«Tú haz lo que yo te diga. No hagas caso al ministro de la guerra, que es un imbécil».
Carta de Alfonso XIII al general Fernández Silvestre
«Hay que enterarse… La prensa ha hecho que el pueblo se haga público… es la que más ha contribuido a hacer conciencia popular nacional».
Artículo de Miguel de Unamuno en el diario El Sol
Se cumple el centenario del desastre de Annual (21 de julio de 1921) donde murieron 13.000 soldados españoles, según el “Expediente Picasso” elaborado por el general Juan Picasso, y la prensa cumplió un papel fundamental para que el pueblo, los españoles, supieran qué había pasado entre las “bigotadas” del general Fernández Silvestre (comandante general de Melilla y personaje con un gran mostacho y muy amigo del Rey) y las “bravuconadas” del monarca Alfonso XIII.
En Annual se unen periodismo y literatura y se conforma un nuevo género periodístico poco utilizado hasta entonces en España y la prensa / los periódicos se transforman y pasan de la opinión, fundamentalmente, a la información. También aparece la especialidad del periodismo de investigación (el 24 de julio de 1921 el diario El Sol lleva a su portada el termino «investigación» en un antetítulo) y la censura o “la señá Anastasia”, como se conocía popularmente, adquiere un papel principal.
Annual, de Eduardo Ortega y Gasset; Abd-el-Krim y los prisioneros, de Luis de Oteyza; Ecce Homo: Las responsabilidades del desastre, de Víctor Ruiz Albéniz; El escándalo del millón de Larache, de Rafael López Rienda y Del dolor de la guerra, de Teresa de Escoriaza, la primera enviada especial de un periódico, La Libertad, a la guerra, son algunos de los reportajes/libros que se editaron poco después del desastre de Annual.
En todos ellos, libros y periódicos, se realza la necesidad de contar lo que ocurrió y de estar en primera línea para saber de fuentes directas los pormenores del desastre. El que más se acercó a ese planteamiento fue Luis de Oteyza, director del diario La Libertad, fundado en 1919, y que tras una larga aventura y saltándose todos los controles militares llegó hasta el campamento de Abd-el-Krim, en Axdir, donde el líder rifeño tenía como prisioneros a más de 418 soldados y oficiales españoles:
“Desde pocos días después de ocurrir el derrumbamiento de la comandancia general de Melilla, cuando apenas comenzó a disiparse el estupor producido en España entera por esa catástrofe… sólo hubo un deseo en la prensa española: el de poder informar a sus lectores de lo que ocurría en el campo enemigo, arrancando declaraciones al afortunado caudillo de la morisma y oyendo las quejas de los cautivos que en su poder cayeron, para conseguir así, con datos exactos sobre lo pasado, examinar el presente y estudiar el porvenir de nuestra gestión en Marruecos…”. Oteyza termina su libro diciendo: “Hay que abandonar Marruecos, y lo antes posible. Hoy mejor que mañana”.
El “porvenir” de la gestión española en Marruecos tuvo unas fatales consecuencias: dictadura de Primo de Rivera, salida de Alfonso XIII, proclamación de la Segunda República y golpe de Estado del general Francisco Franco (consiguió sus medallas, estrellas y el fajín de general en el Protectorado español).
Oteyza, pionero del periodismo de datos e investigación, documentó lo que vio a través de un manuscrito que le aporta Mad Abd-el-Krim, hermano del líder rifeño:
“…le reitero por escrito que el Rilf no combate a los españoles ni siente ningún odio al pueblo español. El Rif combate a ese imperialismo invasor…”.
Víctor Ruiz Albéniz, conocido entre los rifeños como El Tebib Arrumi (el médico cristiano), escribió Ecce Homo, y en su portada, como subtítulo, recoge: “Prueba documental y aportes inéditos sobre las causas del derrumbamiento y consecuencias de él”.
Ruiz Albéniz, abuelo de Alberto Ruiz Gallardón, como buen periodista de investigación y escritor, indica en su libro: “En nuestro poder hay pruebas más que suficientes y absolutamente ciertas de cuanto motivó la tragedia de Melilla y cuanto ocurrió después en el intento de desquite, y nos sentimos en la obligación de servirlas al público consciente”.
Eduardo Ortega y Gasset, con Annual y como periodista “intencional” (intenta cambiar algo), pone el foco en la búsqueda de la verdad: “Contribuyamos, pues, todos a que la verdad llegue a todo el público español. Tengo gran fe en que el único medio de que los problemas españoles y el de Marruecos, principalmente, consigan una solución… es el que la opinión tenga plena conciencia de ellos. Con este libro trato de cooperar modestamente en este sentido”.
Junto a Oteyza, Ruiz-Albéniz y Ortega y Gasset, estaba Rafael López Rienda que señaló y reveló uno de los peores males que se producían en el Protectorado español en Marruecos, la corrupción. López Rienda era militar y dejó la milicia por el periodismo. En 1919 comenzó a dirigir el Diario Marroquí de Larache. Con su libro El escándalo del millón de Larache: Datos, antecedentes y derivaciones de las inmoralidades en Marruecos puso nombre, cara y cifras a la corrupción que se daba entre militares y políticos.
“Las cifras eran de vértigo: si el Parque movía unos quince millones de pesetas anuales, las sustracciones mensuales suponía una media de trecientas mil pesetas, suma enorme teniendo en cuenta que que el sueldo de un capitán era de seiscientas pesetas al mes. Los robos se mantenían desde 1918…”, recoge, aclara y denuncia López Rienda en su libro.
El libro de López Rienda se agotó tras su primera edición y tuvieron que hacer varias reediciones. En 1927 fue juzgado por demanda de los que aparecían en la información, juicio del que salió absuelto. Murió en 1928, y en plena guerra civil los falangistas arrebataron el Diario Marroquí a su familia, viuda y dos hijos.
En la guerra del Rif también estuvo la primera enviada especial de un periódico, La Libertad, a un conflicto bélico, Teresa de Escoriaza. La reportera donostiarra escribió un magnífico libro donde supo combinar la información del desastre y la visión de los auténticos protagonistas, las víctimas. Del dolor de la guerra: Crónica de una campaña en Marruecos plasma, describe y revela la llegada de Escoriaza a la ciudad de Nador, a unos doce kilómetros de Melilla, donde llega acoplada en una cañonera de la Armada, y se encuentra con un “poblado destruido”:
“¡Lo irreparable! No es lo más horrible… la propia destrucción del pueblo. No, ciertamente…Mientras otros van examinado los grandes daños, yo rebusco lo que acaso se consideran daños pequeños… en la alcoba de una de esas casitas para obreros que habitó la familia de algún minero… Y entre los restos del modesto ajuar, que por su pobreza despreciaron los asaltantes, ahítos de botín, hay una cuna volcada… Todo el horror del poblado destruido lo concentro yo ahí. En esa cuna durmió un inocente niño… En cuanto al niño… si no le estrellaron la cabeza contra las peñas, lo arrojaron al agua”.
El periodismo y la literatura son primos hermanos. Los periodistas se sirven de la no ficción para narrar, con mayor amplitud y detalle, todo lo que vieron. Albert Camus, Ryszard Kapuściński y el maestro García Márquez, Gabo, son ejemplos directos de esa unión.
Recuperamos unas declaraciones del maestro Gabo a Radio Caracol en mayo de 1991 para resaltar la importancia de los trabajos de los periodistas que cubrieron la guerra del Rif y transformaron sus crónicas y reportajes en libros:
“Soy un periodista, fundamentalmente. Toda la vida he sido un periodista, aunque se vea poco. Pero esos libros tienen una cantidad de investigación y de comprobación de datos y de rigor histórico, de fidelidad a los hechos, que en el fondo son grandes reportajes novelados o fantásticos, pero el método de investigación y de manejo de la información y de los hechos es de periodista”.
Oteyza, Ruiz Albéniz, Ortega y Gasset, López Rienda, Escoriaza y otros periodistas convirtieron el desastre de Annual en grandes libros que hoy, cuando se cumple el centenario de aquel descalabro, nos sirven para recuperar la función de la prensa y los periodistas de aquella época.
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Autor: Antonio Rubio. Título: El desastre de Annual a través de la prensa. Editorial: Libros.com. Crowdfunding: libros.com
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