1. m. Cultivo de la columna periodística.
2. m. Género periodístico correspondiente a la columna.
David Jiménez, durante su breve y ácido reinado, se obsesionó con liquidarlo —«El columnismo español llevaba años viviendo por encima de sus posibilidades […] El testigo había sido recogido por una generación de imitadores» (El Director. Libros del K.O.)—. Lo que no consiguió la mala leche parece que lo acabará destruyendo la desidia de los nuevos lectores, esa falta de interés por todo aquel artículo con no tenga un buen titular de clickbaiting —necesario para destacar en agregadores como Menéame o ser viralizado en Twitter— o que no cuente cómo una famosa instagrammer consiguió vencer a la censura en la red social para enseñarnos el pezón. ¡Si Emilio Romero levantase la cabeza!
Y no es que el columnismo patrio esté en la UCI, ni siquiera constipado. Ya no tenemos Umbrales ni Montalbanes, pero ahí siguen reinando los Raúl del Pozo, Juan Cruz y Pérez-Reverte. Y siguen surgiendo locos maravillosos que apuestan por la columna como Soto Ivars, Nieto Jurado, Bustos o Sainz Borgo. Periodistas que nos ayudan a digerir el cruasán después de empaparlo en su potente prosa cada mañana.
Ya no compramos periódicos ni revistas, nos gastamos los cuartos en el H&M, el Carrefour Express, el Netflix y el Starbucks, pero algunos seguimos leyéndoles. Y lo hacemos convencidos de que este es el último reducto del periodismo con mayúsculas; ajeno al CPM y a los objetivos de ventas, online y offline.
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Los miércoles toca biblioteca con Julieta. Mientras ella se dedica a destripar las estanterías en busca de algo que llame su atención, yo devoro —con sonrisa bobalicona— ejemplares de Tintín y Astérix. Esta vez he hecho una excepción. He sido infiel a Hergé y René Goscinny. Cuando iba a sentarme a darme mi festín semanal, he visto, a lo lejos, en la balda de novedades, una portada —horrible— en la que sobresalía la caricatura de un tipo calvo con bigote que no me podía resultar más familiar. Sin dudarlo, he devuelto La cizaña a su estantería y me he ido a por el libro que estaba reclamando mi atención.
La mirada incorfomista es una recopilación de los artículos de Manuel Vázquez Montalbán. La biblia de cualquier aspirante a “plumilla”, de todo aficionado al columnismo. Con un humor ácido y una gran dosis de crítica, disfrutamos de 40 años del mejor periodismo nacional.
«Yo, que en otoño de 1969 hice entender a los españoles lectores de la revista Triunfo que el Barça era algo más que un club, ni más ni menos que el ejército simbólico desarmado de Cataluña, yo, insisto, este ser clarividente capaz de tramar tan innegables certezas, no podré votar porque estoy en Oriente Próximo siguiendo los pasos de Carvallo y Biscuter». (Tot el camp és un clam)
Internacional, nacional, Cataluña, Barcelona, sociedad, deportes, obituarios y homenajes; nos encontramos artículos de todas las temáticas en el libro editado por Random House. Una recopilación por la que asoman Laura Antonelli, Chavela Vargas, Ernest Hemingway o Richard Nixon; en la que los -ismos tienen su protagonismo: franquismo, pujolismo, cruyffismo…; una radiografía del final del siglo XX con paradas en el 11 de septiembre, el golpe de estado de Pinochet y la España de los atentados y la «cal viva».
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Avui, El País e Interviú publicaron algunos de sus mejores artículos. «Zapatismmo», «La aznaridad», «¿Contra Franco estábamos mejor?», «Los fuguistas», «Sciascia»… 122 textos que nos hacen amar la columna y defender su vigencia.
Ya lo dice Juan Cruz en la portada de este libro: «Era un grande de este oficio». Y lo confirma Almudena Grandes: «Me enseñó que en el columnismo, en la literatura y en la vida, las preguntas son mucho más importantes que las respuestas». Poco más que añadir.
«Tarradellas ha vuelto decidido a que se note. Imbuido como siempre de la representatividad institucional, insistió en sus discursos en dar las gracias al pueblo por haberse mantenido fiel y leal a la reivindicación catalana. Su alocución desde el balcón de la Plaza Sant Jaume usó un ritmo paralelístico basado en la rotunda afirmación: «¡Ya estoy aquí!». Desde ayer, Cataluña está personificada como solo pueden estar los países con rey o con un presidente de la República al estilo De Gaulle». (Tarradellas, Tarradellas, Tarradellas)
Termino el libro y me pregunto: ¿Qué hubiera escrito él de un libro como El director? ¿Qué columnas habría dedicado a Monasterio, Montero, Puigdemont, Messi o Colau? ¡Ay, maestro, cuántos artículos dejaste por escribir!
Lo dicho, menos mal que nos queda Montalbán.
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Autor: Manuel Vázquez Montalbán. Título: La mirada incorfomista. Editorial: Random House. Venta: Amazon, Fnac y Casa del Libro
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