Foto: Ana Hop
El escritor chileno Alejandro Zambra fue padre hace cinco años y por eso ha escrito Literatura infantil, una novela en la que escribe «lo que estaba pasando» en el primer año de vida de Silvestre, una historia en la que vuelve a defender la ficción ante la «tendencia que hay de castigarla».
Así lo manifiesta Zambra (Chile, 1975) a EFE en una entrevista con motivo de su visita a España, donde ha participado en la charla «Cómo olvidar, cómo escribir» organizada por CaixaForum Madrid y donde ha firmando su nueva novela (Anagrama) en la Feria del Libro.
«Sé que mis novelas están cerca de lo que hoy se llama no ficción, claro, pero a mí me interesa defender la ficción porque siento que hay una tendencia a quitarla, a equipararla con la mentira, y eso me parece peligroso, porque si empiezas así luego vas a castigar también los sueños, los deseos, vas a castigar la imaginación», lamenta Zambra.
Por eso el autor de Bonsái puntualiza que Literatura Infantil es una ficción en la que escribe, con prosa y versos, lo que le sucedió al convertirse en padre de Silvestre en un momento en el que se vive una «dificultad generalizada de la expresión del sentimiento».
«Siempre he escrito sobre lo que lo que está sucediendo desde los 5 años, así que escribir este libro era una decisión. Escribir es una forma de estar en el mundo, vas registrando para entender, para quitarle incluso responsabilidad a los demás», matiza.
Así que el lector encontrará en estas páginas una trama con el estilo ya reconocible de Zambra, donde aparece la figura del narrador poco fiable, porque la duda de si es él el protagonista o no siempre está en el aire.
Consciente de que hay poca literatura sobre la paternidad contada por un hombre, Zambra explica que uno de los problemas que hay es que hemos leído a los «clásicos» como «historias de hombres, y no como historias representativas de lo humano».
Por eso, este relato está lleno, sin ambages, de ternura, humor, y rabia mezclada con agradecimiento, sobre todo en las páginas donde el protagonista deja de ser padre para centrarse en su papel de hijo.
Según reconoce, cuando su hijo nació suspendió lo que estaba haciendo en ese momento, que era escribir la novela Poeta chileno y lo hizo porque no quería que hubiera «ninguna rivalidad entre la literatura y la crianza, entre la literatura y la paternidad».
Por eso esta obra se trata de una «carta de amor» hacia su hijo, hacia su yo como hijo y hacia su padre.
Cuando en 2006 se publicó Bonsái, la novela con la que el chileno se dio a conocer en España, en algunas librerías lo situaron en la sección de botánica, por eso bromea con que su nueva novela Literatura infantil no se coloque en la parte de infantil porque lo suyo es «una transgresión de la ficción».
Eso sí, hay algo que queda claro en este libro: «Ahora sé que me interpondría entre la bala y mi hijo, pero nadie leerá aquí por qué tomé la decisión de ser padre».
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