y después dime
que ya te has ido,
que eso que acaricio
es sólo tu sombra,
que te abrazo como niños de orfanatos
se agarran a un peluche descosido
y se consuelan pero saben
que la tela es tela,
y la almohada lo que aprieto entre mis piernas.
Dime que me necesitas
y te ahogas si no estoy,
y que podrías vivir sin mí, que no recordarías
el día, ni la hora a la que salí de casa,
dime que mis ojos azules
son hermosamente negros,
dime qué vamos a hacer,
qué voy a hacer para no enmohecernos
en un cariño tranquilo,
como un perro que bosteza
frente a la chimenea.
Arrugas
En la ventana: una gaviota
se espanta de su imagen reflejada,
apresuradamente escapa
de sí misma.
Yo también me miro en el espejo
y por una vez no me ahuyenta
mi rostro algo cansado; al contrario,
cierta ternura, algo así como afecto,
me detiene, y reconozco que soy yo
la que se mira,
la que se ve,
la que se acepta,
¿Será esto hacerse vieja?
—————————————
Autor: José Ovejero. Título: Mujer lenta. Editorial: Pre-Textos. Venta: Amazon, Fnac y Casa del libro
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: