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Bernie Gunther y Philip Kerr, una despedida a lo grande

Bernie Gunther y Philip Kerr, una despedida a lo grande

“Colaborador no es más que otra manera de decir superviviente. En una guerra, seguir vivo es un poco como jugar al tenis: parece mucho más fácil cuando uno no ha tenido que jugar nunca”. El dueño de esta frase es un tal Bernie Gunther, policía en la República de Weimar y en la Alemania nazi, veterano de la I y a II Guerra Mundial, criminal huido de la justicia internacional, detective a sueldo, mercenario, cínico de primera, superviviente. También uno de los mejores y más complejos personajes de la historia de la novela negra como demostró su creador Philip Kerr a lo largo de 14 novelas. La sentencia está sacada de Laberinto griego, la primera de las dos obras póstumas, junto con Metrópolis, publicadas en España por RBA.

Philip Kerr murió en 2018 y dejó un hueco en el corazón de muchos fans de la ficción criminal. Pero el padre de Bernie Gunther nos regaló dos excelentes novelas que cierran la vida de su personaje de la mejor manera. “Los polis no somos buena gente. Dedicamos nuestras mejores cualidades al trabajo, y a la vida solo le tocan las obras. No me tome nunca por un tipo decente. Nadie más lo hace”, asegura Gunther en Laberinto griego, una novela que ya desde el inicio tiene muestra dos de las mejores características de la serie. A saber: el gusto por diálogos chandlerianos llenos de ritmo y sarcasmo y una capacidad exquisita para insertar una trama criminal en el contexto del mayor crimen de la historia de la humanidad.

Ahora Gunther trabaja para una aseguradora y viaja a Grecia, donde los nazis también dejaron su huella de muerte y destrucción, para meterse en una trama compleja que nos lleva a lo segundo que mejor sabían hacer los de la esvástica: robar. Hay un policía griego, Leventis, que sirve de contrapunto moral porque todavía cree en lo que hace. Hay, también, una mujer fatal, porque Gunther siempre tendrá alguna y no se puede pedir a un personaje así que suscriba los principios del feminismo del siglo XXI. Hay personajes tópicos, malos de película, espías y todo está ensamblado con el buen oficio del gran Kerr.

En un momento de Laberinto griego Gunther se acuerda de sus tiempos en la policía alemana, en la etapa en la que trabajaba como detective de homicidios en Berlín. Y allí nos lleva en Metrópolis, al inicio de todo, al escenario de la Trilogía berlinesa, a Violetas de marzo, Pálido criminal y Réquiem alemán (por cierto, editadas todas en un solo volumen en RBA). La mejor manera de terminar. Fue una sorpresa saber que llegaría este libro y me lo he guardado mucho tiempo porque sabría que no había más. Estaba ante el final de uno de mis personajes preferidos. Para un lector no asiduo es una novela negra excepcional. Para los habituales es, además, uno de los capítulos que nos faltaba en la biografía de Gunther, el inicio de la cuesta abajo vital que hunde sus raíces en las trincheras de la I Guerra Mundial. La trama criminal se sitúa en el corazón de ese Berlín voluptuoso, cuna mundial del vicio, la depravación, el arte  y el cine y donde los nazis se empiezan a hacer oír. En esta novela hay un asesino de prostitutas que les corta la cabellera y otro que mata a lisiados de la Gran Guerra, y Gunther lucha mano a mano con Bernhard Weiss, un histórico dirigente policial, un judío que pudo huir a tiempo unos días antes de que Hitler llegara al poder en 1933 y uno de los mejores personajes reales de los muchos que pueblan las novelas de Kerr. Pero también luchan contra la indiferencia de quienes creen dentro y fuera de la policía que mientras mate “escoria”, el asesino puede seguir haciendo su trabajo. Cuando nuestro Bernie Gunther deja que un mafioso torture a un testigo para ayudar en la investigación y se pregunta si el fin justifica los medios antes de calificarse como “policía honrado”, el lector se da cuenta de dónde estaba el baremo moral en la Alemania de la época, retratada de manera impecable e implacable por Kerr.

El final de Laberinto griego me hace pensar que Kerr estaba abriendo nuevos caminos a su criatura, que teníamos Gunther para rato. La vida no lo quiso así. Metrópolis es, al menos, la despedida profunda y brillante que esperábamos. ¿Es Gunther un personaje moralmente irreprochable, o “moralmente incólume” como dice la presentación de la edición en español? Pues no. Si lo fuera, posiblemente no habría llegado a la tercera novela y, con toda seguridad, no tendría el hueco que tiene en nuestro corazón. “Seguir adelante, es lo importa”, dice Gunther, escribe Kerr, en el penúltimo párrafo de su última aventura. Qué pena que ellos no hayan podido. Nos quedan 14 libros como recuerdo. Gracias.

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Autor: Philip Kerr. Título: Laberinto griego. Editorial: RBA. Venta: Amazon, Fnac y Casa del Libro

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