Qué le voy a hacer, si soy de Burgos y nací en el Mediterráneo. La culpa, claro, la tiene Joan Manuel Serrat. Desde que comenzó a contar que tiene alma de marinero en 1971 hasta ahora, ha conseguido que millones y millones de personas demos la razón a los romanos cuando bautizaron esas aguas como Nuestro mar (Mare Nostrum).
Como dice un buen amigo, que se sube a su barca sin importarle que en el timón esté la parca, es una canción perfecta. También es eterna, como el mar. En 2004 los espectadores de un programa de TVE la eligieron la mejor canción popular española, por delante de los siguientes temas: Libre, de Nino Bravo; Corazón partío, de Alejandro Sanz; Princesa, de Joaquín Sabina; Un ramito de violetas, de Cecilia; Sólo pienso en ti, de Víctor Manuel; Himno a la alegría, de Miguel Ríos; Piensa en mí, de Luz Casal; La puerta de Alcalá, de Ana Belén y Víctor Manuel, y Angelitos negros, de Antonio Machín. Y seis años más tarde la revista Rolling Stone también la eligió la mejor canción del pop español.
Qué decir que ya no esté dicho. De Mediterráneo se ha escrito hasta un libro (que no trata sólo sobre la canción, sino sobre el álbum homónimo donde figura, y que cuenta cómo Serrat gestó la obra en el hotel Batlle de Calella de Palafrugell). Este año, además, Serrat ha vuelto a la carretera precisamente para cantar las diez canciones del disco en una gira que está recorriendo España, Francia y América.
Esto que voy a decir ahora quizá sea una obviedad: entre otras muchas cosas, Mediterráneo es una canción que suena en nuestro interior, incluso cuando la leemos en silencio. Ya ni siquiera necesita música ni arreglos. Quizá porque, además de otras cosas, es un poema.
Mediterráneo, de Joan Manuel Serrat (letra)
Sigue jugando en tu playa
Y escondido tras las cañas
Duerme mi primer amor
Llevo tu luz y tu olor
Por dondequiera que vaya
Y amontonado en tu arena
Guardo amor, juegos y penas
Amargo del llanto eterno
Que han vertido en ti cien pueblos
De Algeciras a Estambul
Para que pintes de azul
Sus largas noches de invierno
A fuerza de desventuras
Tu alma es profunda y oscura
Se acostumbraron mis ojos
Como el recodo al camino
Soy cantor, soy embustero
Me gusta el juego y el vino
Tengo alma de marinero
Nací en el Mediterráneo
Nací en el Mediterráneo
Después de besar mi aldea
Jugando con la marea
Te vas, pensando en volver
Eres como una mujer
Perfumadita de brea
Que se añora y que se quiere
Que se conoce y se teme
Viene a buscarme la parca
Empujad al mar mi barca
Con un levante otoñal
Y dejad que el temporal
Desguace sus alas blancas
Y a mí enterradme sin duelo
Entre la playa y el cielo
Más alto que el horizonte
Quiero tener buena vista
Mi cuerpo será camino
Le daré verde a los pinos
Y amarillo a la genista
Nací en el Mediterráneo
Nací en el Mediterráneo
Nací en el Mediterráneo
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