Coincidí con David dos veces, quizá tres. Lo retraté para una entrevista que Javier Ors le hizo para Zenda. Estuvimos juntos en París durante un viaje de promoción de Sabotaje, la novela de Arturo Pérez-Reverte, y en algún evento cultural más.
Sentí siempre admiración hacia él: más que por su obra, por la manera en que hablaban de él los amigos que compartíamos.
Me habría gustado no tener que haber hecho nunca este reportaje, pero la vida sucede así: aquí os muestro la Biblioteca Municipal David Gistau, retratada —tal y como lo hice con él— con contraste y carácter, en blanco y negro.
El pasado 20 de octubre se inauguró en Madrid la Biblioteca Municipal David Gistau, al final de la Avenida de los Toreros, en un solemne acto al que acudieron varias personalidades políticas del gobierno madrileño, así como la mayor parte de sus amigos de las letras, escritores y periodistas, muchos de los cuales dedicaron a su memoria algunas palabras. Todos coincidían en lo mismo: la solemnidad de aquel acto estaba lejos de lo que era Gistau; él estaría justo detrás, en el lugar que ahora ocupan los libros.
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