La cantidad de anuncios de cursos universitarios y de cursos por correspondencia para adultos que hacen su aparición diaria en mi buzón ha acabado por convencerme de que debo figurar en alguna lista especial de atrasados mentales. No es que me queje; hay algo en una lista de cursillos de perfeccionamiento que provoca mi curiosidad con una fascinación que hasta ahora sólo me había producido un catálogo de accesorios para luna de miel llegado por equivocación a mis manos desde Hong Kong.
‘Cómo acabar de una vez por todas con la cultura’, de Woody Allen
Al Woody Allen de los años 60 los cursos de perfeccionamiento le acosaban por correspondencia. El negocio basado en convencer a los demás de que son tontos y necesitan reciclarse inmediatamente ya era incipiente entonces. Lo que quizá no sabía el cineasta cuando escribió sus artículos para The New Yorker, recopilados en España por Tusquets en 1974, es que aquello sólo era el principio.
Ahora apenas hay folletos en el buzón, pero el acoso a través del correo electrónico o las redes sociales es constante. La velocidad de los avances tecnológicos ayuda mucho. Es fácil, manejando cuatro anglicismos, convencer a cualquiera de que necesita reciclarse y pedir un préstamo para no parecer un idiota sin MBA. El negocio que Woody Allen presentaba como el arma perfecta para acabar con la cultura vive su época dorada.
No pretendo desprestigiar todos los cursos que me rodean, yo mismo he sido profesor en algunos de ellos, pero sí creo que acabaremos con la cultura si esperamos que sean la salvación definitiva a nuestros problemas laborales, si aceptamos el discurso salvador de los folletos.
Estudié Comunicación audiovisual, pero mi encuentro con El cine según Hitchcock, de François Truffaut, se produjo después, paseando una mañana por la feria del libro de Madrid. A Chaves Nogales llegué más tarde, demasiado, cuando un amigo me abrió la puerta de Juan Belmonte, matador de toros, y a los popes del nuevo periodismo estadounidense de los 60 me los fui encontrando en las estanterías de algunas librerías. En mi profesión, la de contar historias, son referentes tan evidentes como olvidados en muchos programas académicos centrados en etiquetas modernas pero escasas de contenido, así que más vale llevarlos puestos.
El reciclaje no tiene sentido si no hay un material previo que transformar, no hay perfeccionamiento posible del vacío. Conviene leer un poco antes de pagar un dineral por un curso con pies de barro, es necesario tener algo que reciclar, no vaya a ser que entre todos acabemos de una vez por todas con la cultura.
-
Elogio del amor, el canto a la vida de Rafael Narbona
/abril 17, 2025/Narbona se ha enfrentado con el dolor, la muerte de su padre, cuando era joven, por un infarto, el suicidio de su hermano, y ahora la enfermedad de su mujer. En la presentación del libro el pasado martes nos habló del dolor, pero también del amor y lo hizo a través de su pasión por sus perros, por la Naturaleza que contempla cuando sale a pasear con su mujer, Piedad, por su pasión docente, cuando era un profesor comprometido con los chicos, donde lo académico pasaba a un segundo plano y triunfaba el humanismo. Esa forma de ser que se…
-
Una normativa veterinaria criminal
/abril 17, 2025/El nombre del ministro lo he anotado para que no se me olvide: se llama Luis Planas y es titular de Agricultura, Pesca y Alimentación. Lo tengo por si un día debo ir a agradecerle, a mi manera, que mis perros Sherlock y Rumba mueran antes de tiempo.
-
Narrativas Sherezade de Rebecca West
/abril 17, 2025/En la segunda parte de Cordero negro y halcón gris (1941; Reino de Redonda, 2024; Traducción de Luis Murillo Fort), un viaje de (auto) descubrimiento a través de la desaparecida Yugoslavia se convierte en una búsqueda mágica de la alteridad, plena de personajes memorables e ideas reflexivas contra el racismo, la codicia o la explotación: “[El ciego comenzó a cantar] un himno de adoración que no trataba de obtener la salvación mediante el hecho de adorar (…), se regocijaba porque la muerte había sido burlada y el destruido vivía. Una vez más, el sol parecía formar parte de un resplandor…
-
Te elige: El imposible libro que Miranda July no sabía que estaba escribiendo
/abril 17, 2025/En una estructura anular, el punto de partida es el bloqueo creativo que le impide a Miranda July terminar el guion de lo que posteriormente fue su segunda película, El futuro (2011), cuyo rodaje cierra de manera imprevista el texto. La metacreatividad se erige en el marco narrativo de la obra, debido a que el proceso del making of de esa película hilvana una estructura oscilante entre el documental y la autometaficción, incluyendo un encuentro con el actor Don Johnson. Atrapada entre la rutina y el estancamiento creativo, se adentra, casi por casualidad, en la lectura de los anuncios del…
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: