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Amor, desde el desamor

Amor, desde el desamor

He leído todos los libros de Sergi Pàmies, como una adicta, porque contaba esas historias pequeñas que son las que resultan universales. Sus protagonistas siempre eran ciudadanos anónimos, casi pillados en zapatillas, hombres en pijama, atrapados —como todos nosotros— entre el realismo y el surrealismo.

En esta última colección de relatos, sin embargo, el protagonista es el autor. Un autor que se ha separado de una mujer a la que quería por encima de sus posibilidades; un autor consciente de su dolor y su desconcierto, honesto y fiel en el retrato, aunque no salga favorecido.

El libro se llama El arte de llevar gabardina porque en uno de los textos Pàmies confiesa que todos los hombres que le gustaban a su madre llevaban ese impermeable clásico: desde Semprún a su padre, desde Humphrey Bogart a Albert Camus: “…yo de niño pensaba que los que la llevaban eran los buenos…”.

"Pàmies se enseña desnudo. Como amante insuficiente, como padre sobreprotector, como separado triste"

Pero la gabardina es una excusa y un disfraz. Debajo, Pàmies se enseña desnudo. Como amante insuficiente, como padre sobreprotector, como separado triste.

Decía David Trueba que solo en la separación se ve si el amor es completo. Y algo de eso hay cuando Pàmies acaba su retrato en desnudez y tristeza recordando ese viaje a Nueva York en que le ponía a su mujer una y otra vez la canción «Make Someone Happy», en versión de Jimmy Durante.

“Te darás cuenta cuando estés a punto de terminar el manuscrito que llevas cinco años escribiendo: en el fondo no has hecho más que dar vueltas a la idea de no haber conseguido hacer feliz a alguien”.

A mí me emociona este Pàmies vulnerable, cercano, expuesto. Me impresiona, me enamora.

“Justo en ese momento hago lo que no me había atrevido a hacer hasta ahora: además de oírte y de verte, te miro y te escucho”.

Y esa es la sensación que tengo como lectora: ahora, además de leerlo y admirarlo, lo entiendo. Donde antes había admiración intelectual, ahora hay entrega: íntegra, sincera, total. Lo cual, probablemente, no sirve para una crítica literaria pero sí para una recomendación de lectura: cualquier libro en el que el lector se pueda reconocer y comprenderse mejor es necesariamente bueno.

“Borrador de ponencia para un hipotético congreso de divorciados”, se titula uno de los relatos. Y recomienda “lealtad y coraje” a las parejas a punto de separarse.

“Como los mejores deportistas, que saben percibir la inminencia del declive, los amantes deberían protegerse el uno al otro con lealtad y coraje. Sería coherente con el respeto por una libertad que, cuando las relaciones se alargan solo por obstinación languidece hasta pudrirse”.

No es fácil para nadie. Tampoco para el autor. Pero lo intenta. En la cocina, “el lugar idóneo para decirse las verdades”…

“…reacciono con la voluntad de estar a la altura no de nuestros últimos años juntos, sino de nuestra historia.”. 

"Los autores necesitan escribir de su dolor"

Un autor que, además, también busca más allá. Antes. En el principio. Todos somos la historia de nuestros padres, de esa primera pareja. Una relación analizada por un hijo observador, pero adolescente al fin y al cabo que, seguramente, no comprendía del todo. Y se retrata también como padre, como parte de esa pareja que se presenta ante sus hijos. “La paternidad”, dice, “es un noventa por ciento de improvisación y un diez por ciento de pánico”.

El narrador (que se parece muchísimo al autor) ya no vive con sus hijos.

“…no tuve la generosidad ni el acierto (…) de dimitir antes de que me echaran”.

Le han echado de su casa, de su matrimonio, de su vida. Y le han echado sin que quisiera irse, pero entonces se acuerda de su madre y de esa frase que odiaba: “Todo lo que vives es susceptible de convertirse en literatura”.

Yo creo que la literatura nunca cura a los escritores, aunque sí alivia a los lectores. Pero los autores necesitan escribir de su dolor. Aplicar, como dice Pàmies, “imaginación, realidad y memoria”. Y con este libro el lector siente ganas de pararse y aplaudir, pararse y darle las gracias.

Este autor melancólico, vulnerable y desnudo, que sigue escribiendo corto y de verdad, derrocha una autenticidad que a mí me gana y, ya lo he confesado, me enamora.

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Autor: Sergi Pàmies. Título: El arte de llevar gabardina. Editorial: Anagrama. Venta: Amazon y Fnac

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