Conocido por el sobrenombre de «El Solitario», este poeta ejerció también de flamencólogo, crítico taurino y hasta de político. A continuación reproduzco Despecho, de Serafín Estébanez Calderón.
Despecho, de Serafín Estébanez Calderón
Ya que no puedo, por desdicha mía,
llamarte dulce esposa en tierno abrazo,
anudando tu talle con el lazo
que teje amor en su feliz porfía,
quieran los cielos, por oculta vía,
en árbol trasformarme a breve plazo
convirtiendo en corteza mi regazo,
y mi cabello en verde lozanía.
Y múdeme también en yedra amante
que ensortije mi tronco de contino,
confundiendo tus hojas con mi rama:
que así mi amor, por fiel y por constante,
al fin conseguirá contra el destino
templar en ti lo ardiente de su llama.
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