Mi precio es ninguno apareció por primera vez en 1996, en Plaza & Janés. Recuerdo que disfruté mucho escribiéndola, por los personajes y los ambientes que recreaba, y por ser consciente de estar haciendo una especie de homenaje a géneros que me gustaban mucho (la novela negra estadounidense de los años 30, 40, 50, o, en cine, las películas policiacas y las de vaqueros, espagueti-western incluido).
Por desgracia, no soy Simenon, y escribir una novela me lleva mucho tiempo; otros proyectos iban viniendo a mi cabeza y no encontraba el momento de regresar a Elsa, a Max, y a ese bar cutre situado en algún lugar indeterminado de la periferia madrileña. Al fin, veinte años después, reunidas las fuerzas suficientes, convertida esa tentación en casi una necesidad, decidí lanzarme. Al escribir un relato centrado en la época en la que los tres se conocen, Yo fumo para olvidar que tú bebes, muchas cosas estaban condicionadas por Mi precio es ninguno, como, por ejemplo, que Max fuera guardaespaldas en el País Vasco.
Y una vez escrita y publicada Yo fumo… comprendí que se hacía necesario recorrer el camino inverso: corregir Mi precio… para que todo encajara. No bastaba, pues, limitarme a que se reeditara el mismo texto, tal cual había sido escrito más de veinte años atrás, como si nada hubiera pasado. Pero claro que había pasado: no solo el tiempo, sino, también, que ahora Mi precio… era una continuación de una novela anterior. Tenía que repasarlo con nuevos ojos.
Y al corregirlo, cambié bastante más de lo estrictamente necesario para que todo concordara, pues es muy habitual que, al leer textos antiguos, los escritores encontremos cosas que ahora no nos gustan igual: afiné más algunos diálogos, introduje algunos nuevos matices en diversos personajes, rebajé la atracción que Max sentía por Rosa, la hermana pequeña de Elsa, sin eliminarla del todo, e incluso, para que todo fuera más rápido, acorté en veinticuatro horas la acción, que ahora transcurre en dos días, y no en tres. Creo que ese esfuerzo de reescritura ha valido la pena: la historia es la misma, claro, pero considero que fluye más suavemente y la relación entre Max y Elsa, y lo que ha pasado entre ellos, se explica mejor. Y hay elementos nuevos que me gustan mucho más: por ejemplo, en la presente y definitiva versión, la de Siruela que se acaba de publicar, la escultura del gato de El Gato Azul cobra una importancia de la que antes carecía, y se carga de simbolismo o misterio, hasta casi convertirse en un personaje más, que ha estado presenciando en primera fila esos cinco años de soledad y decadencia en los que ha estado inmerso Max.
Siempre tuve un cariño especial por Mi precio es ninguno, y al haberse convertido esa novela en el germen de toda una serie, la serie Max Lomas, ese cariño se ha transformado casi en agradecimiento. Y digo serie, porque en 2022 está previsto que en Siruela Policiaca aparezca la tercera entrega, que llevará por título Demasiado no es suficiente, y en la que aquellos a los que les hayan gustado las dos primeras novelas podrán seguir las nuevas aventuras y desventuras de Max Lomas, Máximo Lomas, Máximo Lo Más…
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Autor: Martín Casariego. Título: Mi precio es ninguno. Editorial: Siruela. Venta: Todostuslibros y Amazon.
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