Coincidiendo con el aniversario de su muerte, llega a las librerías un título inédito de Hans Magnus Enzensberger. En Artistas de la supervivencia, el autor recopiló anécdotas y curiosidades sobre los escritores de probado prestigio a los que conoció personalmente: Pablo Neruda (un “liante, un vividor y un infantil”), Fernando Pessoa (“lo que más llamaba la atención de él era que no llamaba la atención”), Gertrude Stein (“políticamente una irresponsable”), Bertolt Brech (“apestaba”) y otros que tampoco se salvan de la mirada punzante del poeta y ensayista alemán.
En Zenda reproducimos la viñeta dedicada a Camilo José Cela, presente en Artistas de la supervivencia, de Hans Magnus Enzensberger (Altamarea).
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CAMILO JOSÉ CELA (1916-2002)
No sé por qué esta persona me resultaba tan antipática. No lo conocí nunca personalmente, ni él a mí. Nunca me hizo nada. De sus más de setenta obras solo he hojeado la famosa La colmena, una novela que publicó por primera vez en Argentina muchos años después de haber sido escrita, porque la censura consideró el libro pornográfico.
Su primer libro, La familia de Pascual Duarte, que publicó a los veintiséis años, ya había causado sensación en España. Se imprimió en un garaje en 1942 para evitar que la confiscaran, pero después la novela fue prohibida por sus escenas de violencia, consideradas escandalosas. Y eso, a pesar de que Camilo José Cela era un partidario declarado de Francisco Franco y ya había servido a su régimen como informador en 1938. La idea de emigrar no se le pasó nunca por la cabeza y cuando no le quedó más alternativa se retiró a Mallorca. Cuando acabó la Guerra Civil, trabajó como censor para el Cuerpo de Investigación y Vigilancia.
Eso parece que no le perjudicó, como tampoco lo hizo ni su exhibicionismo, ni su tremendismo, que se convirtió en un sello de identidad para los críticos, ni su afición por lo truculento y lo grotesco. Siguió impasible escribiendo novelas, relatos, cuadernos de viaje, dramas, diccionarios, poemas, memorias y, por supuesto, una autobiografía.
«¿Ha dudado alguna vez de su capacidad?», le preguntaron en una entrevista. «¡Nunca!», respondió. Fue llamado a formar parte de las Cortes por el rey Juan Carlos. Durante tres años fue senador y colaboró en la redacción de la Constitución española. En 1989 sus logros literarios fueron recompensados con el Premio Nobel y su novela La cruz de San Andrés obtuvo en 1994 el Premio Planeta, que proporciona a los ganadores más ventas y dinero que los que se derivan del premio sueco. Sin embargo, en este caso, las acusaciones de plagio fueron tan graves que se inició un proceso judicial que duró décadas y que quedó sin una resolución definitiva a la muerte de Cela.
El último golpe de efecto de Cela fue que se casó a los setenta y cuatro años con una periodista cuarenta años más joven que él. En 1995 disfrutó impertérrito de la concesión del Premio Cervantes, el mayor galardón literario en España y, un año después, el rey le otorgó un título nobiliario. A partir de entonces pudo llamarse marqués de Iria Flavia.
Cela murió en su cama a la edad de ochenta y cinco años. Actualmente está un poco olvidado, un destino que comparte con muchos otros premios nobel.
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Autor: Hans Magnus Enzensberger. Traductor: Carlos M. Pina. Título: Artistas de la supervivencia. Editorial: Altamarea. Venta: Todostuslibros.
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