De Guillermo Busutil se puede decir lo mismo que él afirma de Elena Poniatowska: “Novelista y narradora, no puede estar al margen de la ética”. Y la ética, junto a su enorme talento para mirar y para escribir, hacen que Busutil dedique buena parte de su vida a observar con inusual atención la cultura de nuestro país y a difundirla en sus crónicas periodísticas, también con generosidad inusual.
Una atención y una generosidad que comienzan en esa mirada de Robinson dispuesto a recorrer, insaciable y curioso, el laberinto urbano, dicho con más exactitud, el laberinto humano, en el que en cada recodo surge lo que los humanos hacen: libros, arte, cine, pintura, música, conciencia. Cultura, en definitiva.
No es casualidad, por tanto, que este libro comience con un prólogo de Antonio Muñoz Molina, maestro de Robinsones, y que termine con un Manifiesto a favor de una cultura de tres sílabas, que bien puede representarse en “yo, tú, nosotros”, una cultura “que ayuda a las personas a ser lo que tienen que ser”.
No hay nada más necesario en una sociedad donde muchos de sus miembros viven desperdiciados. Por eso este libro es una apuesta por la esperanza. Muñoz Molina lo indica al iniciar su texto con estas palabras: “Algunos de los mejores libros que existen se han ido haciendo casi por su cuenta”.
Este lo es, libro de libros, libro de poesía, libro de arte, libro de vida. Una vida, la de la cultura que sucede en la España de nuestros días, que Guillermo Busutil ha ido explorando, domingo a domingo en sus artículos de La Opinión de Málaga. Ahora, reunidos en un solo volumen, respiran con pletórica cohesión, e igual que hacen las palabras necesarias al juntarse, configuran una sintaxis propia, un retrato necesario de nuestra historia cultural más reciente, cuya riqueza y pluralidad se puede recorrer en el índice onomástico que completa la publicación.
El libro se divide en siete secciones temáticas. La primera, dedicada a la literatura, comienza con un homenaje a la lectura, como piedra angular y necesaria de este camino, a la que siguen otras devociones de Busutil: la fotografía, el cine, la historia personal y social, el arte, el teatro y la música. Cada parte culmina con una entrevista a destacados narradores de nuestro país (Elvira Lindo, Antonio Muñoz Molina, Cristina Fernández Cubas, Ricardo Menéndez Salmón, Javier Marías), subrayando de este modo el hilo conductor que teje la literatura entre las demás artes.
Las entrevistas pertenecen a la revista Mercurio, desparecida para desgracia de nuestra cultura, y fueron publicadas durante la etapa en que Guillermo Busutil fue su director con el mismo espíritu de generosidad y atención con el que ha ido escribiendo este libro.
La última de ellas está dedicada a Victoria Camps, cuya condición de catedrática de ética nos está haciendo, sin duda, un guiño que refuerza una de las tesis deducibles de este libro: que la cultura y la ética son inseparables.
Es un placer leerlo. Hay pocas plumas en los periódicos que practiquen el arte de la escritura con la pasión y precisión de Guillermo Busutil. Observación y reflexión se concentran en su prosa con un algo de Capote y otro de Gómez de la Serna. Invito al lector a que pruebe a leer la primera frase de todos los artículos. Encontrará una antología de maravillosas greguerías. Por ejemplo: “La lectura es la papiroflexia de la imaginación”. O esta otra: “El estudio de un pintor es un permanente cuadro en construcción”.
También nosotros estamos en construcción permanente. Y libros como éste nos construyen con la cultura de nuestra época.
Guillermo Busutil la ha ido recogiendo de nuestras ciudades, de museos, salas de cine, teatros y, por supuesto, de las librerías. La ha ido recogiendo, como quería Antonio Machado, de lo que pasa en la calle.
En la alquimia de su escritura, se ha transformado en poesía y en memoria. Y nos la entrega.
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Autor: Guillermo Busutil. Título: La cultura, querido Robinson: Crónicas y miradas periodísticas. Editorial: Fórcola. Venta: Amazon y Casa del Libro
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