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5 poemas de Jorge Urrutia

5 poemas de Jorge Urrutia

Es un reconocido crítico literario, ensayista y traductor. En esta sección me ocupo de su faceta lírica. A continuación puedes leer 5 poemas de Jorge Urrutia.

Muerte en Venecia

«Los mitos son igual que guantes grises»
Leopoldo de Luis

Suave es el mar como una mano. Cuentan
que en el invierno entra por un guante
y cada dedo llena el hueco de sí mismo.
Lo ha aprendido ya todo en la humedad del tiempo
y, pacífico, avanza con la sabiduría
de quien conoce cosas que nadie más conoce.

Como una mano es que, ya enguantada,
se apoya sobre un brazo,
se oculta por el pliegue de una manga
o se funde en la niebla de su pecho.
Si suave es el mar, lo arrastra todo
con una voz muy tenue,
como surge la duda o crece la sospecha.

Huida

Son diecisiete días. No adivina
que las bonanzas nunca son eternas.
Perderá el agua dulce. Rodarán
los pellejos de vino.
De nada servirán las diecisiete noches
mirando a las estrellas, ni la filosofía,
barata,
que el amplio mar sugiere.

Los troncos de la balsa fijó en cuatro jornadas.
Un abrazo fugaz. Un beso. Despedida
de un hermoso paréntesis, un lapso
en la vida o la muerte.
No preveía nadie el fin de la bonanza,
la huida de la paz, de la sonrisa el luto.
Agua, sudor y hierro en la firmeza,
el ciego sol, el alma dura apenas.

Las cosas, al fin y al cabo,
son como son las cosas. Simplemente.

¿Huida?

¿Por qué se escribió huida? No se huye
cuando sólo una acción es la posible.
Es viajero obligado, que sabe cómo niega
su propia voluntad.
No hay dioses,
sin embargo
organizan la vida de los hombres.
No hay creencias
sostenibles más allá de la duda,
de los bultos que la niebla permite
adivinar.

Echando la vista atrás

Ha habido reposos en su vida,
lentos atardeceres, serenas tardes prietas
de amor y mansedumbre,
sonrisas y caricias, besos, manos cogidas
como se coge el agua, como se ahoga
el corazón nervioso, emocionado.
La pluma recorría delicada el papel,
surgía la palabra lamiendo la garganta.
Que la inquietud es bella si aquieta los recuerdos
dolorosos. Recuerdos.

El espacio del tiempo

Es un tiempo vacío el de este nuevo espacio.
Sabe que no estás tú y que no debe
llenarlo con tu sombra.
Busca la luz, en cambio. La alimenta
cuando llega la aurora. Habla con ella
porque conviene, dicen, hablarles a las plantas,
decirles las palabras limadas que aprendimos.

Si crece la mañana es que arde el rostro.
Va llenándose el bosque con los árboles
nacidos de su propia sombra.
Bulle lejos el río. Óyese el tráfico
Como un mugido suave.
Y una tranquilidad desconocida
aniquila los gritos del pasado.

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