Ya van muchos días y quizá la revolución ya haya empezado en casa, porque si para los adultos el confinamiento puede ser relativizado, para los más pequeños puede que se esté convirtiendo en una especie de recreo eterno ante el que hay poner cierta cordura con libros como Estoy muy enfadado.
Y precisamente este libro publicado por Beascoa para niños a partir de cuatro años se puede considerar esa suerte de mango ardiendo al que agarrarse para gestionar cualquier frustración que, durante la cuarentena por el coronavirus, pueda aparecer. Lo es porque la psicóloga y terapeuta infantil Begoña Ibarrola, junto a la ilustradora Blanca Millán, han ideado seis cuentos protagonizados por niños y niñas muy enfadados.
Lo están porque no han logrado cumplir su sueño, ilusión o expectativa y, al no saber gestionarlo, se convierten en pequeños dragones que sueltan lágrimas de fuego. Pero «¿sabes qué?», nos cuestiona Ibarrola, «podemos dejar de estar enfadados, pero solo si queremos» y solo así se podrá echar fuera el enfado .
Otra enseñanza, que seguro que muchos padres y madres tienen que remarcar durante estos días de puzzles, juegos de mesa o videojuegos, es la de que la suerte hay que buscarla y solo se consigue lo que se quiere con paciencia y habilidad, habilidades que llaman a la fortuna pero que requieren mucho tiempo y dedicación, algo que nos cuentan Gabriel y Adrián, los pequeños autores de Papá, quiero tener suerte (B de Block), la segunda parte de Mamá, hay un monstruo en mi cabeza, un libro donde los autores van un paso más allá y profundizan en las frustraciones, los pensamientos negativos y los sentimientos que surgen en la etapa infantil.
Pero si hay algo importante de verdad para los niños y niñas, eso son los amigos. Compañeros de juegos a los que no pueden ver durante estos días, pero a los que seguro que echan mucho de menos. Por eso la recomendación de este libro —Amigas— que, aunque está protagonizado por Ana, Carla, Indira y Alicia, bien pueden leerlo también los chicos de la casa. Se trata de un premiado álbum ilustrado realizado por Lauren Ace y Jenny Lovlie (Maeva Young) en el que relatan cómo sus protagonistas juegan, aprenden y crecen juntas, y cómo con el paso del tiempo su amistad se fortalece como el árbol que eligen para encontrarse.
¿Y qué pasa con la pérdida de modales durante estos días? ¿Se les ha olvidado ya el «por favor» y el «gracias»? Si estamos a punto de que la rebeldía se apodere de los más pequeños de la casa (a partir de 3 años) no duden en leerle ¡Qué maleducado! (Editorial Bruño) —de los autores Claren Helen Welsh y Olivier Tallec— para ver cómo Noa reprende a su amigo Cucucuá cada vez que éste entra en casa sin saludar o exige, en vez de pedir por favor, una taza de cacao.
Recomendado para niños de 5 a 99 años, otra opción es Si yo tuviera una púa, de Eva Clemente y Teresa Arias y publicado por la editorial Emonautas. Una historia protagonizada por Pepincho Repúa que quiere encontrar amigos para jugar. Pero, ¿cuánto está dispuesto a pagar para intentar conseguirlos? Pues esta es la pregunta con la que estas autoras quieren poner de manifiesto la importancia de la autoestima y lo importante que es aprender a cuidarse y decir que no de vez en cuando. Otra buena enseñanza para estos días en los que la laxitud de las normas es mayor ante la falta de libertad de nuestros hijos e hijas.
Y para ayudarnos, nada más y nada menos, que a ser felices está Colette, la protagonista de La búsqueda de Colette (La Casita Roja), nominado a los Premios Hans Christian Andersen 2020 y obra de Isabelle Arsenault.
Un delicioso libro donde con delicadeza y sensibilidad, y a través de una divertida historia, se aborda el poder de la imaginación, esa que nos permite jugar y nos ayuda así a conocernos, relacionarnos y sentirnos acompañados.
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