Dice el poeta valenciano Francisco Brines que “cuando la poesía es honesta, es iluminadora”, porque la poesía “es un espejo en el que asoma el rostro del que la escribe”. Pero también, el autor de cumbres poéticas como Las brasas, Palabras a la oscuridad, El otoño de las rosas o La última costa, sostiene que “la poesía es un método de enseñanza para la democracia”.
Estas dos reflexiones están en el germen de una iniciativa que el poeta y académico de la lengua española ha decidido poner en marcha, auspiciando una fundación que lleva su nombre, la cual acaba de comenzar su andadura con el propósito de apoyar la creación poética y la difusión de la literatura.
Para ello, Brines (Oliva, 1932) ha dispuesto en primer término, con el apoyo de algunos de sus amigos más cercanos, como los poetas Vicente Gallego, Carlos Marzal y Fernando Delgado, así como los editores Abelardo Linares y Manuel Borrás, la creación de dos premios literarios, uno de ámbito internacional en castellano y otro en catalán, de manera que sean un medio para enriquecer el patrimonio cultural de ambas lenguas.
“Es una forma de apoyar la educación de la ciudadanía”, considera el escritor, “pues la poesía ejerce una función pedagógica profunda. Además, me gustaría que se viera que no hay oposición, sino todo lo contrario, entre la poesía en lengua castellana y catalana, como no la hay entre la poesía en lengua catalana y gallega o vasca o asturiana. Las poesías no deben ni pueden estar en lucha entre ellas; eso es una locura. Todo lo que da la poesía es bueno”.
Brines subraya que cuando escriben, los poetas, si actúan con honestidad, al final aparecen ellos mismos al final de sus obras y descubren cómo son cuando se ven en ellas. “Esa es la importancia que yo le doy a la poesía. La poesía es un espejo en el que asoma el rostro del que la escribe, ese ser humano que vive en un momento histórico y en un lugar geográfico; es decir, ese ser humano que vive en una tierra que no es ajena a los alientos filosóficos, políticos, sociales y culturales, y en cuyo entorno el individuo se tiene que acomodar”.
Y es que “la poesía hace falta siempre”, agrega Brines, “en primer lugar el lector de poesía, quien como hombre de espíritu tiene un criterio mucho más amplio gracias a ella, y con ese bagaje actúa en ámbitos públicos como habitante de este mundo, un mundo que no deja de ser un poco falso y de mentira”.
Para Brines, cuando un ser humano escribe poesía desde su verdad no se miente a sí mismo. “El hombre trata de conocerse; lo que ocurre es que cree que se conoce a sí mismo mucho más de lo que se desconoce”, señala.
A sus 87 años, la motivación del escritor, galardonado con algunos de los reconocimientos más importantes de la literatura española, como el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca, el Premio de la Crítica o el Premio Nacional de las Letras Españolas, es que esta fundación ayude a que la poesía pueda llegar al mayor número de ciudadanos. “Quisiera que la poesía llegara a las distintas generaciones, porque cada generación tiene sus particularidades, pero la poesía es intergeneracional, porque tiene puntos comunes a todas las personas, y uno de ellos es la verdad que uno, aún no queriendo, está obligado a decir en la poesía, una verdad ante la que debemos detenernos e incluso pensar si queremos verla”.
Por todo ello, el deseo de Brines es que los dos premios que otorgará su fundación, cuyas bases se darán a conocer próximamente, sean dos galardones respetados en sus respectivos ámbitos lingüísticos. “El propósito es premiar dos buenos libros de poesía y asegurar su difusión tanto en España como en toda Hispanoamérica”, comenta al respecto, y añade que “es una suerte tener la posibilidad de unir, a los intereses españoles, al público hispanoamericano, lo cual amplía nuestro campo de acción y permitirá que el premio llegue a otras latitudes y relacione a los distintos poetas de nuestra lengua común”.
Brines destaca que este apoyo a la poesía es una forma de responder a la importancia que para él ha tenido este género literario en su vida. “La poesía ha sido para mí muy importante, sobre todo he visto que me he retratado y que me he tenido que mirar desde fuera de ella a mí mismo, y he tenido que aceptarme con gusto o a disgusto como soy, aunque ahora pienso que hay que aceptarse para luego intentar hacer algo sólido”.
La Fundación Francisco Brines es, además, un legado cultural que el poeta desea dejar al mundo, en especial a todas aquellas personas que se interesan por la literatura. Para ello, Brines ha dispuesto que su biblioteca, integrada por cerca de 30 mil volúmenes, entre ellos obras de gran importancia bibliográfica —como la primera edición de El Cantar del Mío Cid, primeras ediciones de las obras de Lluis Vives o todas las de Federico García Lorca—, sea catalogada y digitalizada, y pueda estar así disponible a través de la Fundación para su consulta y lectura.
Por último, el deseo de Brines es que la institución que lleva su nombre, cuya sede se ubica en su casa de L’Elca, en la localidad valenciana de Oliva, pueda establecer en coordinación con otras instituciones españolas una programación cultural regular cuyo eje sea el apoyo y la difusión de la literatura.
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