La poeta Ana Merino se ha estrenado en la novela ganando el Premio Nadal. Impresiona y, al mismo tiempo, tiene sentido. Porque de la poesía y del cómic (una disciplina en la que es experta) salen unas viñetas bien narradas, unas escenas construidas con una melancolía poética y plástica, que conforman a retazos esta novela.
¿Cómo escribir ahora que nadie lee? Escribir corto, rápido y bonito. El mapa de los afectos son escenas, pinceladas, durante veinte años de un lugar cualquiera. Es un pueblo del medio oeste americano, un pueblo marcado por la nieve y las tormentas, por esa naturaleza de la que no nos libra la tecnología, pero podría ser cualquier otro lugar en el que exista una comunidad y gente buena que puede no ser recompensada.
Dice la autora en sus entrevistas que ha querido contar la bondad. Se lee su libro y parece estar retratando a los personajes solitarios que pueblan los cuadros de Edward Hopper. Cargados de tristeza y soledad, los habitantes del pueblo se enfrentan a su destino con distinta suerte; con una suerte, de hecho, que, como la nuestra, es indiferente a nuestro esfuerzo.
Los capítulos cortos, el retrato en español, como si fuera doblado, de un pueblo norteamericano, hace que el libro se lea casi como una serie, esperando que vuelva Valeria, la maestra, que le vaya bien, que encuentre paz. Esperando que, como dice la autora, la literatura nos ayude a reflexionar.
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Autora: Ana Merino. Título: El mapa de los afectos. Editorial: Destino. Venta: Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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