El jardín Gulbenkian es el protagonista de este libro de poemas que publica la editorial Visor. J.A. González Iglesias recorre a partir de este espacio de la arquitectura contemporánea las líneas de la cultura clásica.
Zenda ofrece a sus lectores 5 poemas de Jardín Gulbenkian, de J.A. González Iglesias.
JARDIM GULBENKIAN
Para César Antonio Molina
Hay una relación fuerte entre el jardín y la liturgia.
Es una forma estructurada de la esperanza.
Presupone la idea de la divinidad,
la teoría de juegos, la sintaxis.
Es una letanía mensurada en el aire.
Pone lo momentáneo en lo eterno.
Nos pertenece a todos, por lo tanto.
Cualquiera que camine entre las especies
vegetales que fueron elegidas por el amor de alguien,
queda signado por la perfección.
Contiene lo mejor del paganismo.
Recupera una dulzura irrecuperable
que de pronto está a nuestro alcance como lo están las frutas.
Preserva la constancia de que el mundo fue bueno.
Aporta un conocimiento envolvente.
Descansa el corazón en su verdura.
Deja fuera el dinero, a tan grande distancia
que ni siquiera hace falta maldecirlo.
No rige aquí ninguna de las cosas que no deberían regir.
Celebro la presencia del agua, en el lago ordenado,
y en los círculos frescos donde se fotografían soldados en
su día libre.
Me siento con aquel a quien amo en el tranquilo
anfiteatro exterior,
cuyas gradas de hormigón traen la memoria de la piedra
hasta erigir una umbría miniatura de Epidauro.
Al entrar he notado lo mismo que la primera vez que vine.
Este espacio prodigioso cercano al estuario
del Tajo y a la amplitud definitiva del Atlántico
fue concebido en un momento único
en el que coexistía la arquitectura de Le Corbusier
con el canto en latín del Veni Creator,
durante unos segundos todo tuvo sentido.
Todo lo anterior y todo lo posterior eran simultáneos.
Me asombra que perdure. Sé que perdurará.
Los veinteañeros lo aprecian desde el presentimiento.
Lo intuyen prescindiendo de datos exhaustivos.
Cumple los ideales de igualdad sin violencia.
Se hicieron sus caminos para el libre albedrío,
su itinerario para conciliar lo abstracto y lo concreto.
Y su tierra esponjada para recuperar el tacto de la arcilla.
Posee esprit de finesse y esprit de géometrie.
A la hora de la siesta, en la ladera
que lleva hasta el nuevo pabellón donde se exhiben
obras de arte que requieren una apología de los
caramelos,
un joven semibárbaro con el torso desnudo
practica malabares entre sus camaradas.
PRIMERA NOCHE DEL VERANO
Para José Mateos
Primera noche del verano. Lleno
un vaso de cristal que bien podría
estar en el museo de arte romano
por rudo, irregular, sólido y bello,
de agua fría. Lo bebo como otros
beben costoso vino, paladar
adentro va dejando por el cuerpo
el rastro vivo de su transparencia
y su frescura. Es uno de los nombres
de Dios y así lo siento. Estoy muy lejos
de muchas cosas ya, cerca de todo.
POENTE
Para Pedro Serra
Também no Poente onde habito
Sophia de Mello Breyner-Andresen
Sobrios también podemos embriagarnos
con este vino que la tarde vierte
en su pequeña copa. ¿No se llama
el cielo así? ¿No está hecho de un finísimo
cristal ligeramente azul, no está
todo para nosotros preparado?
Si no es para nosotros este vino,
¿para quién? El asombro mudo cabe
en unas cuantas sílabas. El bosque
cede ante el puente y más allá la puesta
de sol, igual que el río, se dirige,
con una lentitud que ya he hecho mía
hacia el jardín, hacia el país que casi
veo desde mi ventana, hacia Poniente.
DE TODO LO VISIBLE Y LO INVISIBLE
Para Juan Antonio González Fuentes
De todo lo visible y lo invisible,
¿a cuál de los dos reinos pertenece
este jardín? ¿Será de uno en el otro
como el azur heráldico, que entra
de un campo a otro del emblema y alza
un cometa de plata, otro marino,
cada uno en contrario firmamento?
Este contraste entre el jardín y el mundo
algo quiere decir. Yo sé que algo
habrá de esta serena maravilla
en el futuro. Esa certidumbre
me acompaña según voy recorriendo
el fresco itinerario que algún día
alguien imaginó, y fue primero
dibujo en el papel y luego tierra
removida, semillas, brotes, granos,
esquejes, tallos, tiempo que dejaron
una estación tras otra, que se fuera,
la lentitud que tanto se parece,
y la paciencia, a la eternidad
hasta un día a finales de febrero
en que todo florece. Yo ahora creo
y espero todo. Y niego que seamos
materia nada más, solo energía.
Oh travesía imperecedera.
Estos planos de verde diferente,
el paisaje ofrecido como mano
para la arquitectura y para el hombre,
el viviente sinople, la sorpresa
del lago irregular, el movimiento,
la brisa que se ajusta según pasa
a cada cosa y canta en cada brizna,
reitera todo un himno que hace siglos
fue entonado, escandiendo hacia lo alto
las sílabas del símbolo. Evitemos
todo lo pernicioso. Conozcamos.
Haya luz en los cuerpos, fuego, alguien
que tenga en cuenta nuestros corazones.
LO SENCILLO
Para Amalia Bautista
Lo sencillo está diseminado por el mundo.
A veces no se ve, porque es diáfano.
Su lugar es la rutina tanto como el acontecimiento.
No necesita explicación porque ya está desplegado.
Estaba antes y estará después.
Vuelve verdaderamente inolvidable
el encuentro con otro ser humano.
Convierte las cosas en momentos.
A pesar de lo que pudiera parecer,
lo complicado no prevalecerá.
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Autor: J.A. González Iglesias. Título: Jardín Gulbenkian. Editorial: Visor. Venta: Amazon
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