La escritora Almudena Grandes ha destacado este lunes la necesidad de encontrar un espacio de diálogo sobre Cataluña, un problema que se ha enconado «a base de banderas» y que ha considerado difícil de resolver sin reformar la Constitución y sin abordar un nuevo sistema de organización política.
La situación de Cataluña, la corrupción y la crisis son algunos de los temas sobre los que Almudena Grandes (Madrid, 1960) ha escrito durante diez años en artículos de prensa en El País, y de los que ahora se publica una selección en el libro La herida perpetua, editado por Tusquets.
Una década frenética en la que la crisis ha sido lo más trascendental de la vida de los españoles, pero no solo la económica sino también las crisis institucionales, morales, de prestigio de la política y de confianza en los mecanismos del Estado, ha indicado la escritora.
La memoria es objeto de la escritura de Grandes desde hace muchos años, «pero la memoria no tiene que ver con el pasado, sino con el presente y el futuro». Y por eso cree que gran parte de la crisis que afecta a España «tiene que ver con la amnesia institucional en la que se fundó la Transición». «La consigna de que había que olvidar para progresar ha enrarecido a muchos españoles con su país, que no asumen los símbolos nacionales como propios salvo en una final de la selección de fútbol», ha recalcado la autora.
Y también la memoria es necesaria para recordar cómo se ha llegado a la situación en Cataluña, ha indicado Grandes, que ha recalcado que lo grave no es que se trate de un conflicto entre catalanes y no catalanes, sino que es «entre catalanes y catalanes».
Durante estos diez años, Almudena Grandes ha ido analizando en sus artículos de prensa los capítulos de la vida política en España, desde la etapa final del gobierno de Rodríguez Zapatero, pasando por el estallido de la crisis económica, la mayoría absoluta del Partido Popular en 2011 y la corrupción, hasta llegar a la moción de censura que en 2018 expulsó a Mariano Rajoy de La Moncloa.
Asegura haber «acertado» en algunas de las cuestiones sobre las que escribió, entre ellas que Pedro Sánchez ganaría las primarias en el PSOE, y reconoce no haber «visto venir» el ascenso de Vox en Andalucía, aunque sí consideraba que era «esperable» que la extrema derecha llegara «antes o después».
En sus artículos no ha querido tanto ser ecuánime, lo que considera «una quimera», como intentar no dejarse llevar «por una pasión que pudiera perjudicar a las opciones» que defiende, ha dicho Grandes, que es consciente, no obstante, de que en algunos de sus textos se notaba que «estaba cabreada».
Con un espíritu «frentepopulista muy arraigado», dice que ha hecho campaña electoral pero no para pedir el voto para un partido sino para un bloque, el de la izquierda.
«No es indigno tener miedo cuando lo que está enfrente da miedo, y a mí Vox me lo da», ha insistido la escritora, para la que los medios de comunicación han contribuido mucho a que esta formación se haya convertido en una fuerza política importante.
La corrupción ha sido otro de los «grandes acontecimientos» de esta década en la que los españoles se han acostumbrado «a ver cosas» que pensaban que nunca verían, ha indicado Grandes, para la que este tema no está resuelto porque aunque «los corruptos están en la cárcel, los corruptores no».
Y si España le duele, Madrid le duele «más», ha señalado la autora, que ha recordado cuánto ha escrito sobre la expresidenta de la Comunidad de Madrid y del PP madrileño, Esperanza Aguirre, sobre la que no descarta que algún día le sirva para una de sus novelas.
Precisamente, Almudena Grandes se encuentra inmersa en la quinta entrega de sus Episodios de una guerra interminable, que transcurre en los años 50, y asegura que la corrupción presente, de la que ha hablado en sus artículos, le sirve para comprender la del pasado, de la que escribe en sus novelas.
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