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#DóndeEstáWilly

En mi vida anterior me dedicaba a ello. Como director comercial y de marketing de Canal Ocio Europa (empresa distribuidora de películas y videojuegos) mi labor podría resumirse en buscar la forma de diferenciar nuestro servicio del que proporcionaba el resto de la competencia, ya que el producto era el mismo para todos. Diferenciarse, en efecto, es el mayor arma de construcción masiva con el que puedes dotar a tu fuerza de ventas en, me arriesgo a decir, cualquier tipo de negocio. El siguiente objetivo sería lograr el reconocimiento de tu marca comercial; ahora bien, si el servicio que prestas o el producto que vendes no está a la altura, todo lo que consigas no será más que abono para tierras baldías.

"La inmensa mayoría de los lanzamientos de autores poco reconocibles alcanzan cifras de ventas que en muchos casos no justifican la edición"

Diferenciarse es, del mismo modo, la clave en este negocio que consiste en vender libros. Porque hay que tener muy presente que el santo oficio de escribir no tendría sentido alguno sin la participación necesaria del que lee. Es verdad que no hay dos novelas idénticas, tan cierto como que hay muchas que son parecidas atendiendo a quienes afirman —y yo estoy de acuerdo— que no existen más que un número limitado de argumentos universales en los que podrían encajar todas las historias habidas y por haber. Dicho esto, diferenciarse en el ámbito de la escritura es tan sencillo y tan complicado como cultivar un estilo narrativo propio; tu marca. La cuestión es: ¿de qué sirve tener una marca si esta no llega a los lectores?

Efectivamente, de nada.

No quiero hablar de números, que de eso saben mucho más las empresas editoriales de nuestro país. No obstante, para contextualizar este artículo es necesario subrayar que la inmensa mayoría de los lanzamientos de autores poco reconocibles alcanzan cifras de ventas que en muchos casos no justifican la edición, y, en consecuencia, el autor obtiene ingresos ridículos y la editorial también. Invertir en una campaña de marketing y comunicación cuando los ingresos son tan escasos no entra en los planes de las editoriales ni de ninguna empresa que tenga la intención de seguir siéndolo. En el lado opuesto de la balanza están los autores cuyas novelas ocupan los lineales del punto de venta gracias a que ya se han ganado el reconocimiento del público y, por supuesto, cuentan con el apoyo publicitario de la editorial. Estos últimos son, desgraciadamente, pocos, muy pocos. El resto, los que nos encontramos entre ambos casos, tenemos que buscar la forma de que nuestra marca llegue a los lectores potenciales, exprimiendo al máximo cada euro que invierte la editorial en nosotros.

"«Gratis» es un término que me genera mucho rechazo, así que diremos «coste cero», que queda mejor"

Particularmente yo me encuentro inmerso en el reto de conseguir que mi marca (Gellida y sus variantes: #UniversoGellida, #Gellidistas…) se gane un espacio privilegiado en las estanterías de las librerías. Tengo la inmersa fortuna de pertenecer a un grupo editorial (Penguin Random House) y a un sello (Suma de letras) que creen en mí y me apoyan, pero, como decía antes, dedican un presupuesto de marketing que es proporcional a mi volumen de ventas. Por tanto, tenemos un estrecho margen de error. Ser consciente de ello es lo que me ha llevado desde el principio a estar muy presente en las decisiones que se toman con esos euros, siendo muy partícipe de las campañas de marketing que hemos diseñado para cada lanzamiento. Ocho en total. Ocho novelas que conforman un único universo y que el pasado 20 de junio se han reeditado todas en formato de bolsillo a un precio especial de 6,95€. Era esta una oportunidad que no podíamos desperdiciar. Había que darle un par de vueltas o tres, dar con una idea que se hiciera viral en las RRSS, cosa que, a día de hoy, sigue siendo gratis. «Gratis» es un término que me genera mucho rechazo, así que diremos «coste cero», que queda mejor. Por y para ello hablé con la persona que me ha acompañado desde el principio en todo lo que tiene que ver con el diseño y la creatividad, Chevi de Frutos. Los que han trabajado con él ya saben que es un auténtico fenómeno, pero yo, por si acaso, lo subrayo para enfatizar en la necesidad de contar con una visión externa, o, cuanto menos, distinta a la del autor. Y profesional, por favor. Así las cosas, nos reunimos y nos marcamos como objetivo seguir trabajando en el reconocimiento de mi marca y, a poder ser, vender unos cuantos millones de ejemplares. Teniendo clara la meta fue como dimos con la clave de la campaña #DóndeEstáWilly, asociando mi marca (#Gellidista) con uno de los principales alicientes para el público lector: lo adictivo. Y todo ello en un vídeo que contuviera este mensaje pero sin contarlo de forma explícita. El guion era bien sencillo: distintos testimonios de personas que no saben qué ha sido de Guillermo. El presupuesto con el que contábamos no daba para actores profesionales, por lo que Chevi recurrió a personas de su entorno profesional para interpretar los papeles de los colegas, los compañeros de trabajo, los familiares, el conserje y el camarero del bar al que solía ir Guillermo antes de desaparecer. Y lo hicieron tan bien que se nos ocurrió que los cortes podrían funcionar de forma independiente con el fin de generar una expectativa previa bajo la etiqueta #DóndeEstáWilly. Solo restaba planificar el calendario con la editorial para subirlos a sus cuentas oficiales en Twitter, Facebook e Instagram con el propósito de que llegara caliente el día del lanzamiento oficial de la colección, fecha en la que lanzamos el vídeo completo.

Con más de diez mil visualizaciones en dos días, el objetivo primario, ese que consistía en reforzar la marca, está más que conseguido. Está por ver si se traduce en ventas.

Vídeo: #DóndeEstáWilly

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