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Apuntes sobre la escritura de La tragedia del girasol

Apuntes sobre la escritura de La tragedia del girasol

Desde hace unos días pulula por las librerías mi nueva criatura literaria con la tinta aún sangrante y doliente entre sus páginas recién imprimidas. La tragedia del girasol ha soltado amarras para salir al encuentro de todos aquellos lectores audaces que se atrevan a darle una oportunidad. La veo partir orgulloso, como el padre que ve emanciparse a un hijo, consciente de que ha hecho todo lo posible para prepararlo para ese momento aunque sin poder evitar preguntarse qué encontrará ahí afuera.

En La tragedia del girasol retomo al personaje de Bianquetti, el inspector de policía que ya protagonizó mi anterior novela, La maniobra de la tortuga. Ha sido la primera vez que me he enfrentado a la tarea de revivir a un personaje y continuar una saga, y no se pueden imaginar lo difícil que ha resultado. Iluso de mí, pensaba que con un personaje ya creado, y teniéndolo además tan interiorizado, lo iba a tener muy fácil para ponerle al frente de una nueva trama. Nada más lejos de la realidad.

"El proceso de escritura fue bastante tortuoso, lleno de incógnitas y con un manuscrito repleto de descripciones que tintaba en color rojo para a posteriori preguntarme si eran absolutamente necesarias"

Porque mi intención desde un primer momento fue que La tragedia del girasol fuera una novela independiente de la anterior. Que pudiera ser disfrutada por quienes aún no hubieran leído La maniobra de la tortuga. Esto me planteaba dos preguntas cuya respuesta desconocía: ¿cómo volver a presentar a Bianquetti para no ser redundante y aburrir a los que ya lo conocen? ¿Y hasta dónde debería omitir aspectos de su personalidad para no obligar a los lectores a leer su primera aventura?

Así las cosas, el proceso de escritura fue bastante tortuoso, lleno de incógnitas y con un manuscrito repleto de descripciones que tintaba en color rojo para a posteriori preguntarme si eran absolutamente necesarias para la trama o si podía eliminarlas sin perjuicio de la historia que quería contar. Para que se hagan una idea, el primer borrador de La tragedia del girasol tuvo casi 600 páginas, y la novela que ha llegado a las librerías tiene unas 400. Eso hace unas 200 páginas de descripciones, conversaciones y requiebros que he ido eliminando para que la trama ganase en consistencia y tuviera mucha más acción que florituras.

"Reconvertido en detective privado, Bianquetti se enfrenta a dos encargos que aparentemente no tienen nada que ver: la búsqueda de una chica desaparecida y la protección de un empresario durante su visita a la ciudad"

El otro escollo con el que me enfrenté durante el proceso de escritura fue la evolución del personaje principal. Quería que Bianquetti fuera el protagonista indiscutible de la novela, una prueba de fuego que me serviría para averiguar si el personaje tenía suficiente entidad como protagonista de una saga de novelas o si su destino debía ser otro.

Reconvertido en detective privado, Bianquetti se enfrenta a dos encargos que aparentemente no tienen nada que ver: la búsqueda de una chica desaparecida y la protección de un empresario durante su visita a la ciudad. De nuevo vuelvo a centralizar en mi novela el tema de la violencia hacia las mujeres, pero también pongo en primer plano una trama acerca del narcotráfico en la bahía de Cádiz. Un tema jugoso y con mucha miga, sobre todo teniendo en cuenta las cifras que maneja la Agencia Tributaria. En 2017, el 42% de la cocaína incautada en España fue interceptada en la provincia de Cádiz, y el 87% del hachís aprehendido también fue atajado en las costas gaditanas. ¿Acaso esto no merece una novela?

"Las novelas de Jo Nesbø me han ayudado a profundizar en la evolución de un personaje de saga"

Para dotar al personaje de fuerza y conseguir que los lectores no se aburriesen al ser conducidos en todo momento por el mismo protagonista he jugado con el lenguaje. La tragedia del girasol está escrita a base de frases cortas, lapidarias, y de comparaciones controvertidas y en ocasiones grotescas. Eso hace que la lectura sea muy rápida. Cada capítulo es parte esencial de la historia y la acción está muy presente. Durante la escritura me he retroalimentado con la lectura y relectura de muchas novelas de Raymond Chandler y de Jim Thompsom, pero también de Michael Connelly y de Lorenzo Silva. Las novelas de Jo Nesbø me han ayudado a profundizar en la evolución de un personaje de saga y los diálogos, ligeros y ásperos, beben de la fuente de uno de los mejores dialoguistas del país: Andreu Martín.

"Me he divertido, me he emocionado y me he dejado la piel en esta novela"

No son los únicos que me han guiado, pero sí los más importantes. Los lectores avezados encontrarán referencias a algunos de estos escritores a lo largo y ancho de la novela.

Pudiera pensar el lector que encontrar tantas dificultades a la hora de escribir esta novela la ha convertido en una tarea poco gratificante: nada más lejos de la realidad. Me he divertido mucho escribiendo La tragedia del girasol, y estoy convencido de que quienes se acerquen a ella se darán cuenta del disfrute que he experimentado construyendo ciertos pasajes y caracterizando a algunos personajes que me han dado mucha guerra. Porque al final, si no te diviertes, más vale que te dediques a otra cosa.

Me he divertido, me he emocionado y me he dejado la piel en esta novela.

Ahora es el turno de los lectores.

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Autor: Benito Olmo. TítuloLa tragedia del girasol. Editorial: Suma de Letras. VentaAmazonFnac y Casa del libro

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