Hay historias que no necesitan palabras para ser contadas, pues ciertos sentimientos eligen su propio medio de expresión. Basta con descifrar un rostro, una mirada, una cicatriz o un ademán para entender ciertas actitudes. Un vistazo al contexto permite completar la narración, confirmar nuestras elucubraciones o sustituirlas por otras más acertadas. Y darnos cuenta de que no hay una única interpretación, ya que la historia toma su forma definitiva en función de los ojos con que la miremos.
Las novelas gráficas son publicaciones con escaso o inexistente texto, pero no por ello menos sugerentes. En Francia he aprendido a apreciar las historias contadas con imágenes, pues aquí tienen un extenso público que va más allá del juvenil. Todas las librerías cuentan con una buena sección de cómics y abundan las tiendas dedicadas a este tipo de publicaciones. Dicho éxito se debe a la afición del público galo y al gran nivel de los autores franceses y belgas, que crean obras de arte cuyo dinamismo facilita la inmersión en la historia. Sin embargo, el libro que hoy recomiendo es de un autor australiano que ganó el premio de Angoulême al mejor libro ilustrado en 2008.
Emigrantes, de Shaun Tan, describe magistralmente las distintas etapas por las que pasa todo desplazado, sirviéndose de poéticas imágenes que evocan realidades universales. Un hombre se ve obligado a dejar a su mujer y a su hija pequeña para buscarse la vida en un país extranjero. A modo de metáfora visual, las razones que le impulsan a partir toman la forma de un amenazante monstruo que ensombrece las calles de su ciudad. En la maleta no falta la foto de la familia rota, ésa que observará con nostalgia durante su nueva etapa, para acompañar su soledad con el recuerdo de cuanto deja atrás. El dolor de la despedida se prolongará durante todo el viaje de ida en un barco que homenajea a los emigrantes que, en su misma situación, fueron a América a principios del siglo XX en busca de una segunda oportunidad.
El autor dibuja un país de acogida muy especial. Para subrayar las diferencias con el lugar de origen, crea una arquitectura monumental, de aspecto retrofuturista. Así, nos encontramos con esculturas colosales, con barcos voladores impulsados por motores a vapor o con lugares de estética industrial, llenos de humeantes chimeneas. En esta nueva sociedad los animales de compañía tienen un importante rol, aliviando la gravedad de la realidad cotidiana: cada personaje cuenta con uno y nuestro protagonista no tarda en encontrar una extraña criatura que hace más llevadera su estancia. Los caracteres de la lengua local son indescifrables y nos hacen comprender la dificultad de la primera prueba a la que se enfrenta el recién llegado, que debe defenderse en un mundo desconocido, cuyas reglas le son ajenas. En este contexto, la ayuda de los habitantes de la nueva ciudad será inestimable, porque allí todo supone una aventura: desde hacer la compra hasta encontrar trabajo. Y quienes le ayudan son personas que, como él, proceden de otros lugares, huyen de difíciles realidades y comparten ingratos recuerdos. Saben por lo que está pasando y no dudan en tender la mano que le permitirá salir a flote. Y gracias a la perseverancia y al universal método de ensayo y error, nuestro protagonista conseguirá salir adelante.
Esta emocionante historia sin palabras me cautivó desde la primera página, pues yo también tuve que abrirme paso en un país ajeno. No solo soy yo el protagonista de esta novela, sino que podía ser cualquiera, así que quería acabar con una pregunta que aparece en la contraportada de la estupenda edición de Barbara Fiore, cuyo gran formato y tapas duras hacen justicia a las bellas imágenes en tonos sepia. La respuesta que le demos depende del bagaje de cada uno, pero el simple hecho de formularla permite ver a los emigrantes de otra manera, dejar a un lado la desconfianza o el desprecio para ponernos en la piel de estos nómadas que saben mejor que nadie el significado de palabras como coraje, superación y lucha:
¿Qué es lo que lleva a tanta gente a dejarlo todo atrás para viajar a un país desconocido, un lugar en el que no tienen familia y amigos, donde nada tiene nombre y el futuro es una incógnita?
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