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Bunbury: «El derecho a desconectarse es una utopía, estamos bien amarrados»

Bunbury: «El derecho a desconectarse es una utopía, estamos bien amarrados»

Aprovechando el lanzamiento de Expectativas, Zenda conversa con el artista sobre su último álbum, sobre el ecosistema político y, cómo no, sobre literatura.

 

Mostrarme imparcial con Enrique Bunbury (Zaragoza, 1967) implicaría un ejercicio de hipocresía de difícil digestión. Tanto intelectual como personalmente. Junto a Raúl del Pozo, desde un punto de vista profesional, nadie me ha ayudado tanto ni ha depositado tanta confianza en mí. No es que sea de bien nacidos ser agradecido, sino que despotricar contra alguien que ha marcado, y de un modo tan maravilloso, el rumbo de mi vida, sería cosa de necio, de traidor, de infame. Nos conocimos —estas fechas no se olvidan— el 19 de junio de 2014 en Barcelona. Al llegar al Sant Jordi Club, una de sus mánagers, Marisa Corral, me dijo: «Enrique suele venir poco adonde estamos nosotros. A ver si en algún momento de la gira lo pudieras saludar». Tres minutos después, apareció el cantante. Reaccioné como una estatua de sal descerebrada. Nuestra primera conversación fue ridícula —por mi parte—:

–¿Y a qué te dedicas?

–Ehmmm, ehmmm… me acabo de licenciar.

–¿De licenciar? ¿En qué?

Por fortuna, a partir de ahí, todo fue viento en popa y, desde entonces, Bunbury ha tenido conmigo no pocos detalles que sólo puedo calificar como privilegios. El último de ellos consistió en ofrecerme la redacción del press-release de su nuevo disco: Expectativas (OCESA / Warner, 2017). Trabajo ambicioso, vibrante, implacable y hermoso, en sus once canciones, el compositor nos ubica en un ecosistema tan atroz como el que aparece en Un mundo feliz de Huxley, en 1984 de Orwell, o, desde un punto de vista musical, en el Diamond Dogs de Bowie, sólo que, en lugar de recurrir a la fabulación, el artista canta basándose en lo que ve, en lo que lee, en lo que vive.

 

P: Enrique, ¿vivimos en los últimos días de Pompeya?

R: No lo creo. Creo que este planeta y el ser humano tienen todavía posibilidades de entenderse. Ahora bien, no creo que el camino por el que andamos sea el correcto.                                             

P: ¿Un optimista es un pesimista mal informado?

R: Con respecto a la actualidad política no estoy muy informado, la verdad. Me aburren las ruindades de nuestros gobernantes. Así, puedo ejercer de optimista, y pensar que en algún momento pueda soplar el viento a favor. Y que “no conseguirán engañarnos a todos”. 

"La realidad es que el sistema tiene la capacidad de fagocitar los pequeños actos revolucionarios para continuar más o menos con el mismo cuento."

P: Si Palosanto es una panorámica poliédrica de un momento de cambio social, Expectativas, más o menos, ¿viene a decir que el escenario del día siguiente no se ha revelado como mejor?

R: Eso es un hecho, no es una apreciación. La realidad es que el sistema tiene la capacidad de fagocitar los pequeños actos revolucionarios para continuar más o menos con el mismo cuento. Da la impresión de que nuestros gobernantes cada vez son menos competentes o importa menos su capacidad. 

P: Desde un punto de vista sonoro, Expectativas es su disco más abrumador.

R: No sé si alegrarme o preocuparme por esa apreciación. Sé que me quedó un disco oscuro. Y sé que es un disco que tiene mucha información musical. Arreglos muy interesantes, que no caen en lugares comunes ni habituales. Creo que también quedó un trabajo compacto y que se necesitan un par de escuchas para enamorarte de algunos pasajes. No es exactamente un disco de rock, porque no utilizamos algunos de los tics más habituales del género. Pero la banda suena como un cañón, y no hemos hecho concesión alguna. 

P: Escuchando el disco, recordé un grafiti demoledor, creo que anarquista, que decía: «Sólo los peces muertos siguen la corriente». ¿Está el mundo lleno de peces muertos?

R: Digamos que hay mucho pez dormitando. Y que muchos siguen la corriente es un hecho. La mayor parte de los temas conflictivos en los que parece que hay que posicionarse entre A y B, me da la impresión de que precisamente, posicionarse en uno de los extremos no es más que seguir la corriente que algunos dictan, frotándose las manos. 

P: Decía el poeta que las de España «son tierras para el águila, un trozo de planeta / por donde cruza errante la sombra de Caín». Usted canta: «Cuna de Caín y guerra civil / entre hermanos, de la mano / nos hacemos daño / siempre que nos encontramos». ¿Es España la patria de la envidia?

R: No es “Cuna de Caín” una canción que hable de España, sino de una relación entre dos personas que deben poner tierra de por medio para no acabar el uno con el otro.  España tiene muchas caras y características. Decir que es el país de la envidia es una generalización que no creo sea del todo justa. Hay envidia, como también hay generosidad. 

"Que algunos de nuestros gobernantes, en España, en México o en EEUU, me da igual, hayan llegado aupados por parte de nuestras respectivas poblaciones es, como poco, increíble."

P: «Pudiendo escoger entre dos o tres / preferimos al más subnormal». ¿Por qué?

R: Eso sí que es un misterio. Que algunos de nuestros gobernantes, en España, en México o en EEUU, me da igual, hayan llegado aupados por parte de nuestras respectivas poblaciones es, como poco, increíble. Supongo que hay muchas justificaciones en cada caso. Muchas las hemos leído en miles de artículos sesudos haciéndose esta misma pregunta. Y, aun así, seguimos preguntándonos cómo pasó. 

P: «Escucha a todo el mundo / repetir la misma opinión / leída en la prensa». ¿Estamos cada vez más cerca de la dictadura del pensamiento único?

R: Es una amenaza con la que debemos tener cuidado. La realidad apunta a que los comentarios a pie de página, los trolls y linchadores profesionales de redes sociales, pueden convencernos de vivir en la autocensura, e incluso que lleguemos a imitar sus comportamientos y nos convirtamos nosotros mismos en la policía de lo correcto frente a nuestro vecino. 

P: ¿Está en peligro el derecho a desconectarse?

R: El derecho a desconectarse es una utopía. Estamos bien amarrados. Y es difícil la desconexión total, sin convertirte en un indigente o un cavernícola. Pero sí que podemos tomar algunas decisiones que nos alejen de algunas leyes de los hombres. Y mantener nuestras mentes menos contaminadas. No es fácil y admiro a aquellos que son capaces de dar algunos pasos importantes. 

P: ¿Se ha sentido alguna vez al filo de un cuchillo?

R: La canción (“Al Filo de un Cuchillo”) habla precisamente de sentirte de esa manera a la hora de enfrentarte al lienzo en blanco. Del placer que supone cuando sabes que estás dando con algo importante, pero que puede volverse en tu contra. Cuando no estás tomando el camino fácil, ni estás haciendo lo que se espera de ti. 

P: Qué hermosa es «La constante». Es el amor verdadero un buen salvavidas, ¿verdad?

R: En mi opinión uno de los pocos refugios que nos queda. Junto al arte y la meditación. 

"Me gustaban los libros en los que los viajes y las aventuras se entrelazaban. Quizás de ahí surgió mi naturaleza nómada."

P: Si me permite, le voy a hacer un cuestionario literario que en Zenda estamos haciendo a los entrevistados que no son escritores, editores y demás gente no relacionada, directamente, con el mundo literario. ¿Recuerda cuál es el primer libro que leyó?

R: No recuerdo, pero imagino que sería uno de Julio Verne o de Emilio Salgari o de Stevenson. Me gustaban los libros en los que los viajes y las aventuras se entrelazaban. Quizás de ahí surgió mi naturaleza nómada. 

P: ¿Qué tipo de literatura prefiere?

R: He tenido etapas diferentes en distintos momentos de mi vida. Este último año, principalmente leí poesía, ensayo y biografías. 

P: A comienzos de año, me contó que estaba leyendo mucho «ensayo sesudo».

R: Alguna cosa tocha y aburrida he leído. Aunque me intento saltar lo que no me interesa. Me he metido a tope en la obra de Lynch, en la Meditación Trascendental y en la pintura americana contemporánea, de la Segunda Guerra Mundial hasta el minimalismo. 

P: Dígame tres libros que considere imprescindibles.

R: Todos los libros son imprescindibles, hasta el más superficial, si encuentra su destinatario. De los que fueron imprescindibles para mí: La prueba del laberinto de Mircea Eliade, Siddharta de Hermann Hesse y El túnel de Sábato, por ejemplo y así de memoria. 

P: ¿Alguna obra que le haya quitado el sueño?

R:  Aunque me gusta el cine de terror, nunca leí novela de terror que me pudiera asustar. La que me ha quitado el sueño, fue más bien por no poder abandonarla hasta acabarla. Así recuerdo leer a Scott Fitzgerald, a Bukowski, a Hemingway o a Paul Auster. 

"Hay mucho libro editado como para perder el tiempo leyendo algo que no va contigo."

P: ¿Algún autor u obra que no soporte?

R: No tengo ese tipo de problema. Las que no me gustaron, no las acabé de leer. Hay mucho libro editado como para perder el tiempo leyendo algo que no va contigo. 

P: ¿Algún personaje literario del que se haya enamorado?

R: Tengo una extraña fascinación por el personaje de Jane Eyre, la novela de Brontë. Es un personaje individualista, apasionado y hoy la consideraríamos directamente feminista. Sufridora, pero fuerte y capaz de sobreponerse a todo. 

P: ¿Alguno al que haya querido asesinar?

R: Harpagón, de El Avaro de Molière. Me pone extremadamente nervioso. Es el hombre más mezquino y egoísta que antepone todo lo material al resto de sus sentimientos. 

P: ¿Qué está leyendo ahora?

R: Estoy con Meetings with remarkable men, de Gurdjieff. 

P: ¿Hasta qué punto es importante el cuidado de la letra a la hora de hacer una canción?

R: Una canción es armonía, melodía, ritmo y letra. Y en mi opinión hay que cuidarlo todo. Hay quien consigue hacer un texto fantástico y descuida el resto. Lo valoro e incluso lo puedo admirar, pero lo mejor es encontrar un equilibrio entre las cuatro. No vale con solo un buen texto. Yo escucho a Little Richard y me parece que tiene más valor que algunos cantautores aburridos que descuidan el contexto. 

"El Nobel se lo tenían que haber dado antes a Cohen, que para mí es el mejor escritor de letras de canciones de todos los tiempos."

P: ¿Qué opinó cuando a Dylan le dieron el Nobel de Literatura?

R: Que se lo merece, obviamente. Pero que se lo tenían que haber dado antes a Cohen, que para mí es el mejor escritor de letras de canciones de todos los tiempos. Y su poesía publicada me parece maravillosa, cosa que la de Dylan no me lo parece tanto. 

P: Desde la última vez que le entrevisté, hemos perdido, entre otros, a dos ídolos que compartimos: David Bowie y Leonard Cohen. ¿Qué le debe usted a cada uno?

R: Posiblemente, mis dos influencias más claras y duraderas. Para mí son la medida de todas las cosas. Musicalmente uno y líricamente el otro. 

P: ¿Qué nos queda de los restos del naufragio?

R:  A día de hoy soy otra persona diferente a la que escribió esa canción y debería escribir otra lista de pequeñas alegrías por las que merece la pena levantarse de la cama. Entre esas alegrías estarían, obviamente, además de mi mujer y mi hija, algunos escritores de canciones, algunos poetas, muchos pintores y algunos cineastas. Y esas actividades que en realidad son una tontería pero que te dan la vida. 

P: Finalmente, ¿cree que llegará el día en que conseguirán engañarnos a todos, o siempre habrá algún resquicio de resistencia?

R: Supongo que un resquicio de resistencia es insignificante para provocar un cambio real. Pero creo que no está de más seguir revisando nuestro credo. Pensar que vivimos en el mejor de los sistemas posibles es tirar la toalla demasiado pronto. 

P: No sabe cuánto pesa, en el mejor de los sentidos, la palabra «gracias» cuando la utilizo con usted.

R: Ay, Jesús. El agradecido soy yo. Te mando un abrazo fuerte. Cuídate.

Fotos: José Girl

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