José Ignacio Lapido. Foto de Javier Martinruiz. Fuente: joseignaciolapido.com
En el mundo de Lapido los niños sostienen un Kalashnikov mientras posan para las fotos sonriendo con la mirada triste. Y cuando los dinosaurios dominaban la tierra, sonaba Bob Dylan en las iglesias. En su mundo, concentrado en poco más de tres minutos, matamos el tiempo, entre la realidad y el sueño.
La letra con música, más que con sangre, entra. Porque las palabras suenan mejor cuando las cantamos, aunque sea en silencio. Con las palabras, y con una guitarra, José Ignacio Lapido compuso las canciones del legendario grupo granadino 091 entre el 82 y el 96, y desde entonces continúa en solitario firmando canciones excelentes.
Entrevistado en septiembre en Jotdown, Lapido dijo que era más músico que letrista y que no contaba con una vocación literaria definida. Eso, ahora, vista su muy fructífera trayectoria, poco importa. «El hecho de que yo empezara a escribir las letras de las canciones era porque escribía también la música, y alguien lo tenía que hacer. A partir de ahí evidentemente vas aprendiendo el oficio, como cuando coges la guitarra. Al principio te lo tomas como algo para pasar el rato, pero después te vas profesionalizando. Y cuando asumes que la letra es el 50% de una canción intentas que esté al mismo nivel que la música. Al principio, lógicamente, se cometen errores, digamos de juventud, que creo que son disculpables, y vas encontrando tu camino, aprendiendo de esos errores, y te vas dando cuenta de que es una forma de asomarse al mundo. En tres minutos y medio tienes que dar tu visión del mundo, o de tu mundo al menos», explicó Lapido a Alberto Gamazo.
Veamos cómo ve el mundo en Muy lejos de aquí, canción del séptimo disco en solitario de Lapido, Formas de matar el tiempo, de 2013:
Muy lejos de aquí, de José Ignacio Lapido (letra)
Desde un lugar entre la realidad y el sueño
A punto de partir
Fuera del mapa, fuera del tiempo
Me voy muy lejos de aquí
Perfeccionándome en el arte del silencio
Sin nada más que decir
Tal vez dormido, tal vez despierto
Me voy muy lejos de aquí
Un viejo tren abandonado en vía muerta
Nos espera a ti y a mí
Somos sonámbulos en noche de tormenta
Iremos muy lejos de aquí
Entre la niebla seguiré ese sendero
donde te perdí
Con mis errores a modo de amuletos
Me voy muy lejos de aquí
Un viejo tren abandonado en vía muerta
Nos espera a ti y a mí
Somos sonámbulos en noche de tormenta
Iremos muy lejos de aquí
Donde se unen las líneas paralelas
Donde nunca se ve el fin
Otros combates, otras trincheras
Iremos muy lejos de aquí
Iremos muy lejos de aquí
***
Dos vídeos. El oficial:
Una versión, desnuda, para los lectores de Esa Canción Me Suena. En esa web, por cierto, dejó caer que nunca se ha considerado un pesimista. «Es más, lo último que haría un pesimista es escribir canciones, porque hacer canciones es un oficio que lo que intenta es servir emociones a la gente para que sea más feliz, aunque sea con motivos tristes». Para reforzar su argumento, en esa entrevista puso como ejemplo el Réquiem de Mozart. «¿Hay alguna música más triste que la escrita para un funeral? Pero yo lo escucho y mi espíritu se siente elevado, eso es la felicidad. Nuestro oficio es hacer felices a las personas».
Desencantado, y certero, Lapido.
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P.D.: He dudado bastante para elegir una canción de Lapido. La finalista fue 40 días en el desierto, por esta imagen:
El niño de mirada triste sonríe en la foto
Sostiene entre sus manos un Kalashnikov
¿Recuerdas cuando me dijiste que todo iba a ir mejor?
Otro sueño que se ha roto.
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