Inicio > Libros > No ficción > Autodiálogo entre materialismo e idealismo

Autodiálogo entre materialismo e idealismo

Autodiálogo entre materialismo e idealismo

Pensar la ciencia: Los contornos de una nueva visión científica del mundo, que originalmente tiene un título más atractivo (Science Ideated: The Fall of Matter and the Contours of the Next Mainstream Scientific Worldview), y con ello no desmerecemos para nada el excelente trabajo de su traductor, J. Rafael Hernández Arias, es el segundo libro de Bernardo Kastrup publicado por la editorial Atalanta. Nacido en Río de Janeiro en 1974, radicado en Holanda, es doctor en filosofía, ingeniería informática e inteligencia artificial. Como científico ha trabajado en el CERN y en los laboratorios de investigación Philips. Es director de la Essentia Foundation, asociación consagrada a la critica del materialismo metafísico que prevalece en el mundo de la ciencia actual. Creador de la corriente filosófica denominada “idealismo analítico”, sobre la que hablaremos a lo largo de esta reseña, es autor de una extensa obra filosófica en la que se incluyen libros sobre Schopenhauer (1788-1860) y Jung (1875-1961), pensadores que han influido en su obra. Kastrup es riguroso e inteligible y no rehúye la controversia. Como señala en un breve texto explicativo sobre los objetivos de la organización antes citada, cuyo mero nombre sabemos enerva a los materialistas desde hace muchas décadas, “se han ido acumulando las evidencias procedentes de las investigaciones sobre los fundamentos de la física, la neurociencia y la filosofía analítica, de que el materialismo es falso”.

Mirando hacia atrás, hacia el año de nacimiento de Kastrup (recuerdo que tenía yo dieciocho años cumplidos), me viene a la cabeza cómo los debates filosóficos en la universidad española insistían en la lectura de un libro especialmente combativo escrito en 1909 sobre esta misma cuestión, hoy una antigualla, donde los asuntos se contemplaban desde el punto de vista opuesto. Me refiero a Materialismo y empiriocriticismo, de Vladimir Illich “Lenin” (1870-1924), que acabó convirtiéndose, tras la Revolución Rusa de 1917, en uno de los textos canónicos del despotismo soviético, que vinculó su “razón práctica”, materialismo histórico, a su “razón teórica”, la filosofía del materialismo dialéctico, corriente de pensamiento devenida escolástica oficial que durante toda la historia de la URSS será la clave de bóveda de la enseñanza de la filosofía en todos y cada uno de los centros educativos y en cuyo nombre se llegó a condenar, y proscribir durante un tiempo, tanto la genética mendeliana como la física relativista. Aunque Kastrup, pudoroso, no habla para nada de esta vertiente política del debate entre idealismo y materialismo, es conveniente que el lector no olvide que en los países comunistas había que realizar juramento de fidelidad a una filosofía de corte materialista, oficializada y monótona, siendo castigados, incluso con la prisión o la muerte, los pronunciamientos contrarios a sus designios doctrinarios. Y puesto que el marxismo ha experimentado en los últimos años algo así como un renacimiento zombi, tener presente esta cuestión no resulta en modo alguno baladí. China continental, la nación más poblada del planeta y una de las dos más fuertemente desarrolladas científica y técnicamente, aún conserva el materialismo filosófico como filosofía oficial.

"El autor, al que tratamos de seguir en todo momento, considera insostenible la carencia de un firme fundamento metafísico"

Pondré de manera decidida las ruedas por delante del caballo para mejor empezar a sintetizar el contenido de este libro fascinante, perfectamente articulado en siete partes y treinta y un capítulos, escrito con una poco frecuente claridad. La erosión de la imagen del mundo procedente de la religión en la cultura occidental, que tiene raíces antiguas pero se desarrolló con mucha más intensidad durante el siglo XIX, ha traído consigo una cultura fracturada. No solo para las élites, como ocurría desde el comienzo de la Modernidad (recordemos las guerras de religión) sino también para la totalidad de la sociedad, dando origen a lo que se ha denominado Era Secular. En este contexto los filósofos han dejado de tener el monopolio del pensamiento metafísico creativo, siendo los medios de comunicación los que hacen pasar prioritariamente la ciencia por metafísica. Se hace necesario un viraje, constituyendo el significado y destino de la cultura occidental la idea clave que pone en marcha esta investigación filosófica. El autor, al que tratamos de seguir en todo momento, considera insostenible la carencia de un firme fundamento metafísico. No resisto la siguiente interpolación:

Juan Larrea, en Razón de ser (1956), vinculaba la actividad científica con la multiplicación de los tiempos y las distancias. “Nos encontramos ante un pasado fantásticamente intolerable, sobrecogedor”, recalcando cómo la consciencia subjetiva de la humanidad se estaba ensanchando. Destacaba cómo la erudición y la especulación habían alcanzado en su tiempo magnitudes abrumadoras. “En las artes han desaparecido la medida y la forma humana de su horizonte. La mente humana se encuentra en estado ígneo. Se progresa en plena demencia”. Y culminaba: “La misma ausencia de proporción se descubre en lo infinitamente pequeño”.

"El materialismo científico hace descansar todo en una materia externa independiente de la mente, llegando en sus versiones más extremas a negar existencia a la consciencia, a la que considera un epifenómeno"

Kastrup considera la mente, no la materia, como el fundamento de la realidad. Para un idealista no hay cerebro o materia fuera de la mente, y para persuadirnos racionalmente de su afirmación pone en juego, desde el inicio de su trabajo, un análisis riguroso que tiene como punto de apoyo no sólo el uso refinado de los recursos conceptuales propios de su disciplina sino también los avances de la mecánica cuántica, y así fundamenta sus criticas “al materialismo metafísico, al negacionismo de la consciencia, al pampsiquismo y a otros puntos de vista filosóficos y científicos imperantes”. Esto será realizado de manera continuada a lo largo del libro, tomando como objetivo determinados pensadores  y problemáticas. Una lectura atenta permitirá al lector seguir los argumentos y contra argumentos sin problema, disfrutando de ellos como peripecias.

Los cinco sentidos, y la experiencia perceptiva consiguiente que nos proveen, son el punto de partida tanto de nuestra existencia personal como de la actividad científica. Nuestra consciencia fenoménica. Esta se caracteriza en el ámbito científico por la descripción del mundo cualitativo mediante cantidades (peso, longitud, ángulo, velocidad…), todo ello mediante la introducción en el entorno de instrumentos cada vez más sutiles de mejora de la percepción. Sin embargo, entre los siglos XVII y XVIII se va sustituyendo el territorio por el mapa, otorgando realidad a meras descripciones y arrinconando el mundo de las cualidades. Surge el problema de la consciencia, con la reclusión de la materia en la cantidad. El materialismo científico hace descansar todo en una materia externa independiente de la mente, llegando en sus versiones más extremas a negar existencia a la consciencia, a la que considera un epifenómeno. En el mejor de los casos, afirmando cosas como: “Todas las experiencias son generadas por el metabolismo cerebral”. La neurociencia es la ciencia que hoy lidera, al menos algunos de sus representantes, la actitud negacionista de la conciencia.

Interrumpamos el flujo de la exposición para compartir una cita de Max Planck (1858-1947) contenida en el texto: “Considero la consciencia como algo fundamental. Considero la materia como un derivado de la consciencia. No podemos ir detrás de la consciencia”.

"La crítica al negacionismo de la consciencia y al pampsiquismo constitutivo, que promueven algunos materialistas ingeniosos, prosigue en los vericuetos filosóficos críticos en los que se mueve nuestro autor"

En la primera parte de las siete que contiene el libro se estudia al materialismo científico, la filosofía hoy preponderante, mostrando sus contradicciones y su tendencia a llegar al absurdo por un mal manejo del lenguaje. El materialismo es calificado de autentico malentendido. Es esta quizá la parte filosófica decisiva del libro, y el autor resulta convincente. Los resultados experimentales de la física cuántica han refutado el realismo físico: no hay ahí fuera un mundo de mesas y sillas físicamente objetivo e independiente. Este mundo cotidiano macroscópico existe sólo en cuanto es observado. Y no, no es pura matemática, como añaden algunos que consideran que “la consciencia no ocurre, que es una construcción errónea”, que lo que hay son fórmulas. Salvo que añadamos “matemática observada”. La experiencia no desaparece redefiniendo los términos para mejor rechazar la concepción cualitativa de la conciencia. Nuestra conciencia fenoménica es cualitativa y tiene un valor de supervivencia, un sentido evolutivo. La consciencia involucra atención, discriminación y motivación. Los materialistas no tienen ni idea de cómo es posible que el cerebro material pueda producir la experiencia, aunque lo intentan de manera continuada cuando promueven la reducción conceptual de las potencias de la consciencia a las tareas de los ordenadores. Estos carecen de estados experienciales, hay una inconmensurabilidad entre estos estados y el procesamiento de datos. La crítica al negacionismo de la consciencia y al pampsiquismo constitutivo, que promueven algunos materialistas ingeniosos, prosigue en los vericuetos filosóficos críticos en los que se mueve nuestro autor, como un autentico pez espada, llegando a capítulos divertidos e inteligentes como el titulado “Robots sintientes, cucharas conscientes y otros divertidos disparates”. Pero hemos prometido, ya al principio, referirnos al remedio, el idealismo analítico, y vamos a cumplir. El tiempo es aquello que apremia.

Siguiendo la prescripción schopenhaueriana “debemos aprender a comprender la naturaleza partiendo de nosotros mismos, no a nosotros mismos partiendo de la naturaleza”, se llega a la consideración de la materia como “la apariencia extrínseca de la fenomenalidad interna”. Porque, amigos, existe algo que nos diferencia de las teteras: la introspección. Los mimos no son “nosotros mismos.”

“El idealismo analítico afirma que el fundamento de la existencia es la consciencia fenoménica. Todo lo demás es reducible a configuraciones y pautas de excitación de la consciencia”. Reconozco, prosigue, que otros seres vivientes tienen una vida interior consciente propia. Como si dijéramos: “No son sólo fuentes deletéreas de desinformación”.

"La quinta parte, dedicada a la Física, es decisiva. Son precisamente las anomalías cuánticas las que nos deben llevar a hacer repensar la realidad"

“Reconozco también que hay algo ahí fuera, más allá de las mentes individuales, que continuaría existiendo aunque nadie lo estuviera mirando. Ese algo ahí fuera es de naturaleza experiencial, esto es, consiste en actividad mental transpersonal. Dicha actividad mental sólo se nos presenta como el universo inanimado”. Y aquí me detengo, conecten esto con la reseña anterior, la de los Textos herméticos. No estamos sólos y no debemos permitir al “ministerio de la verdad”, los robotoides del “imperio nunca tuvo fin” de Philip K. Dick (1928-1982), reemplazar la concreción del mundo por abstracciones. Y aquí cobra también pleno sentido la convincente afirmación de Karl Popper (1902-1994): “La objetividad de las afirmaciones científicas reside en que puedan ser demostradas de manera intersubjetiva”.

La quinta parte, dedicada a la Física, es decisiva. Son precisamente las anomalías cuánticas las que nos deben llevar a hacer repensar la realidad. También, y relacionado con la neurociencia (sexta parte), debemos trascender el cerebro: la consciencia va más allá de lo que piensas. El libre albedrío, la experiencia psicodélica, la experiencia del flujo del tiempo y el misticismo son objeto de inteligentes reflexiones en las que se entreveran los argumentos filosóficos con los hallazgos experimentales aportados por distintas disciplinas. Terminaremos con algunas preguntas, que surgen al filo de una lectura que recomiendo encarecidamente a los lectores. Unas preguntas y una cita de Hume (1711-1776).

¿Es cierto, como parece afirmar el autor, que los eventos y objetos macroscópicos son un mero resultado compuesto de la dinámica microscópica?

¿Quién o qué podría causar el colapso de la función de onda si no es la consciencia humana?

¿Existe una sola consciencia transpersonal?

Look round the world: contemplate the
whole and every part of it: you will
find it to be nothing but one great
machine…

—————————————

Autor: Bernardo Kastrup. Traducción: José Rafael Fernández Arias. Título: Pensar la ciencia. Editorial: Atalanta. Venta: Todos tus libros.

4.7/5 (10 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

1 Comentario
Antiguos
Recientes Más votados
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios
Felizardo Sánchez Inzunza
Felizardo Sánchez Inzunza
2 ddís hace

Excelente artículo

reCaptcha Error: grecaptcha is not defined
  • Exceso de empatía

    /
    abril 06, 2025
    /

    La empresa era compleja, toda vez que implicaba, entre otras cosas, analizar cómo nos han llegado las noticias a lo largo de la historia, o la creciente sensación de miedo que nos invade diariamente ante tanta información, pero lo verdaderamente complicado, al menos para mí, fue lidiar con la enorme cantidad de documentación que tenía y la que fui descubriendo mientras investigaba más y más. Como los deportistas, a menudo me obligaba a fijarme una meta y no dejar que cantos de sirena —léase libros o artículos interesantísimos— me apartaran de mi camino. Pero cuando flaqueaba, ante mí se superponía…

    Leer más

  • Diez años de Tenerife Noir

    /
    abril 06, 2025
    /

    Hablemos de Tenerife Noir. Cada evento cultural que nace debería ser motivo de celebración, de rompernos las manos a aplaudir. Que cumpla diez castañas ya es para quitarse el sombrero y el peluquín. Quien esto suscribe tuvo la suerte de asistir a su primera edición y ahora es testigo de la evolución que ha tomado. A mejor, mucho mejor. Aquellas jornadas de 2015 eran un niño ilusionado con su bicicleta nueva, pero ahora es puro músculo y ambición. Y todo ello lo ha hecho sin perder ni su identidad propia ni la sonrisa. Subamos al Delorean y viajemos al primer…

    Leer más

  • Cuentos selectos, de Irène Némirovski

    /
    abril 06, 2025
    /

    Irène Némirovski escribió tanto que todavía hoy aparecen inéditos. Muchos de sus relatos y novelas cortas fueron publicadas en revistas, sobre todo en semanales de corte femenino. Además, ante el avance de la guerra, se vio obligada a usar seudónimos para evitar la censura. En Zenda reproducimos un relato inédito presente en Cuentos selectos (Edhasa), de Irène Némirovski. Con prólogo de Pola Oloixarac. ****** EL MIEDO (1940) –La boda no será para mañana –dijo Léonce Péraudin. Y su vecino y amigo Joseph Voillot asintió con la cabeza tristemente, sin responder. Las tierras que cultivaban estaban cerca la una de la…

    Leer más

  • Hacer un Franky

    /
    abril 06, 2025
    /

    Lo que llevaba observando en estos meses es que había coches con una pieza de la carrocería de diferente color al resto. Una única pieza. Como cuando recibes un golpe y el chapista la cambia y pinta sin tener en cuenta el color original del vehículo. Al preguntarle a un amigo que se dedica a eso, él me ha dicho que no es lo habitual, que una vez se restaura la chapa dañada, se pinta con el número de color exacto del resto. No hay lugar a error. Entonces me lo ha contado, en petit comité. «Hay una moda ahora…

    Leer más