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Alrededores del silencio

Alrededores del silencio

En multitud de ocasiones elegimos sin saber. Lo que pensamos adecuado puede, en realidad y más tarde, aun habiendo previsto u obviado las consecuencias, resultar nefasto, y por esa misma tardanza, seguramente sin remedio. De cuántos actos, palabras, inacciones, nos hemos podido arrepentir a lo largo de nuestro periplo vital. Una cifra incontable, ciertamente. Tenemos el consuelo de la literatura para demostrarnos que otro escenario es posible, como acicate para futuros momentos de flaqueza. Nada es seguro, conviene recordar. También las páginas que pensamos resistentes como cota de malla se desmigan por el solo roce de un filo silencioso.

La primera novela de Fran López Galán tiene dicha premisa cual espada de Damocles sobre la cabeza de su protagonista. Adelanto las conclusiones pero, según escribo estas líneas y recuerdo del mismo modo que él en su narración, es probable que nunca pueda librarse de esa persistencia que tanto peligro le ha supuesto a lo largo de su vida y le restará en lo que continúe, ya que una opresión semejante no desaparece de la noche a la mañana, cortados los lazos, mostrada la vulnerabilidad de la piel amoratada por los años de ocultación. No. Una vez se le ha dado nombre a lo neblinoso que acompañaba, seguirá con nosotros, lo hará mediante la consistencia otorgada, aun siendo el paso previo a su lenta disipación tras haber sido nombrado por la escritura.

"Se agradecen esos descansos entre la sucesión de tropiezos y equívocos de las relaciones que se nos cuentan. En el centro, un manuscrito y un premio, una seguridad y un temblor"

También fuimos silencio tiene la engañosa apariencia de las novelas que su sello edita. Las cubiertas, el papel, lo que otros títulos hacen suponer de mirarse el catálogo, no alimentan sino los prejuicios, la mayoría de las veces sobradamente asentados y justificados, especialmente cuando uno se dispone a leer y se topa con lo evidente. Sería un tema de artículo aparte lo de la literatura comercial y su distinción de naderías y lo vergonzoso en su insistencia para con los lectores, haciéndoles creer que es literariamente válido o de calidad algo que no merece ni para entretener.

"También fuimos silencio es salvada de los juicios gruesos porque su tristeza es imperante. No es la elección idónea para quien la tome por una novelita de vacaciones, playa y relajación"

Regresando a lo importante, lo que nos concierne, el libro de López Galán engaña una vez nos adentramos en su historia porque, a pesar de la sencillez, que rápidamente trae el dilema anterior de lo mainstream, se aprecian los detalles por los que una novela ha de saber y debe avanzar. Lo atmosférico, lo agobiante de la situación —una gran parte sucede en una habitación de hospital— y cómo sus meandros narrativos nos sacan para respirar. Se agradecen esos descansos entre la sucesión de tropiezos y equívocos de las relaciones que se nos cuentan. En el centro, un manuscrito y un premio, una seguridad y un temblor; los platos de la balanza y la indecisión por resolver qué inclinarán, si la exposición o la preservación de una herida de tajo y dolor remotos. Más no debo añadir por si revelase demasiado.

También fuimos silencio es salvada de los juicios gruesos porque su tristeza es imperante. No es la elección idónea para quien la tome por una novelita de vacaciones, playa y relajación. Aquí sólo hay espacio para la conveniencia del secreto y la pesadumbre que suscita manejarlo. López Galán, de quien seguramente sigamos teniendo novedades literarias próximamente, ha iniciado su senda con una novela que busca la emoción y deposita la confianza en el lector. Pero sería apropiado señalar ciertas maneras de taller literario o de escritor primerizo —en las descripciones de lugares, la reivindicación que pediría menos recato, la superficialidad de algunas reflexiones que hubieran merecido más detenimiento—, todas ellas disculpables, que, de ser auténtica su vocación literaria y su intención consecuente en las demostraciones que reflejen los trabajos por venir, habrá de abandonar para seguir convenciendo, para que sus libros no se miren de pasada, igual que su protagonista huye hasta entender que no debe ser así, que ya no hay posibilidad de defensa cuando las palabras nos entierran. Seguir escribiendo entonces, a pesar de ello, para poder existir.

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Autor: Fran López Galán. Título: También fuimos silencio. Editorial: Grijalbo. Venta: Todos tus libros.

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