Abrazados al mundo

Si la vida, siempre álgida, estuvo impregnada de belleza, la muerte y sus prolegómenos no deben ser una excepción. Solo así, sin turbiedad y lamento, se alcanzará la añorada eternidad; ese estadio de divina incorporeidad que endulzará la nostalgia del otro. Así, sin fatigas corrompidas por el terror y la ruina, alargaremos el recuerdo en el ser amado y nos pronunciaremos ante él embebidos por el viento, deshechos en esa armonía que tan bien describió Percy Bysshe Shelley en su obra Adonais, al referirse a la muerte de John Keats:

Se ha unido a la Naturaleza: se escucha
Su voz en toda su música, desde el lamento
Del trueno, hasta el canto del dulce pájaro nocturno.

Para alzarnos como parte de esa anatomía celestial que vertebra la naturaleza, debemos asumir que la muerte forma parte de una larga despedida. Aproximarnos a ella con sigilo; asumir que, en ocasiones, la enfermedad es irreversible; reclamar el valor supremo de la vida y, cuando es posible, morir abonando las esquinas del recuerdo para que este florezca sin prisa y al cobijo de los demás. Solo así la tristeza dará paso al resplandor.

Amaneceres, instantes de serenidad y duda, la comprensión de la mortalidad como un tránsito no exento de anhelos y confesiones. Así afrontó Sócrates su final, y así lo hacen los dos protagonistas de una historia ensamblada con infinitud. En Los viajeros del continente (Galaxia Gutenberg, 2023), Eva Díaz Pérez explica con pulcritud y belleza cómo un ser humano puede caminar desde el dolor hacia el descanso, desde la resignación hacia el deseo furioso de reconstruir sus paisajes vitales. Hugh de Galard, escritor de viajes y amante de la Historia, recorrerá Europa por última vez acompañado de su esposa Violet. Será una travesía tamizada de luz y deseo, de miradas que alargarán las miniaturas de ese paisaje que fue y sigue siendo epicentro, de fulgores que convertirán la oscuridad en un espejismo. Será un viaje de no retorno en el que sus protagonistas afrontarán lo inevitable con delicada gratitud, ajenos al destino final por ser este irrelevante, unidos con liviandad ante el grotesco temblor que avanza desde el futuro.

La gratitud y la necesidad de compartir las profundidades del recuerdo con quien no desea la muerte del otro, y sin embargo la acepta, son gestos cargados de poesía. Y esta es una novela poética. Eva Díaz Pérez nos convence, una vez más, de que el lenguaje es curativo, de que la literatura, más allá de sus muchas bifurcaciones, puede conducirnos a un estadio de plenitud y de que los lazos que unen el recuerdo y la eternidad son de todo menos frágiles. Con un estilo sólido, armado frente a los desafíos de una historia inexorable, la autora sevillana ejecuta un ejercicio narrativo rotundo, con espacios y personajes magistralmente proyectados y una dosis de pasión que magnifica la dignidad de quien ha vivido casado con el mundo y ahora muere abrazado a él.

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Autora: Eva Díaz Pérez. Título: Los viajeros del continente. Editorial: Galaxia Gutenberg. Venta: Todos tus libros.