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Asturias, madre de naciones

Asturias, madre de naciones

En el siglo XIII, los Annalis Lusitani, escritos cuando la independencia de Portugal es ya un hecho, señalan al rey portugués Alfonso Enríquez como el continuador de la empresa iniciada por el Reino de Asturias cinco siglos antes: librar a Hispania del sometimiento de los musulmanes. Ya los Annales Conimbrigenses habían mencionado a Pelayo como antecedente de la monarquía portuguesa. Cuatro siglos después, a mediados del XVII, estas ideas volverán a cobrar fuerza cuando se produzca la independencia de Portugal de la corona de los Austrias. Recurrirán a ella tanto el bando independentista como el unitario porque, tanto para los primeros como para los segundos, Asturias y Pelayo serán sobre todo, como se recuerda en este libro, “la semilla de unos reinos peninsulares que trabajan con un objetivo común: la restauración del cristianismo en España, es decir, en la Península, pero que mantienen su diversidad y pluralidad de lenguas, leyes, príncipes y costumbres”. Esta última idea puede rastrearse antes en crónicas navarras, aragonesas, catalanas e incluso castellanas, y pasarán siglos hasta que triunfe la que hoy predomina, a saber, que el Reino de Asturias nace para fundar la nación española, liderada por un solo gobernante, regida por una única ley y expresada en una sola lengua, la castellana.

A reconstruir cómo se pasó en el discurso político general, con la imprescindible ayuda de la historiografía decimonónica, de una idea a otra ha dedicado el lingüista David Guardado el libro Nunca vencida: Una historia de la idea de Asturias. En el centro de su indagación está, por supuesto, Asturias, pero como esta comunidad política ha devenido, como ya se ha dicho, y como todo el mundo sabe, en el germen discursivo de la actual nación española, es también una indagación sobre la idea de España y sobre cómo se construyó a lo largo de la historia. Podría haberse apellidado, por lo tanto, este voluminoso pero ameno libro, «una historia de la idea de España», porque en él se apuntan también algunas de las claves que explican cómo se ha levantado y opera la nación española actualmente existente. Y esto es algo que le otorga una dimensión sustancialmente diferente a la de otros textos similares que, centrados en analizar el devenir histórico de una comunidad política concreta, suponían una impugnación y un replanteamiento del proyecto de la nación española tal y como se ha venido desarrollando. Nos referimos a Sempre en Galiza, de Alfonso Castelao; Noticia de Cataluña, de Jaume Vicens Vives; y Nosaltres els valencians, de Joan Fuster.

"Allí donde estos textos de Vives y Fuster solo apuntan, sugieren, es donde David Guardado se aventura, tal vez por ser hijo también de su tiempo"

El texto de David Guardado comparte con ellos una ambición similar, la de reflexionar con voluntad holística y rigor sobre una comunidad política determinada que, al final, supone una replanteamiento de otro más amplia en la que está inserta. Difiere en las herramientas conceptuales que emplea para hacerlo, probablemente por condicionamientos del tiempo histórico. Así, la de Castelao es de naturaleza más eminentemente política, enunciativa, denunciativa, diríamos mejor, atravesada por las urgencias de la Guerra Civil Española y la posterior represión, lúcida siempre, e iluminadora, decisivamente influyente, en todo caso, para las generaciones de galleguistas que vinieron después. Las de Vicens Vives y Fuster, redactadas ya en los cincuenta y los sesenta del pasado siglo, comparten, por otra parte, un enfoque similar, tan similar que el segundo tituló la suya como le hubiera gustado hacerlo al primero, que tuvo que renunciar a la denominación Nosotros, los catalanes por temor a la censura. Ambos textos representan una aproximación historiográfica a la comunidad política respectiva: a Cataluña Vicens Vives, al País Valenciano Fuster, ambas desde el enfoque marxista, que concede gran importancia a las maneras de hacer, a la economía, a los condicionantes impuestos por las fuerzas productivas, por encima, tal vez, de los discursos sobre todo ello.

Y decimos «tal vez» porque en ambos textos también asoma de vez en cuando un enfoque que hoy llamaríamos psicologista, es decir, que presta atención al decisivo papel de las mentalidades en el devenir histórico de los países y las naciones, pero a unas mentalidades modeladas siempre por la orientación de las ya mencionadas fuerzas productivas, es decir, por el decisivo peso de la economía. Sin embargo, allí donde estos textos de Vives y Fuster solo apuntan, sugieren, es donde David Guardado se aventura, tal vez por ser hijo también de su tiempo, uno que concede un gran peso a los discursos, a los relatos, diríamos mejora ahora, que sobre una determinada comunidad política se formulan.

"La idea de Asturias como madre de naciones es, por lo tanto, antigua, como podrá apreciar cualquier que lea este libro, antigua y olvidada"

Pero, también como ellos, Guardado no ha estado solo en esta empresa. Su formulación, el planteamiento de revisión sobre la idea de Asturias y, por lo tanto, la de España, que aquí propone, bebe de los planteamientos que han hecho otros antes que él, si bien a él solo se debe este trabajo que ahora recupera, con ambición teórica y rigor histórico, aspectos que otros ya señalaron, que mantuvieron vivos sin llegar a cultivar, y que ahora Guardado sistematiza a la luz de sus investigaciones sobre las ideologías y los discursos en el marco del grupo de investigación GRADES de la Universidad de Vigo. Nos referimos a toda una cadena de predecesores que, partiendo del ilustrado Gaspar Melchor de Jovellanos, han mantenido viva la idea de Asturias como madre de naciones y entre los cuales destacan nombres como los de Sánchez Vicente, García Arias, Lluis Álvarez, Amelia Valcárcel, Ramón Cabanillas, Antón García, Consuelo Vega, Ignaciu Llope, Inaciu Iglesias o Xuan Bello, cuya deslumbrante obra poética mantiene por el momento en sombra su brillantez como articulista en torno a la idea de Asturias.

La idea de Asturias como madre de naciones es, por lo tanto, antigua, como podrá apreciar cualquier que lea este libro, antigua y olvidada. Reciente es, sin embargo, y mucho más triunfante, la de madre sacrificada, la de “vieja matriarca que cumplió su papel en la vida, criar a su descendencia, a la que solo le queda esperar poco a poco la muerte”. La de “partera de España”, en definitiva. Es tan reciente como que, tal y como se explica en estas páginas, es heredera directa del proyecto nacional católico y nacional liberal que se forja en el siglo XIX y que recupera el mito de Asturias como entidad primordial, primigenia, inexpugnable y nunca vencida, para justificar en este caso “un proyecto político que niega la diversidad y la plurinacionalidad.”

A explicar cómo se ha ido modelando este nuevo mito, el actualmente rampante, al que incluso recurre ahora la extrema derecha para justificar su discurso antifeminista y contra el inmigrante, dedica David Guardado algunas de las páginas más brillantes de este volumen que pertenece a la rara estirpe de los libros llamados a influir y que debería ser de interés no solo en la comunidad política a la que más evidentemente va dirigido, la asturiana, sino a todas aquellas que aspiran a ver reconocida su verdadera, plural y diversa identidad, entre ellas la española.

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Autor: David Guardado. Título: Nunca vencida: Una historia de la idea de Asturias/ Nunca vencida: Una historia de la idea d’Asturies. Editorial: La Fabriquina. Venta: Todos tus libros.

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