Hay veces que las editoriales se visten de Papá Noel y nos regalan a los lectores obras que son imprescindibles desde su lanzamiento como este Todo Bellón, publicado por Cuadernos del Laberinto. En sus más de mil páginas se recogen ocho novelas de Bellón, el buscavidas creado por Julián Ibáñez, uno de los maestros de la novela negra española. A sus más de setenta años nos demuestra por qué es el escritor más fresco de la literatura criminal.
Bellón vive al día. Es un tipo gris asfalto de pocas palabras, que no mira a los ojos cuando cierra un negocio en la barra del Menta y Canela, pero que no duda en golpear cuando la ocasión lo requiere. Todo lo que hace es en beneficio propio, y se vende barato. Solo necesita un par de billetes pequeños para poder beber y pagar la pensión. La novela El viejo muere, la niña vive, recogida en este volumen, es un manual de delincuencia callejera en toda regla. Bellón saca dinero de donde puede: proxeneta, cobrador de morosos, portero de prostíbulo, traficante de poca monta, chivato de la policía, protector de chaperos, ladrón de perros de pelea y hasta guardaespaldas en partidas clandestinas de póquer “donde los jugadores piden cartas y empujan los billetes acariciando la cabeza de una chica debajo de la mesa”. En Gatas salvajes salva a una prostituta de veinte años de una red de esclavistas, pero él mismo termina poniéndola a hacer la calle. Todas sus acciones son de baja catadura moral, incluso cuando trata de hacer el bien. En cada página nos enseña una nueva artimaña para sobrevivir en un mundo turbio, ya sea robando a homosexuales o encontrando drogas naturales en mitad del monte. Todos los personajes nadan en la desesperanza y no parece haber futuro.
—Yo no tengo perro, ni gato… Nunca los he tenido.
—¿Ni cuándo eras niño?
—Ni cuando era niño. Ni un pájaro. Bueno, recuerdo que un vecino, yo debía tener como cinco o seis años, tenía un pájaro en una jaula.
—¿Un canario?
—¿Un canario? No sé, puede ser. Me acuerdo de la jaula, no del pájaro. Era como uno de esos templos chinos, la jaula digo, o de por ahí.
—¿Cantaba?
—¿El pájaro? No lo sé. Si lo hizo fue cuando yo no estaba.
Julián Ibáñez eleva el género del harboiled hasta sus más altas cumbres. Este tomo es una colección de crook stories, es decir, historias de criminales donde hasta los policías son corruptos. Bellón va varios pasos más allá del antihéroe convencional y bien podría alzarse como el malo malísimo de cualquier otra novela. Narrada en primera persona, la prosa de Ibáñez es dura, cortante, desencantada y en ocasiones bucólica.
“Era guapa. Solo guapa, no bella, de rasgos un poco duros sin maquillar, podía traducirse por entereza, por saber estar, una mujer de una pieza, con un carácter rocoso formando una gruesa capa debajo de la cual, sin ninguna razón, yo adivinaba ternura”.
Aquellos que busquen literatura afilada, personajes inolvidables e historias oscuras pero realistas disfrutarán lo indecible con las ocho novelas que recoge el tomo, que por cierto tiene un precio de lo más atractivo. A destacar la labor de Carlos Augusto Casas al frente de Cuadernos del Laberinto, donde ha rescatado obras inencontrables de la mejor literatura negrocriminal, como es el caso de Julián Ibáñez o Carlos Pérez Merinero.
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Autor: Julián Ibáñez. Título: Todo Bellón. Editorial: Cuadernos del Laberinto. Venta: Amazon y Fnac
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