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América y las 22 hermanas más una

América y las 22 hermanas más una

Los habitantes de la comunidad lingüística del español se hallan repartidos en las dos orillas del Atlántico, en cuatro continentes: Europa, América, África y en las islas de los Mares del Sur. Se trata de una comunidad formada por más de cuatrocientos millones de hablantes, que viene a ser la suma de unos veintidós países (tal vez veintitrés o veinticuatro, y aún más), donde se habla nuestra lengua española. De esta enorme familia, el noventa por ciento vive en el continente americano.

Las relaciones entre los pueblos hispanohablantes no siempre fueron buenas. Tras los años convulsos de la independencia de los países latinoamericanos, la RAE promovió la formación de Academias Correspondientes al otro lado del Atlántico, sembrando la semilla de lo que hoy se conoce como ASALE (Asociación de Academias de la Lengua Española).

La primera idea de unión

La de México estaba destinada a convertirse en la matriz de un proyecto sin precedentes. Así, la noche del 14 de junio de 1950 ingresaba en la Academia Mexicana de la Lengua José Rubén Romero, quien en su discurso dio la clave:

"Un niño de Barranquilla, o de Sinaloa, o de Mar del Plata o de Argamasilla de Alba o de Sevilla lee el Quijote con las mismas palabras con las que lo escribió Cervantes"

«Señores, lo que ocurre con nuestra lengua es casi un milagro, pues un niño de Barranquilla, o de Sinaloa, o de Mar del Plata o de Argamasilla de Alba o de Sevilla lee el Quijote con las mismas palabras con las que lo escribió Cervantes; suspende los exámenes por cometer las mismas faltas de ortografía y sufre de igual manera al conjugar los verbos o analizar sintácticamente una oración. Lo que quiero decir con esto —arengaba el académico— es que somos hermanos nacidos de una gran madre, que es la lengua española, y tenemos la obligación de conservarla —los asistentes estallaron en un aplauso entusiasmado—. Así pues, pensando en esos hermanos de la lengua, he tenido una idea que quiero compartir con todos vosotros: ¡Unamos nuestras fuerzas; convoquemos a los académicos de la lengua española de todo el mundo hispánico y pensemos en serio en conservar tan valioso patrimonio!».

Academia salvadoreña

De aquella idea surgió una propuesta en firme de celebración del Primer Congreso de Academias de Habla Española un año después, en Ciudad de México. El día elegido para la inauguración fue un 23 de abril, como homenaje al autor del Quijote en el aniversario de su muerte. Los académicos se habían venido arriba:

«¡Nuestra patria es la lengua española y Cervantes nuestra bandera!».

El objetivo estaba clarísimo y era muy necesario: reforzar los lazos de unión para que la lengua española, con todo lo que significaba, lograse recuperar una voz cada vez más potente y con mayor proyección en el mundo entero. 

México, cuna de ASALE

Durante la primavera del 51 en la capital mexicana se reunieron ciento quince delegados, representando a diecisiete Academias Correspondientes y dos Asociadas (Argentina y Uruguay) más algunos observadores e invitados. Paradójicamente ningún miembro de la RAE pudo asistir debido a la prohibición expresa a salir del país por parte del gobierno franquista.

"Aquella primera reunión mexicana había sido todo un éxito y de ella había surgido una idea de futuro: crear una Comisión Permanente"

Pero eso no los frenó; al contrario. «Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma irá a la montaña», se dijeron. Y convocaron la celebración del segundo congreso en la ciudad de Madrid.

Aquella primera reunión mexicana había sido todo un éxito y de ella había surgido una idea de futuro: crear una Comisión Permanente formada por académicos de las diferentes Academias unidas, cuya función sería la de encargarse de la repetición periódica de dichos encuentros.

Palacio de las Academias en Caracas

Academia de Lima

Esta flamante Comisión Permanente residió en Ciudad de México hasta 1956, año del encuentro madrileño. De alguna manera ya estaban sentadas y aseguradas las bases de la futura Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE).

"De no haber sido por esta iniciativa, tal vez el español hubiese terminado fragmentado en una constelación de dialectos"

La necesidad de crear una red invisible de hermandad entre las corporaciones fue decisiva, para mantener viva la idea de pertenencia a un mismo universo lingüístico; de hecho, de no haber sido por esta iniciativa, tal vez el español hubiese terminado fragmentado en una constelación de dialectos separados por fronteras, políticas y océanos.

Y es que la situación en aquel entonces era bastante grave, como bien nos lo describe el académico Humberto López Morales:

«La mayoría de las academias trabajando bajo mínimos; la Academia Argentina de Letras, modélica siempre, semideshecha por los embates peronistas; la Paraguaya, diezmada por los exilios; la Filipina, moribunda; la Nacional de Letras del Uruguay, empecinada en su negativa a formar parte del concierto de Academias; y los puertorriqueños, con todo derecho, pidiendo la fundación de la suya».

Gracias a este hermanamiento, las Academias comenzaron a sentirse parte de una organización internacional de la que recibían apoyo, afecto y estímulo.

El Diccionario de Americanismos

Desde aquel año de 1951, ASALE fue redefiniéndose y convirtiéndose en un instrumento indispensable para limpiar, fijar y dar esplendor a la lengua española, cuyo trabajo más significativo quizás haya sido la elaboración en 2010 del Diccionario de Americanismos, un colosal proyecto que puso a prueba a los académicos, pues ya no se trataba de una reunión anual, sino de trabajar constantemente unidos.

Palacio Errazuriz, Academia argentina

La Real Academia Española no actúa sola, pues tiene a su lado a ASALE, con la que cuenta para la elaboración de las grandes obras académicas (Diccionarios, Gramáticas y Ortografía) que son ya y serán en adelante un producto del trabajo conjunto de estas veintidós hermanas más una (la Academia Ecuatoguineana de la Lengua Española, incorporada a ASALE en 2016).

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Primera entregaLos haters de la Academia
Segunda entregaLa Española, comencemos por el principio
Tercera entrega: Un palacio para una biblioteca
Cuarta entregaUn abuelo con mucha autoridad
Quinta entregaFantasmas de la Academia
Sexta entregaSillones y percheros
Séptima entregaEl objeto número uno
Octava entregaMujeres de armas tomar
Novena entrega: Definiendo, que es gerundio
Décima entrega: Las bibliotecas académicas y sus misterios
Próxima entrega: Epílogo 1: Los crímenes de la Academia

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