Alejandro Amenábar ha cumplido cincuenta años, y el periodista cinematográfico Pau Gómez ha celebrado tan especial fecha con un libro que es todo un homenaje al gran director. Se trata de un recorrido a través de toda su filmografía en el que, además, cada película incluye un comentario del propio Amenábar. Y, por supuesto, una larga conversación.
En este making of, Pau Gómez explica el origen de Amenábar: El valor de contar historias (Libros Cúpula).
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Para mí, La Fortuna suponía una conjunción estelar de pasiones. Por una parte, uno de mis cómics favoritos de Paco Roca; por otra, la primera adaptación que Alejandro Amenábar realizaba a partir de un material ajeno en veinticinco años de gloriosa trayectoria. Me enfrenté a la serie con entusiasmo y, desde el primer momento, sentí colmadas (y hasta superadas) mis altas expectativas; después de tantos años admirando sus historias, tan osadas como estimulantes, me sorprendió comprobar cómo uno de nuestros cineastas más importantes era capaz de transportar toda aquella diversión, aquella montaña rusa de piratas y burócratas, a su terreno creativo. De repente, todo me empezó a resultar extrañamente familiar: el héroe inesperado, el villano carismático, el poder del firmamento, el mar como lugar trágico y a la vez cautivador. Alguien que atemoriza desde el otro lado de una puerta, incluso unos dedos juguetones que componen un ritmo ya escuchado. Lo que en un principio iba a ser una versión puramente festiva se convirtió en un prodigio de autor, una colección de autohomenajes con los que Amenábar parecía rendirse tributo en el momento y del modo más insospechados.
Entonces pensé en cuánto me gustaría establecer una conexión entre todas sus películas anteriores, aparentemente tan distintas las unas de las otras, y dejar al descubierto la huella incuestionable de su creador. Y no solo eso: después de tantos años entrevistando a Alejandro por cada nueva película, me atraía enormemente la idea de regresar a ellas desde su propia voz, descubrir cómo las veía (especialmente a aquellos primeros títulos tan precoces y revolucionarios) desde la madurez de un artista plenamente reconocido y consolidado, con nueve Goyas y un Oscar en la estantería.
Yo sabía que mi editor en Libros Cúpula, David Figueras, se lanzaría de cabeza a por el proyecto. Para alguien tan maravilloso y apasionado, un libro sobre Amenábar con Amenábar era puro rock’n’roll. Lo difícil, o eso pensaba yo, sería convencer al propio Alejandro, pero nada más lejos de la realidad. Afortunadamente para mí, una de sus personas más próximas es, desde hace muchos años, una de mis colegas en el tumultuoso mundo de la comunicación cinematográfica. Y así fue como mi querida Rosa García Merino invocó su magia para que yo rematase la jugada. Un día lluvioso en la Filmoteca de Valencia, Alejandro me dijo que adelante.
Dediqué los siguientes seis meses a ver una y otra vez sus películas, y también aquella serie que acabó resultando tan reveladora. Poco a poco, fui trazando el mapa personalísimo de un cineasta único, en el que temas, personajes y reflexiones iban y venían con una coherencia pasmosa. Me empapé tanto de su obra que, a la hora de preparar la charla, imaginé preguntas para varios días de conversación, como si de repente todo aquello fuera un colosal descubrimiento y yo llevara años observando a su responsable solo desde la superficie, ignorando (creo que ni siquiera él era consciente) aquel mundo tan particular que se escondía debajo.
Al final no fueron días sino varias horas, pero aún así tuve tiempo suficiente para captar la mirada que buscaba: la de un muchacho genial que, un cuarto de siglo después, seguía explorando su profesión desde el ímpetu y el arrojo de un debutante. El proceso de ensamblaje entre sus palabras y las mías me ocupó los siguientes dos meses, y fue uno de los más enriquecedores y absorbentes de toda mi vida.
El título llegó casi al final, de una manera muy mecánica. Tenía el libro casi acabado y necesitaba un nombre que fuera capaz de describir a Amenábar de manera justa y precisa. Entonces, casi sin querer, la palabra “valor” vino a mi mente y el vínculo se estableció de inmediato. Porque Alejandro representa al mismo tiempo el atrevimiento y la cuantía que significa dedicar tu vida a contar historias a los demás, a emocionar, a aturdir, a invitarles a pensar de la mano de hombres y mujeres extraordinarios.
Hoy, con el libro convertido ya en una realidad, sé que la historia de Alejandro Amenábar es, por encima de todo, la historia de un valiente.
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Autor: Pau Gómez. Título: Amenábar: El valor de contar historias. Editorial: Libros Cúpula. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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