Todo llega, aunque sólo estemos al principio, o en la primera fase. Esta semana, XLSemanal —que se publica con 22 diarios españoles— y la influyente revista literaria digital Zenda —un millón de lectores— informan de la primera parte de un ambicioso proyecto en el que llevan trabajando desde principios de año. En él han participado, hasta ahora, unos 120 autores y personalidades destacadas del mundo literario y editorial; y en su fase final, que ahora comienza, intervendrán con sus votos los lectores e internautas. La encuesta, que es de extraordinaria trascendencia e interés, puede resumirse en una pregunta y una breve respuesta: sólo un nombre, y ni siquiera una obra determinada o el conjunto de ellas. Quién, hombre o mujer, es el escritor español por excelencia. El que mejor representa lo español, o cuya lectura permite comprender mejor la palabra España.
Experimentos semejantes se llevaron a cabo hace tiempo en Gran Bretaña y Francia. En cuanto al más representativo de los escritores ingleses, o británicos, creo recordar que casi hubo empate entre Dickens y Shakespeare, decidiéndose al fin, por estrecho margen, por el último. En Francia, y de eso me acuerdo bien pues fue hace dos o tres años y yo andaba por allí, el destacado por abrumadora mayoría fue Victor Hugo. No tengo noticia de que se haya hecho de modo formal en otros lugares, aunque mi impresión personal es que en la Federación Rusa se habría jugado el asunto entre Tolstoi y Dostoievsky, en Alemania tal vez se repartiría la mayor parte de los votos entre Goethe y Thoman Mann, en Argentina habría arrasado Borges sin discusión alguna, en México seguramente sería Juan Rulfo, y sobre Italia albergo dudas razonables que incluyen a Dante, Edmundo d’Amicis y su librito Cuore, Moravia, Lampedusa y otros.
En cuanto a la idea para elegir al más representativo de los escritores españoles, se planteó desde el principio excluir de la encuesta a autores vivos. Hombres o mujeres, no se trata de mencionar entre ellos al mejor, ni al más internacional, ni al más influyente, sino al que en su obra, extensa o breve, representa mejor lo español a juicio del votante, o cuya lectura, en su opinión, permite acercarse con más rigor a la comprensión del carácter, la historia, la naturaleza de España y quienes la poblamos. Excluir a escritores vivos constituye una medida de elemental prudencia, con doble objetivo: evitar intereses o polémicas editoriales y situar al personaje elegido en el ámbito indiscutible de lo clásico; en lo alto del canon hispano. Sí se aceptó, en cambio, que se elija a escritores que lo hayan sido en cualquier lengua peninsular —Josep Pla o Rosalía de Castro, por ejemplo— y a los nacidos fuera de la Península pero que, en su momento, tenían la nacionalidad española. Por esa razón sor Juana Inés de la Cruz puede ser votada, pero no Gabriel García Márquez o Roberto Arlt.
En los dos últimos meses, Zenda y XLSemanal se han puesto en contacto con más de 120 personas altamente cualificadas, de las que la mayor parte son escritores de ambos sexos, aunque también hay críticos literarios, académicos, periodistas culturales, cineastas y creadores especializados en otros ámbitos. Casi todos los consultados han respondido con rapidez y entusiasmo a la encuesta, algunos dando sólo el nombre solicitado y explicando otros con algún detalle el porqué de su elección. En el momento de escribir estas líneas tengo ante mí los resultados de esta primera etapa, y son de verdad espectaculares, como lo es la lista de quienes han proporcionado las respuestas: el premio Nobel Mario Vargas Llosa, la directora de la Real Academia de la Historia Carmen Iglesias, el ministro de Cultura José Guirao, los novelistas Javier Marías, Rosa Montero, Juan Marsé, Elvira Lindo o Julia Navarro, los académicos Luis Mateo Díez, Soledad Puértolas, José María Merino o Paz Battaner, la científica Margarita Salas, los periodistas Ignacio Camacho, Raúl del Pozo, Soledad Gallego Díaz… No creo que se haya hecho nunca en España un sondeo literario tan amplio, tan diverso y de tan alto nivel como éste. La nómina de personajes y nombres propuestos es abrumadoramente amplia, transversal y significativa, y permite establecer un canon básico de autores españoles prestigiosos. Un punto de partida para la gran encuesta que a partir de ahora se hace popular. Una nómina de escritores españoles sobre la que en las próximas semanas votarán los lectores.
Cada uno de nosotros tendría, tal vez, algún nombre que añadir a la lista. Quizá no estén todos los que son; pero lo indiscutible es que son, y mucho, cuantos en ella están. De cualquier modo, lo que hoy se muestra es el resultado de las respuestas obtenidas. El porcentaje de apoyos a cada autor, por otra parte, es variado. En el momento de escribir estas líneas, a dos semanas de su publicación y todavía con la encuesta previa en curso, más de treinta votos mencionan a Miguel de Cervantes y más de veinticinco a Benito Pérez Galdós, lo que situaría a ambos en cabeza del canon de partida. Los siguen, altos en preferencias, Ramón del Valle-Inclán, Antonio Machado, Miguel de Unamuno y Pío Baroja. Y luego, ya en el pelotón general, autores tan relevantes y distintos como Francisco de Quevedo, Rosalía de Castro, Emilia Pardo Bazán, Manuel Chaves Nogales y los autores anónimos de El Lazarillo de Tormes y El Cantar de Mío Cid, entre otros. El listado final es de veinticinco nombres.
Y una precisión oportuna: por razones obvias, como no podía ser de otro modo, la encuesta ha puesto especial cuidado en lo referente a la mujer, tanto en lo que se refiere al canon básico establecido como a las personas consultadas para definirlo. Por eso se envió la pregunta a un número casi similar de hombres y mujeres. Hasta ahora han llegado unas sesenta respuestas de los primeros y unas cincuenta de las segundas, y de ello surge una realidad interesante: pese a que grandes escritoras españolas alumbraron importantes obras literarias, desde Teresa de Jesús y Cecilia Böhl de Fáber a Carmen Laforet, Mercè Rodoreda, Ana María Matute, Josefina Aldecoa o Carmen Martín Gaite, pasando por Emilia Pardo Bazán, Concha Espina, Rosalía de Castro o Carmen de Burgos, sólo cuatro mujeres figuran hasta el momento en la lista final, y alguna de ellas ha sido votada por hombres. La explicación, sin duda, se debe a que, al no poder mencionarse más que un solo nombre, la mayor parte de los encuestados, mujeres incluidas, y sin más consideraciones que las literarias, se decanta lógicamente por los grandes nombres consagrados como grandes clásicos de la literatura española; que en su mayor parte —las causas de que así haya sido no son objeto de esta encuesta— corresponden históricamente a escritores varones. De lo que no cabe duda es de que, si se hubiera tratado de elegir a los mejores o más representativos escritores vivos de la actualidad, cuando basta con echar un vistazo a las librerías para comprobar lo mucho que ha cambiado el paisaje literario, el número de mujeres incluidas en este canon básico sería mucho mayor.
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