El novelista español Arturo Pérez-Reverte ha sido nombrado miembro de la Asociación de Escritores de Marina de Francia, que reúne a un número cerrado de veinte escritores vinculados al mundo del mar y a la Marina. Pérez-Reverte es el primer autor no francés admitido en ella.
Los escritores de Marina de Francia, vinculados a la Armada de ese país a través del ministerio de Defensa francés, se comprometen a «servir colectivamente a la Armada, promover la propagación y preservación de la cultura y el patrimonio del mar y, más en general, la promoción de la dimensión marítima de Francia».
Se requieren dos condiciones para unirse al grupo de Escritores de la Marina: ser reconocido por una importante obra relacionada con el mar y gozar de experiencia personal y legitimidad marítima. Los distinguidos con este nombramiento, hecho con la aprobación del jefe del Estado Mayor naval de la República, pueden embarcar en los buques de la Armada francesa y están autorizados a vestir el uniforme de capitán de fragata en calidad de miembros honorarios, así como a convertirse, si lo desean, en ciudadanos reservistas para obtener el grado de capitán de fragata de la Reserva.
Además de sus respectivas publicaciones, los escritores de Marina publican regularmente trabajos colectivos cuyos derechos de autor son pagados a la Sociedad Nacional de Rescate en el Mar (SNSM). También organizan regularmente los «Encuentros con el mar» en ciudades con tradición naval, que constituyen importantes eventos literarios.
Entre sus filas se encuentran destacados académicos y marinos franceses, como Érik Orsenna, Patrick Poivre d´Arvor, Jean-Christophe Rufin e Isabelle Autissier. Desde 2007, su presidente es Didier Decoin.
Entre la obra de Pérez-Reverte relacionada con el mar se cuentan las novelas La carta esférica, Corsarios de Levante, El oro del rey, Cabo Trafalgar, El Asedio, Eva y La reina del Sur, así como el libro de artículos náuticos Los barcos se pierden en tierra. El 21 de septiembre llega a las librerías El italiano, novela sobre las acciones de los buzos de combate italianos en Gibraltar durante la Segunda Guerra Mundial.
Mi enhorabuena, don Arturo, en este nuevo reconocimiento de las letras. Satisface ver que allende nuestras fronteras también es bien considerado. Que rabien y chinchen los de la farfolla hasta la extenuación. Y, por mi parte, decirle que escribe usted sobre los asuntos marítimos como nadie. Enhorabuena, de nuevo.