Marina Filoc
Publicaciones del autor
La ventana de Overton: El hombre contra las féminas
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1. De lo impensable a lo radical La idea de que los hombres son inherentemente malvados y existen para oprimir a las mujeres sería...
Secuelas: Me acuerdo
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Me acuerdo de cuando la mamá cambió a mi mejor amiga al colegio de monjas y me quedé sola por completo, mendigando compañías nuevas...
Aguafuertes sudacas: ¿Estoy enamorada? Sí, porque escribo
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Y todo esto debe resolverse cuando aún se puede, y tus padres, ojo, porque tus padres no van a estar para siempre, no vas...
Aguafuertes sudacas: Ese pantanoso trecho entre el dicho y el hecho
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Sea como fuere, hoy no voy a despotricar, tampoco le echaré la culpa a usted de algo, ni a los políticos, ni a los...
Aguafuertes sudacas: Debería o deberiese
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Debería, decía, estar empacando para irme directo a la playa después del brindis, cuestión de no perder un segundo de mis vacaciones, dado que...
Secuelas: Las cosas que perdimos por boludos
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Después pasó lo de Alejandro. Veintiseis años. Laburante y padre de dos nenas hermosas. Trabajo de riesgo. Limpiaba vidrios en la altura, piso 16...
Yo no duermo la siesta, de Paula Marull
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Siendo la calle Corrientes no se usted pero yo suelo ir pecando de prejuiciosa: va a ser malo, pienso, porque prejuzgo malamente que el...
Secuelas: Bertita
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Con un tremendo esfuerzo se calzó las pantuflas y se asomó a la ventana. Tal y como imaginó todos caminaban allí fuera radiantes de...
La felicidad
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Llegaron a La Boca cerca del mediodía. Gualterio pocas veces iba al centro y menos aún sin su papá. Claro que le gustaba más...