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Atrapada en su propia armadura ideológica

Atrapada en su propia armadura ideológica

La democracia no puede vivir sin la verdad y el populismo no puede vivir sin la mentira, dirá Jean-François Revel, aunque a su manera, y añadirá en seguida que las ideologías radicalizadas —aquellas que generan fanatismos— son siempre una mezcla de emociones fuertes con ideas simples. En El conocimiento inútil, que ganó el premio Chateaubriand en 1988, este filósofo de prosa afilada hablará de la Argentina sin mencionarla ni siquiera una vez; es que nuestras discusiones candentes —aunque con distintas siglas y significantes— replican asombrosa y tardíamente las febriles polémicas que protagonizaron los pensadores franceses durante los últimos sesenta años del siglo pasado. Traducirlas hoy a la “cuestión nacional” no cura nuestra triste enfermedad crónica, pero al menos ayuda a asumirla con lucidez y nos proporciona un analgésico contra las infinitas argucias del camelo y la impostura. Aquel ensayo recuperado de Revel denuncia una característica de los fanáticos: “La impermeabilidad a la información, con vistas a la protección de su sistema interpretativo”. Este decisivo axioma puede verificarse cada día en la comunidad más cerrada del kirchnerismo, invulnerable a vergonzantes giros hacia la derecha más turbia, a la infame compra de votos en los segmentos más carenciados, a desastres cuantificados de la política social y territorial (los pobres votan contra el “proyecto”) y a cifras incendiarias de su desquiciado modelo económico. Baila esa misma danza la indiferencia que abnegados denunciantes de “toda violencia institucional” le dedican ahora al señoreo de déspotas de territorio y mafiosos del palo, al asesinato de Florencia Magalí Morales y al gatillo fácil de los delincuentes contra los laburantes rasos de los barrios desposeídos. Similar mutismo e hipocresía se verifica entre los hipersensibles “defensores de género” del oficialismo cuando algún macho propio -Maradona, por caso- es denunciado públicamente a raíz de gravísimos hechos contra una menor de 16 años que el régimen cubano le habría “entregado” al Diez para su solaz. Al enemigo ni justicia, pero al amigo impunidad. Y silencio cómplice. Revel nos recuerda que esta clase de ideologismo blindado de doble y triple standard genera “cínicas contraverdades” cuando la realidad no conviene, pero que su peor enemigo suele ser el “testigo ocular”: los bolsos de José López en el monasterio, inmortalizados por una filmación, y la fiesta de Olivos, eternizada por una foto, los dejaron sin palabras. Los guarismos y las afirmaciones pueden ser manipuladas con “contabilidad creativa” y con alegatos y sofismas, pero las imágenes destruyen la articulación de cualquier “contraverdad”.

"La absolución ideológica santifica a su equipo y lo deja a salvo de la malversación, el nepotismo y la corrupción, y permite satanizar libremente al enemigo"

¿Qué servicio presta esta ideología autoritaria?, se pregunta Revel. Una triple dispensa intelectual, práctica y moral, se responde. Dispensa intelectual: “Retener sólo los hechos favorables a la tesis que se sostiene, incluso inventarlos totalmente, y negar los otros, omitirlos, olvidarlos, impedir que sean conocidos”. Dispensa práctica: “Suprimir el criterio de eficacia, quitar todo valor de refutación a los fracasos, fabricar explicaciones que los exculpen”. Dispensa moral: “Abolir toda noción de bien y de mal para los actores ideológicos; lo que es crimen o vicio para el hombre común no lo es para ellos”. La absolución ideológica santifica a su equipo y lo deja a salvo de la malversación, el nepotismo y la corrupción, y permite satanizar libremente al “enemigo”. Una ideología de estas características —añade Revel— “es una hoguera de creencias que, aunque devastadora, puede inflamar noblemente los espíritus. A su término, se degrada en un sindicato de intereses”.

Los psicópatas ideológicos suelen lograr, a su vez, una respuesta culposa por parte de ciertas “almas bellas”. Jean- François Revel describe así ese fenómeno condicionado por el miedo o el oportunismo: “Ninguna denuncia del comunismo, si procede del campo liberal, podrá pasar la aduana ideológica de la izquierda si no se hace acompañar de su contrapeso exacto de denuncia de un crimen fascista”. ¿Les resulta familiar todo esto?

"Quienes ironizaban sobre la “plata dulce” habilitaron un sistema explosivo de bicicleta financiera"

El paraguas de la ideología les ha permitido, en estos días tempestuosos, hacer el ridículo sin mojarse. La escandalosa pobreza, dicen los voceros del movimiento nacionalista que más gobernó la Argentina, no es producto de su anacronismo probado, su ensañamiento terapéutico y su profunda inepcia, sino del “neoliberalismo”, que como un fantasma para asustar niños recorre lúgubremente el continente americano. Y quienes patrullaban violentamente los medios, las redes y las calles lanzando insultos y epítetos como “genocidas” o “egoístas sin alma” (“están a favor de la muerte”) contra quienes pedían abrir las escuelas, y con cuidado los comercios y las pymes para que no se fundieran, o requerían acuerdos razonables y urgentes con el laboratorio Pfizer, de la noche a la mañana pasaron a ejecutar lo que criticaban y a militarlo con vehemencia, sin formular el mínimo mea culpa ni pedirle perdón a los fusilados. Quienes ironizaban sobre la “plata dulce” habilitaron un sistema explosivo de bicicleta financiera y se aferraron a repartir “platita” para sobornar al votante: pasaron de la fraseología de Cooke y Laclau al revoleo desesperado de heladeras sin despeinarse, en un grouchofascismo de folletín. La ministra de Salud —adalid del Estado total— atiende su apendicitis en una clínica privada para no quitarle la cama a un enfermo del conurbano, así como Cristina Kirchner —la reina del pobrismo que es multimillonaria— pernocta en su piso de Recoleta para no ocuparles una vivienda a los muchachos de la villa Puerta de Hierro en Isidro Casanova.

"Más allá de verbos encarnizados Cristina Kirchner elegirá esta vez una cierta racionalidad económica: el peligro real te disuade de narcisismos y fantasías"

Confinada dentro de su lujosa cárcel ideológica, la Pasionaria del Calafate no puede sino aceptar en esta hora dramática que el otro —dicho en términos populistas—, también tiene votos y pueblo, y que ya no es un innombrado, como lo fue casi siempre; ella sabe ahora que existe un republicanismo popular e intenta rebajarlo con su novedosa descalificación, que en el fondo es un gran reconocimiento identitario: “republicanos de morondanga”. Lo hace con razonable rabia incontenible, mientras medita su destino. Que hoy, nos guste o no, está atado al destino de un país que avanza apresuradamente hacia el abismo, puesto que al cuarto gobierno kirchnerista le quedan dos años de gestión y un huracán de frente, y está fabricando dos cosas: billetes a mansalva y una bomba que ellos mismos deberán desactivar con grandes posibilidades de ser alcanzados por las esquirlas. Ninguno de nosotros estará a salvo de ellas. La pregunta del momento es entonces qué hará realmente la vicepresidenta de la Nación “el día después”, y cuánto pesará en su íntima decisión el dichoso capital simbólico, construido y cercado precisamente por una ideología que tantas veces fue su efectiva y reluciente coraza, pero que en estas semanas parece una pesadísima e inmovilizante armadura de plomo. Es incompatible el capital simbólico con una hecatombe, y por lo tanto es dable conjeturar —sabiendo que no se puede profetizar nada en este país imprevisible y adicto a las sorpresas— que más allá de verbos encarnizados Cristina Kirchner elegirá esta vez una cierta racionalidad económica: el peligro real te disuade de narcisismos y fantasías. Lo hará, si finalmente lo hace, siempre bajo coartadas ideológicas y rebusques de actriz consumada. Con el concurso, como diría Revel, de esos “mecanismos medianamente sinceros de la mala fe”.

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*Artículo publicado en el diario La Nación de Buenos Aires

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Sentilecto
Sentilecto
3 años hace

Como psicólogo, me gustaría comentar que «razonable rabia incontenible» me pareció un descripción brillante y en el límite de de la articulación psicológica. Quien sabe algo extraordinario en muchos contextos, pero plausible en una Sociedad que ha tomado como norma casi natural experimentar sorpresas, sobresaltos y desvaríos…

Beatriz Varela
Beatriz Varela
3 años hace

El populismo kirchnerista va a sacar siempre de su infame galera a personajes de pelaje variado para ir cubriendo sus necesidades del momento. Se vendieron revolucionarios ganándose los amores de los eternamente jóvenes setentista que por esta fecha ya han pasado, muchos, ampliamente sus setenta año. Se enamoraron del discurso progresista que les recordaba sus años dorados, años que, luego entendimos todos fueron de una violencia que aún hoy estremece. Hoy el kirchnerismo abandona la falacia de su progresismo y se recuesta buscando apoyo, en los feudales más reaccionarios enquistados en muchas provincias y, con una agilidad increíble, muda su máscara para seguir mintiendo pero, más que nada aterrorizado ante la posibilidad de perder su poder y las cajas del estado que, aunque muy menguadas, les siguen permitiendo hacer la única política que saben, quieren o les conviene hacer, seguir agrandando el estado aunque a la vista está que ya es imposible sostener a tantos que pretende hacer como que nada ha cambiado y que es posible aún seguir viviendo en esta falsa ilusión que está a punto de estallar. El kirchnerismo ya perdió una batalla la del 12 de septiembre y ve con mucho temor aproximarse la del 14 de noviembre. En los dos años que le restan de gobierno van a extremar sus ideas sin que hasta hora hayan demostrado algo de preocupación por un modelo de país que es inviable.

textango
textango
3 años hace

Sería preferible que JFD, en su programa de radio, no fuera tan tibio en sus críticas, como al pasar, al gobierno de Sánchez, como si toda la situación fuese responsabilidad exclusiva de los chavistas de PODEMOS.
Tal vez aquí, el autor conserva resabios de una armadura ideológica venida del campo republicano y cierto sesgo de aquiescencia hacia el PSOE, a pesar de su ruinosa gestión actual.

Liliana
Liliana
3 años hace

Sr. Fernandez Diaz, lo escucho todas las noches, tiene ud. la magistral virtud de interpretar lo que pienso y pensamos muchos…..y expresarlo con presicion…….desde los objetivos del Kichnerato y sus acolitos, el papel de la iglesia, el Papa y los Obispos…..lo que yo pienso ud. lo dice…..ah…y un mensajito a los queridos españoles……tengan cuidado, pueden perder irremediablemente su hermoso pais como nosotros perdemos al nuestro….felicitaciones a ud. y salud!

Jorge Antonio
Jorge Antonio
3 años hace

La descripción es precisa. Lamentable es que la sociedad reacciona, en muchos casos, en forma extrema. Ha pasado de propiciar el castigo a Macri a festejar el anarco-liberalismo de Milei, todo en dos años sin detenerse en proyectos de país. Sólo la urgencia y el afán de repudiar nos convoca. Mientras tanto, la Justicia mira para otro lado y se demora en resolver causas que llevarían cordura y equilibrio al ciudadano para que pueda tomar decisiones razonadas. De nada sirve cambiar de gobierno si las instituciones no se depuran y emprenden el camino de la ley.

Raúl
Raúl
3 años hace
Responder a  Jorge Antonio

De acuerdo. Y me hace razonar sobre una función casi nunca destacada de la Justicia: su rol educador, su calidad de formador de valores o al menos rumbos éticos (por más que Moral y Derecho no siempre coincidan). La Justicia argentina es tan nefasta como sus políticos auqnue seguramente a causa de que éstos jamás le han garantizado independencia del poder…