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A subasta el archivo privado de Pablo Neruda

A subasta el archivo privado de Pablo Neruda

La mayor colección privada del poeta chileno Pablo Neruda, en manos del bodeguero riojano Santiago Vivanco, que incluye 603 piezas, entre documentos, manuscritos, libros dedicados y fotografías, saldrá a subasta en Barcelona en lote único el próximo 19 de marzo con un precio de 650.000 euros.

En la presentación en Barcelona de la colección, Santiago Vivanco ha explicado este jueves que la misma «es fruto de una apasionada y sistemática búsqueda, especialmente en Europa y América, del legado y el archivo personal de Pablo Neruda, durante veinticinco años».

Vivanco ha justificado la decisión de vender la colección porque cree que «ha terminado un ciclo y otro coleccionista debe tomar el relevo con nuevas energías» y ha revelado que se ha reservado algunas piezas para su colección privada: «Algún libro, dedicatorias que eran tan importantes, y algún documento como un pasaporte».

Aunque inicialmente pensó en una donación a alguna institución pública como la Biblioteca Nacional de España, con la que mantiene una buena relación, Vivanco decidió ponerla en venta «por el esfuerzo sentimental y económico» realizado estos años y porque el dinero permitirá hacer crecer sus colecciones, como la dedicada a Jorge Luis Borges, «todavía no tan importante como la de Neruda».

El deseo de Vivanco es que «el fondo no se disperse y que sea accesible a los investigadores».

En los fondos que se subastarán en La Suite figuran 23 poemas y 164 documentos (manuscritos y mecanografiados); 91 primeras ediciones y 48 ediciones posteriores con dedicatoria y/o autógrafo; 100 fotografías, 89 cartas, 12 postales, y 5 libros de otros autores con dedicatoria a Neruda.

También hay 3 libros de artista; 2 manuscritos de otros autores; 14 folletos y 42 vinilos, fondos en los que afloran vivencias familiares, amorosas, literarias, diplomáticas y vitales del autor de «Veinte poemas de amor y una canción desesperada».

A través de dedicatorias o correspondencias se entrecruzan nombres como Salvador Allende, las esposas del Nobel chileno y Miguel Hernández, Violeta Parra, Margarita Xirgu, Picasso, los Premios Nobel Miguel Ángel Asturias, Gabriel García Márquez y Vicente Aleixandre, e incluso los trazos de Joan Miró o Diego Rivera.

Vivanco ha confesado que ha mantenido un vínculo muy estrecho, fluido y respetuoso con la Fundación Pablo Neruda, a la que regaló «varios libros con los exlibris de la biblioteca personal de Neruda».

En el fondo figuran «joyas» como la primera edición de «La canción de la fiesta», el poema ganador del concurso de poesía Juegos Florales (1921); las primeras ediciones de «Crepusculario» y de «Caballo verde para la poesía»; la edición de «Los versos del capitán» (1952), una rareza de la que solo se editaron 44 ejemplares con autor anónimo, así como un documento escrito en 1963 en Isla Negra, en el que Neruda reconoce la autoría de dicha obra.

Hay también un ejemplar único de «Veinte poemas de amor y una canción desesperada» que el chileno dedica a su amigo García Márquez en 1971.

No falta una rara avis singular, la primera edición de «Canto general» (1950), con autógrafos de Pablo Neruda y de dos comunistas enfrentados, Siqueiros y Diego Rivera, el ejemplar 131 de una tirada limitada, numerada y firmada de 500 ejemplares.

«Para mi querido Salvador Allende, con la amistad incondicional y a toda prueba de este humilde poeta de Temuco, que le canta a la Patria, con toda su alma de chileno. Un abrazo de Pablo Neruda, 1969» es una histórica dedicatoria, como todas, siempre en tinta verde.

Emotiva es también la carta que recibió el propio Neruda del también poeta Miguel Hernández en 1938, en la que el de Orihuela escribe: «Iremos Vicente, Antonillo y yo a tu tierra triste y hermosa. Tenemos que ir, y descansaremos de esta lucha, y respiraremos el aire que nos hace falta», en referencia a Vicente Aleixandre y Antonio Aparicio. Hernández no llegó nunca a viajar a Chile.

Curiosamente, uno de los libros que más persiguió era «Residencia en la tierra», que Vivanco buscó por todo el mundo y por casualidad encontró en Logroño en manos de una estudiante procedente de Chile: la biznieta de Olga, uno de los amores del entonces joven poeta.

Ni la galería La Suite ni el propio coleccionista han mantenido contacto con ninguna institución que se haya interesado en comprarlo, y en este caso el Gobierno español no puede ejercer el derecho de tanteo por tratarse de bienes de libre circulación.

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