Pasamos agosto en Vejer de la Frontera. El pueblo es de una belleza natural apabullante que mejora, una legislatura tras otra, gracias al cuidado exquisito del ayuntamiento, que puede cambiar de color político pero que mantiene intacto el mismo espíritu: blanco sobre blanco en toda su hermosa arquitectura e impulso de la cultura gastronómica, literaria y musical.
Vejer es ya un feliz destino para nosotros, un lugar en el mundo en el que pasar las horas entre lectura y escritura, con nuevos y eternos amigos con los que reír y brindar con olorosos que quedan en la memoria gustativa; paseos por las calles empinadas en las que se descubren interesantes posibilidades para el ojo cinematográfico; disfrutar del flamenco y del jazz y sentir el tiempo lento que marcan las campanas de la iglesia. Mientras tanto, en la duermevela de la tarde, los ojos se funden con el vaivén cadencioso de una cortina empujada suavemente por el viento.
El ocaso es una nueva fiesta que se vive en compañía en la playa de Zahora, frente a un Atlántico frío, sin más aditivos que el –a pesar de la derrota infligida por Nelson a Gravina– elegantemente orgulloso Faro de Trafalgar.
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La editorial Grijalbo me envía el libro La dieta de la longevidad, escrito por un bioquímico italiano llamado Valter Longo. El señor Longo tenía que escribir este libro porque lleva la longevidad en su apellido.
Me apetece meterme en esta lectura; además lleva un subtítulo que no sé aún si me gustaría cumplir pero que me llama poderosamente la atención y de lo que se habla últimamente mucho: “Comer bien para vivir sano hasta los 110 años”. Todo un reto. Y como los beneficios del autor se destinarán a la investigación, prometo leerlo con detenimiento y cumplir sus consejos y recetas, así que nos vemos dentro de cincuenta años.
“Ganarse la vida es perderla”, Henry Miller
17 de agostoLas Ramblas. Barcelona o Cuídate de los Idus de marzo
El 15 de marzo del año 44 a de C., matan a Julio César. La conjura para perpetrar el asesinato se conocía con antelación, e incluso, según Plutarco, César estaba advertido:
Lo más extraordinario es que un invidente le había advertido del peligro que le amenazaba en los idus de marzo, y ese día cuando iba al Senado llamó al invidente y le dijo, riendo: “Los idus de marzo ya han llegado y sigo vivo”: El ciego le contestó compasivamente: “Sí, pero aún no han acabado”.
Más aún: en la madrugada de aquel 15 de marzo, su esposa Calpurnia trató de impedir que su marido saliera de casa diciéndole que esa noche había tenido sueños premonitorios. A pesar de todo, Julio César, el imperator, asistió puntualmente al Senado de Roma, a la reunión que había convocado para tratar sobre las guerras párticas, un asunto de gran importancia.
Lunes, 21Curriculum vitae.- En los años 60 tuve una postura crítica con la generación de mis mayores, eso que Hegel llamó “el pensamiento negativo”. Fui contracultural; me mantuve un tiempo como un angry young man; el rock de los 60 hizo que vibrara con los Teddy boys; coqueteé con los Mods impulsado por la estética beatniks y los scooters. Vi teatro del absurdo y escuché con fruición a Janis Joplin, Dylan, Carol King, los Creedence, Marley, en 1969 asistí en espíritu a los festivales de Woodstock y la Isla de Wight… Fui leal compañero de los Beatles y buen corredor de fondo en las manis de la Transición. Siento que aún queda algo en mí de aquella actitud de joven airado. Dice P. que me estoy convirtiendo en un cascarrabias.
Jueves, 31Ya lo dijo Caballero Bonald: “La utopía es una esperanza largamente aplazada”.
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