Madrileño del cuarenta y tres, el arraigo de Longares en la experiencia de la vida tiene el referente irremediable de la experiencia de la literatura. La vida que se vive, el tiempo de la misma, el paisaje urbano asumido como escenario, y la mirada que en la escritura recrea todo el patrimonio de una fértil imaginación, que no sólo se sustenta en la realidad sino en la transfiguración que artísticamente la ha recreado. Experiencia y experimentación en las primeras aportaciones narrativas de Longares: la trilogía, recientemente reeditada bajo el título de La vida de la letra, donde el autor pone precisamente letra a la vida, da vida a la letra sobre el sustento, tan fascinante y significativo de las novelas eróticas de primeros de siglo, la ópera y la zarzuela, logrando que las tramas galantes y musicales, iluminen realidades y comportamientos sociales y particulares insospechados, algo así como lo más secreto y misterioso de ese otro lado de la realidad que anida en los libretos de la misma. Otros dispositivos vitales que suministran la conciencia y la sensibilidad de Longares orientan otras novelas y relatos que ya son hitos en nuestra literatura contemporánea: de Romanticismo a Nuestra Epopeya, La Ciudad Sentida, Las Cuatro Esquinas o Los Ingenuos.
Las variantes en los procedimientos de un modo de descifrar la realidad, extorsionarla y esclarecerla, dan resultados tan originales como sorprendentes, habitualmente tamizados por la ironía o el humor desternillante. Lo que Longares cuenta se matiza siempre por esa conciencia que destila en la imaginación y reverbera en el tamiz de la escritura. La voluntad de estilo es en él la voluntad de quien sabe que sólo con las palabras necesarias es posible lograr el grado mayor de expresividad y sentido.
La más reciente novela de Longares: El oído absoluto (Galaxia Gutenberg) lleva al límite muchas de sus propuestas y obsesiones, y orienta la fábula hacia la propia literatura. Es ya significativa la misma titulación de sus partes: Épica, Lírica y Dramática, pero no indicativa de unas intenciones metaliterarias. La literatura, en muchos de sus órdenes y,sobre todo, como hecho vital y creador, marca la línea de unas vidas que la administran como vocación y pasión, que se entregan a ella desde variadas situaciones, entre el aliento y el desaliento, la desgracia, el éxito y el fracaso.
Como ya es habitual en Longares hay un Madrid en el sustrato de esos personajes, divertidos, patéticos, decabalados, y unos tiempos que atraviesan décadas cruciales de nuestro siglo veinte y que marcan sus vicisitudes personales y familiares.
Leer a Longares, en estos tiempos que corren dominados por una actualidad tan desnortada como constreñida literariamente por el hartazgo de la misma, tiene un efecto tan placentero como iluminador, siempre entre el patetismo y la algarabía, y por el conducto donde la ficción encuentra el referente metafórico de la palabra de la vida o, más exactamente en su caso, de la vida de la palabra.
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Título: El oído absoluto. Autor: Manuel Longares. Editorial: Galaxia Gutenberg. Edición: Papel y Kindle
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