Géraldine Schwarz, de padre alemán y madre francesa, ambos hijos de la posguerra, teje en su libro lo personal y lo colectivo, su familia y Europa, en una investigación sobre el pasado y la responsabilidad de sus propios abuelos: unos, en la barbarie nazi; otros, en el colaboracionismo francés.
Es un peligro la amnesia, pero también esa pereza con la que creemos saberlo todo de la II Guerra Mundial (o de nuestra Guerra Civil y de tantas otras cosas). De vez en cuando, hay que pararse, escuchar (o leer) y aprender. Por ejemplo, yo no sabía que Hitler había ido testando sus barbaridades, testando el aguante de sus súbditos. Le pararon alguna aberración, muy pocas. Vamos, se lo aguantaron casi todo. Tampoco sabía que los aliados fijaron cuatro grados de responsabilidad en los crímenes nazis: incriminados mayores, incriminados, incriminados menores y los mitläufer, aquellos que fueron cómplices por omisión. Como el abuelo de la autora. Que sabía (o podría y debería haber sabido) la inhumanidad que le rodeaba, que se aprovechó económicamente del antisemitismo, que floreció gracias a Hitler y que no, nunca se arrepintió.
Porque la otra cosa que se descubre en este libro es que todo el horror que ahora mismo nos despierta el Holocausto no se sintió, ni en Europa ni en Estados Unidos, hasta la emisión en 1978 (¡más de treinta años después!) de una serie de televisión con ese nombre terrible: Holocausto. A veces el medio es el mensaje: la televisión llevó la empatía y el reconocimiento a millones de hogares.
Y entonces, por fin, llegaron la memoria y la responsabilidad, y se reforzó una Europa unida y democrática que parecía irreversible hasta que… hasta que quien no había completado el ejercicio dejó volver a los monstruos: el totalitarismo y el populismo, la insolidaridad, la miseria y el grito.
Sin dejar en ningún momento lo personal, la autora nos conduce con maestría a una conclusión europeísta que es también una advertencia: ojo, que los europeos ya hemos vivido esto; no caigamos en el conformismo; que no nos tiente el oportunismo.
La nieta de un gendarme francés y de dos abuelos simpatizantes de Hitler escribe un libro que nos apela a todos: no hay excusas ni término medio; o con la democracia y la empatía, o con el totalitarismo y la crueldad.
Ya lo decía Aristóteles: “Gracias a la memoria se da en los hombres lo que se llama experiencia”. Que se note.
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Autor: Géraldine Schwarz. Título: Los amnésicos. Editorial: Tusquets. Venta: Amazon, Fnac y Casa del Libro
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