El museo estatal de Auschwitz-Birkenau (Oświęcim, Polonia) engloba dos de los tres campos de concentración de Auschwitz (Auschwitz I y Auschwitz II-Birkenau). No se me sorprendan, que el complejo tenía un tercer centro más 45 campos satélites más… En sus exposiciones permanentes, entre los diferentes horrores de uno de los episodios más oscuros de la historia de la Humanidad, se encuentra expuesto un juego de mesa: El Juden Raus.
El juego fue comercializado en 1936 por la compañía juguetera Günther & Co. de Dresden, con distribución de Rudolf Fabricius de Bad Neusalza-Spremberg. Su título no tenía nada de casual: “¡Raus, raus, Juden raus!” (literalmente, “judíos fuera”) era lo que gritaban los Sturmabteilung (popularmente conocidos como “camisas pardas”) cuando asaltaban los establecimientos comerciales judíos… o irrumpían en sus casas.
Pensado para un juego familiar, al estilo del Monopoly, las reglas del Juden Raus son sencillas: pueden jugar de dos a seis jugadores, cada uno de ellos llevando a un “policía alemán” que debe moverse por el tablero hasta caer (con una tirada exacta) en alguno de los trece negocios de propietarios judíos representados en el tablero. El que lo lograba capturaba un judío, y tenía que llevarlo fuera de los límites de la ciudad. El primero que lograra expulsar a seis judíos ganaba la partida.
La publicidad del juego es quizá lo más relevante del (en absoluto inocente) “Juden Raus”: en la caja se podía leer: “Juego para toda la familia extraordinariamente divertido y muy actual”; “¡Tira bien los dados para apresar muchos judíos!”; “¡Si consigues expulsar a seis judíos, serás el vencedor indiscutible!”; “¡A Palestina!”.
En contra de lo que se pudiera pensar, el juego no estaba financiado por el partido Nazi para adoctrinar a los niños alemanes, ni tenía fines propagandísticos: de hecho, en la revista de las SS Das Schwarze Korps en diciembre de 1938 se criticaba abiertamente el juego, calificándolo de frívolo. Literalmente se decía que “(…) el eslogan político «¡Judíos fuera!» se utiliza aquí como si fuera un superventas para todas las tiendas de juguetes y trivializado en un divertido pasatiempo para niños (…). No estamos gastando tanto tiempo buscando la solución de la cuestión judía para que la aligeren los fabricantes de juguetes con sus intereses de vendedores o para que ayude a divertirse a los niños en un pequeño juego. (…) ¡Judíos fuera! Sí, por supuesto, pero también rápidamente fuera de las cajas de juguetes de nuestros niños, antes de que sean llevados al terrible error de que los problemas políticos se resuelven con un cubilete de dados.”
El infame Juden Raus fue justo lo que parece: un intento torpe, oportunista y de pésimo gusto de aprovecharse del terrible contexto social que se estaba viviendo esos días en Alemania. Dicen que, en mayor o menor medida, los juegos transmiten los valores morales de la sociedad. Este juego tiene que verse como lo que fue: un ejemplo de la “normalidad” con que se veía al pueblo judío como el “enemigo interior” a batir en Alemania.
No puedo menos que pensar en otro juego infame y de mal gusto de los años 80, cuando aún no existía PC: consistía en un soldado israelí disparando contra gente que le lanzaba piedras. Si era alcanzado y moría aparecía un mensaje diciendo “Has muerto por el terrorismo palestino”. Repito: soldado-israelí-disparando-con-su-fusil-contra-gente-que-lanzaba-piedras…
No recuerdo el título. Pero sí la sensación de horror que me dio saber que se estaba haciendo popular en el estado de Israel. Supongo que tan popular como fue en su día el Juden Raus.
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: