Jesús Úbeda ha volado a la rama más alta de la creación, que es la poesía, para mostrarnos una singular faceta. Para quienes seguimos su carrera profesional, oímos su voz en la radio y leemos sus entrevistas en zendalibros.com, esa parte clandestina, privada y pasional de su escritura era casi desconocida. Este joven periodista con alma de rockero pone nombre de ave —alcaudón— a su poemario y entra por la puerta grande con una edición magnífica de sus poemas en la siempre elegante editorial Huerga y Fierro acompañada de un elogioso prólogo del músico Enrique Bunbury.
Perpetrar, en el siglo XXI, la poesía es considerado por muchos como un acto absurdo; un vómito huero; una pérdida del talento creativo que podría volcarse en escribir algo más práctico como una novela, un artículo, una tesis o un ensayo. Y tal vez los que piensan así tengan razón. Por eso, envenenada por el ritmo de los traviesos, potentes versos del Estado incivil de Úbeda, he pensado que quizás pueda aportar mi opinión al respecto:
La poesía no sirve para nada, excepto para ampliar la piel, construir imágenes, volver a jugar con las palabras como si fuésemos niños, pellizcar los ojos cegados por las tecnologías, pautar el ritmo del lenguaje caótico del mundo; cantar canciones sin música, inventar definiciones nuevas, escupir contra el viento con una saliva inmortal, disimular la locura enmascarándola de talento, reproducir los viejos ritmos de los cuentos infantiles, los aedos antiguos y los mitos olvidados, o reescribir las canciones de los borrachos, los amantes, los corsarios. La poesía no sirve para nada, pero afortunadamente sigue pariendo poetas.
El escritor de poesía que es Jesús Úbeda seduce hoy en unos versos que no vienen de lo Apolíneo, sino de lo Dionisíaco; tal vez porque este poeta ha aprendido a convocar a Nietzsche en los bares, transmutando lo sublime en cantar de gesta rockero.
Así que ya saben: si se sienten desgraciados, o felices, afortunados, desesperados, locos, enamorados, borrachos, cuerdos, novelistas, ágrafos, músicos, aburridos o poetas, o lo que es más difícil, si quieren sentirse agraciados como lectores, lean este libro de poemas de Úbeda que, como el canto dulce de un pájaro al amanecer sobrevolando las calles sucias de la ciudad, algunos creen que no sirve para nada.
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Autor: Jesús Fernández Úbeda. Título: Estado incivil / Concierto de alcaudones. Editorial: Huerga y Fierro. Venta: Amazon y Librerías Troa.
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