«Esta selección de cinco poemas pertenecen a mi primer poemario, Es magia lo que ves, editado este año por EspasaEsPoesía. El libro se divide en tres partes: El territorio, Dentro y Fuera. Lo escribí en un período de mi vida en el que sentía una dualidad respecto a lo que observaba: la belleza inmanente en lo existente y al mismo tiempo su grieta, el horror. Tiene algo que ver con el verso de Rilke de “la belleza es el principio de lo terrible que todavía podemos soportar”. Este poemario es una búsqueda, una inmersión entre estas dos polaridades para darme cuenta de que no son contrarias, sino que más bien son dos caras de la misma moneda». —María Lorente Becerra.
La autora de estas líneas, y de los cinco poemas que publica Zenda, nació en Barcelona en 1993. Se graduó en Filosofía, y desde muy joven escribe relatos, poemas, obras de teatro y guiones de cine que ella misma produce y dirige. Su inquietud intelectual la llevó a coordinar en Barcelona con gran éxito UtopíaMarkets de Poesía, y en la actualidad está escribiendo su primera novela.
I
He pensado en ti
y aún lo sigo haciendo
y seguiré haciéndolo
aun cuando sea de noche
y vuelvan a ser
las ocho de la mañana
y pueda volver a verte.
Porque pensarte
es inventarte,
es crear sobre ti
un país de sombras
que lentamente
se entretejen
hasta llegar
a ser tú.
Te pensaré
para concebirte
cada vez nueva
diferente.
Y habrá un día
cuando finalmente
de tanto pensarte
será en mí
en quien piense.
Y desfigurada
ya
por los espejismos
del tiempo
me transformaré
sin saberlo
en algo que pensé
de ti.
De mí.
II
Fuimos esa mirada,
conjunto indescifrable
de entrañas y silencio.
Estuve tan sin ti,
tan sin mí
e irremediablemente
fuimos más que todo.
Tú me pides
Tú me pides realidades,
yo las nombro allá a lo lejos.
¡Qué distantes se presentan!
¡Qué tristes y apagadas!
Y estás aquí,
delante,
besándome con tus ojos
y yo solo puedo darte
¡sueños, fantasías!
mas tú me ruegas realidades
y como una vagabunda
yo las voy buscando
entre los puentes,
en los pantanos,
¡Qué más da dónde las busqué!
Contigo todo es ascenso,
declive.
¡Pero tú me pides realidades!
Y como un perro
yo las oigo
debajo de las alfombras
como se escucha todo aquello
que ya es polvo.
Yo las acecho,
las vigilo
mas solo puedo
regalarte un trocito de aire
¡y tú me ruegas realidades sólidas!,
con cuerpo,
realidades de estampida
y yo te rozo con mis alas…
Y tal vez
te devuelvo a la vida.
IV
Sólo cuando me sentí
sin mis manos,
mi voz,
mi mirada,
tuve miedo.
Y todo esto
y lo que vi
fue la mentira
más verdadera de todas.
V
Soñadora de astros y de criptas.
La luz se incendia en tu pecho
si tú la oyes.
Tus pasos inventan y delimitan el paraíso
que solo en tu corazón vive
y en él,
los ángeles enmudecen
porque a ellos no les ha sido
otorgado
el regalo de nombrar lo que existe.
Ellos conservan la palabra,
el verbo más cercano a Dios.
Tú,
en cambio,
le das vida
al mundo.
Plantas,
mariposas,
pájaros,
hierba,
danzan para ti
en un mutismo incierto
que solo tú reconoces.
Entonces cobran vida.
Todo a tu paso se abre camino.
Se revela la flor oculta de las cosas
que es igual
a tu corazón de águila.
En ti,
resuenan los nombres
de lo que no tiene nombre
y para no hacer llorar a los ángeles,
que solo saben observar lo que tu voz dicta,
con sus alas en llamas,
tú
los besas
en su fuego.
Y desde todos los centros te esperan,
te vigilan
y danzas en espacios vacíos,
cargados de nombres,
resplandecientes de vida.
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