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Adicto, ¿por qué?

Adicto, ¿por qué?

Compara Daniel Schreiber su última copa con el fin del amor.

“El principio de un gran amor —y, como le ocurre a casi todos los alcohólicos, beber fue para mí un gran amor, un amor inmenso— se recuerda siempre más nítidamente que el final por la sencilla razón de que es mucho más hermoso. El final de las relaciones importantes siempre se prolonga demasiado. Luchamos tanto y durante tanto tiempo por salvarlas que en algún momento ya no sabemos cuándo esa historia de amor se convirtió en contienda”. 

"A estas alturas, ya sabemos que no hay vida sin dolor, sin fracasos, separaciones, duelos. ¿Entonces, por qué soy adicto?"

Insiste mucho en que él no lucha contra el alcohol, sino contra la dependencia. Contra esa enfermedad humana que parte del miedo (el miedo a no ser uno mismo, el miedo a serlo). La adicción es, muchas veces, un freno. ¿Por qué? ¿A qué tengo miedo? ¿A triunfar o a sufrir? A estas alturas, ya sabemos que no hay vida sin dolor, sin fracasos, separaciones, duelos. ¿Entonces, por qué soy adicto? Ese es el ejercicio personal en el que se embarca este escritor y periodista alemán. Se enfrenta a sus excusas y se enfrenta, sobre todo, a la sociedad.

Porque hemos leído ya otras historias extraordinarias de desintoxicación (lúcida, brillante y empática, siempre, Mary Karr, por ejemplo), pero Schreiber quiere poner el foco en algo distinto: la tolerancia con el alcohol. Esa insistencia en todo tipo de foros y contextos, el “venga, no seas rollo, tómate una copa…”. Beber es una forma de integrarse en el mundo, desde la adolescencia a la vejez, entre amigos, entre colegas, con jefes… Resistirse a esa copa genera distancia e incomprensión y, a la vez, entrar en Alcohólicos Anónimos provoca cierto desprecio intelectual. “¿Autoayuda, los doce pasos, en serio?”.

En realidad, da igual la fórmula. Lo que dice Shcreiber es que…

… “los momentos de lucidez son raras casualidades. No debemos dejarlos pasar, porque pueden salvarnos la vida. Son raros episodios de alienación entre nuestra neurobiología y nuestra psique, y nos permiten examinar de forma honesta nuestro yo dependiente”.

Entender ese yo, aceptarlo, integrarlo en lo que somos, y seguir hacia adelante, eligiendo el camino. Porque podemos elegir, y de hecho elegimos siempre.

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Autor: Daniel Schreiber. Título: La última copa. Traducción: José Aníbal Campos. Editorial: Libros del Asteroide. Venta: Todostuslibros y Amazon

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