Juan José Rodinás es un poeta nacido en Ambato, Ecuador, en 1979. Ha publicado Los rastros (2006), Viaje de la mansedumbre (2009), Barrido de campo (2010), Cromosoma (2011), Los páramos inversos (2014), Cuaderno de Yorkshire (Premio Internacional de Poesía Margarita Hierro, Pre-Textos, 2018 y Premio Jorge Carrera Andrade), y Yaraví para cantar bajo los cielos del norte (Biografía no autorizada de un Banksy sudamericano) (Premio Casa de las Américas, 2019).
ANTIBALADA DE UN HOMBRE QUE MIRA AL RIVER AIRE
En mi país, las mujeres de helio se elevan por el cielo.
En ocasiones se llaman Dinah o muchacha que extrae
pastillas de los árboles que le crecen en el carrusel del pecho
y los obsequia a la gente que no sabe soñar en globos amarillos.
En mi país, el universo cabe en la mano de un mendigo
que explica su pobreza con la casa que no hay en su mano.
Un carnaval de partículas se mueve sobre su palma.
La gente cruza la calle y deja unas monedas en un cesto.
Aquí, el río Aire no crece para que alguien lo mire
sino porque el tiempo persigue sus detalles en mandalas de nieve,
un dictado de pétalos de agua suspendidos del tiempo.
Aquí, es necesario el orden, la simetría, el equilibrio.
Todavía no dibuja el invierno, pero pueden mirarse varias huellas,
en futuros antiguos, sobre la piel del agua.
Son 8 de la noche y miro las estrellas de incógnita
en un país de amaneceres negros y casas victorianas.
Un pozo y la luz sobre una cancha donde juegan fútbol.
El mastodonte del movimiento eterno
es una ambulancia que se lleva a un inglés a mejor vida.
Al menos así parece ahora que lo sacan del hospital
con un amor secreto y silencioso.
Esto no es un espectáculo. Si te quedara algo de humano dirías:
esa luz del gorrión que come un tiesto de semillas.
¿Cuántas cosas horribles suceden sin que el gorrión se entere?
(Imitaciones de realidad- diría el naturalista ebrio).
Tampoco tú te enteras. Aunque aprecias el milagro de la física.
El otoño en Yorkshire dispone la mente en un papel periódico.
I don’t know how to say this- le digo al vendedor,
señalando un paquete de espinacas.
El Río Aire está a dos cuadras.
Yo camino hacia el puente donde los niños tiran
pequeñas latas hacia la carretera.
¿EN QUÉ CONSISTE SER UN DON NADIE LIGERAMENTE MÍSTICO?
(¿BANKSY TAMBIÉN INSPECCIONA LAS FLORES?)
1
Pinto. Los limoneros negros serán rojos en la nieve, será octubre en la isla.
Es inevitable que esté yo lejos de mi lógica.
Siempre registré mis manos como objetos desconocidos.
Arrojé dados y los dados caían sobre el espacio oscuro.
Relámpagos, liebres rojas corriendo en las paredes.
O registré quizás los objetos desconocidos
como antiguos parientes que vuelvo a ver de lejos.
Hoy, empiezo a imitar mis gestos.
Hoy, octubre de algún año, en la isla sin alguien,
ya me llevo una vida (y algo más) de distancia.
Un mundo, en su capullo, mi cuerpo está muy lejos de mi cuerpo.
Un mundo, me aproximo a los pequeños desiertos de las cosas a escala.
Pinto. Yo pinto. Soy todos mis juguetes perdidos.
Soy la mano de Turner en el ojo de Banksy.
00:55: estoy mejor: se ha acabado mi tiempo.
La vida son las manos que he usado para sentir la vida, para sentir mi vida.
En realidad, todos los días camino hacia una puerta abstracta.
En realidad, todos los días soy cuatro esquinas ligeramente imaginarias.
Dibujo mis estrellas. Me contengo a mí mismo: soy irregular (sólo existo por eso).
3
No me dejes solo: medítame
pero
estoy
solo
pero
estoy
entre las tazas por lavar.
Hallo
límites para esta figura.
Soy un vaso despedazado.
Soy un vaso desproporcionado.
Mi desesperación
es
de figuras firmes.
4
Aquí las formas buscan sus objetos.
Alguien diría que son anémonas fluyendo por el agua,
el mar da su contorno a las cosas que crecen
(lo que fue concéntrico se expande).
Sal, anémonas negras se alejan hacia el mar:
en ellas, hacia la vieja luz, se van mis ojos.
Ánforas sin escondite: aquí las cosas crecen.
Uso las manos para pintar.
Uso las piernas para caminar por un patio desconocido.
La estrella es luz que no se alcanza:
un cuerpo extraño en el vacío.
5
No quiero beber agua
-este lenguaje me destruye-
la
primavera:
el
gato
vigilante
tras
el
ojo del sueño.
¿Dónde estoy?
Fíjate donde
están
tus piernas.
Tú estás
en
la
mitad
de
todas partes,
en la mitad
de todos
tus fragmentos.
6
Estás del otro lado. Estás sobre tus muertos.
“Una niña en Vietnam de la mano del ratón Mickey y del logo de MacDonalds.”
Destruyes lo que te sostiene y destruyes lo que no te sostiene.
“Un guardia británico que orina contra un muro”
Entre tu mente y el desierto, allí desapareces.
“Un trabajador municipal borra el arte rupestre.”
Ya desaparecido, eres la habitación derramada en tus muros.
“Una niña con un carrito de supermercado se arroja hacia el vacío”.
Yo no he movido nada.
¿Quién trajo, entonces, a los muros de Bristol
esa quena de la mentalidad, ese poncho del espíritu?
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