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C. Tangana: Amor como estrategia de marketing y cultura mesetaria

C. Tangana: Amor como estrategia de marketing y cultura mesetaria

«Me ha cogido la depresión en un Ferrari» o «que le jodan al dinero, quiero estar contigo» son frases pronunciadas por el artista de música urbana C. Tangana en su éxito «Llorando en la limo» del disco Avida Dollars, publicado en 2018. En medio de esta clara muestra de una proporción inversa entre amor y dinero, reiterada en gran parte de su obra, encontrábamos presente el discurso de Andy Warhol sobre su idea de transformar el arte en un negocio: «Durante los años hippies la gente despreció la idea de los negocios, decía “el dinero es malo”, “trabajar es malo”, pero hacer dinero es un arte, trabajar es un arte, los buenos negocios son las mejores de las artes».

Justo antes del exitazo de su último tema, «Tú me dejaste de querer», nos daba a entender que éste sería el más importante de su carrera. C. Tangana, que no da puntada sin hilo, lo sabe mejor que nadie: el amor también es capitalizable. Es por eso que las redes sociales ardieron al encontrar descaradas referencias a su exnovia, la popular artista Rosalía, a la que parecía estar echando de menos. No es la primera vez que lo hace: también encontramos dobles suyos en los videoclips de «París» y «Demasiadas mujeres», su anterior —y también polémico— lanzamiento, en el que juega a confesarse ante un sacerdote sobre sus relaciones pasadas.

Pero lo que más interesante resulta es que, lejos de este entramado propio de la prensa rosa, existe una evolución en el tratamiento del tema del amor y una reflexión sobre distintos modelos de masculinidad. C. Tangana, que comenzó llamándose Crema y cultivando rap underground, siempre ha dado especial importancia a sentimientos incontrolables como los celos y el deseo desde un punto de vista tóxico. Si su canción «Na de na» del disco Avida Dollars hubiese tenido las visualizaciones de cualquiera de sus hits más famosos, sería tajantemente criminalizado por la opinión pública, puesto que aguarda frases de este estilo, en una tónica bastante agresiva: «Follando con otra que es igual, ojalá te mueras, puta». Ha desarrollado continuamente la figura de la «mala mujer» como culpable de llevar al hombre «a la ruina», pero a raíz de sus temas «Guille asesino» y «Nunca estoy», estrenados durante los pasados meses de marzo y abril, hemos asistido a una crisis de esa masculinidad donde ha comenzado a cantar al hombre vulnerable, desechando esa coraza que antes mostraba como recurso para distanciarse del dolor del desamor.

En «Guille asesino» contrapone así dos modelos de masculinidad: la más tóxica e instintiva, que considera la más atrayente para la mujer («Cada vez que yo fronteaba, te acercabas a mí») y la más complaciente y sentimental, en la que se ha convertido, y que asume como no válida («pero ahora que soy lo que pides, te vas corriendo de aquí»). Esta transformación se ha visto consagrada en sus dos últimos temas: en «Demasiadas mujeres» muestra su arrepentimiento por conductas pasadas y en «Tú me dejaste de querer» por el hecho de haber demostrado esa vulnerabilidad («Yo sé que dentro de poco me voy a arrepentir de haberte confesado lo que me haces sufrir»). También ha lanzado «Ojalá», sin tanta repercusión, donde reconoce su toxicidad y renuncia a esa posesividad y exclusividad amorosa: «Ojalá que alguien se quede contigo encerrado / ojalá que haya alguien nuevo que te haya gustado».

Pero no todo es pesimismo y vulnerabilidad en «Tú me dejaste de querer». Santos Bacana, director del videoclip, ha declarado: «Pucho tiene ese fan base que capta sus códigos, que va hilando en cada vídeo, y eso le divierte, aunque ahora lo ha capitalizado todo un poco con la idea de que todo va dedicado a Rosalía, pero hay claves mucho más allá de eso». En la escena final —y después de haber mantenido contacto visual con otras mujeres—, C. Tangana baila en medio de un ambiente de soledad que parece resultarle muy agradable.

El artista ha dado varias pistas de buscar el suicidarse artísticamente para pasar a ser «El Madrileño», pero esta evolución tiene más que ver con un cambio de estilo musical, de fusionar géneros. Viene de colaborar con Rosario Flores, La Húngara, El Niño de Elche y en un futuro los Ketama. Ha sampleado «Campanera» de Joselito y una marcha de Rosario de Cádiz inspirándose en Califato ¾, grupo musical que busca reinterpretar la cultura y folclore andaluz con el fin de darle una nueva identidad, desafiando el modelo clasicista de los géneros musicales. El artista bebe de esta intención, pero abriéndose a una España castiza (y también al mundo hispano en «Tú me dejaste de querer», bautizada por él como su «rumbachata»). Así es como pretende reinterpretar la tradición para las nuevas generaciones españolas —y a su vez convertirse en un producto novedoso para el público internacional—.

Ha hablado en alguna ocasión sobre su peculiar relación de amor-odio con la ciudad de Madrid, a la que suele echar de menos siempre que se encuentra lejos, viajando, cuando más se aviva su sentimiento de pertenencia. No es casualidad que haya reconocido como influencia literaria que le inspira a Borges, autor que desarrolló el sentimiento del «ser argentino» y la falta de identidad que eso conlleva por su apresurada historia, lo que le hace más proclive a poder adueñarse —y deshacerse— de otras culturas. Es en este momento de máxima visibilidad del «ser madrileño» (aunque Madrid es un tema recurrente desde sus inicios) donde encontramos una reivindicación de la España tanto urbana como rural, con vídeos ambientados en una Castilla profunda y un Madrid con su simbología propia (el Hotel Riu, las Torres de Colón, el monumento a Calvo Sotelo, etc.), enmarcados continuamente con la rojigualda —bandera de la que el artista es partidario de apropiarse— y escenarios propios del cine de Almodóvar.

Su éxito, por tanto, reside en su ambición por rescatar la cultura popular española, que lleva a esa ruptura automática con el concepto de géneros musicales defendidos por los puristas. Pero, sin embargo, no lo es todo; ya otros artistas de la escena urbana se han valido de este recurso anteriormente. La clave de Pucho está en que genera interacción con su público, ya sea creando playlists sobre sus referencias al componer cada canción, filtrando su propia canción antes de tiempo, o generando polémicas en torno a la apropiación cultural o sus idilios amorosos. Desde luego, le encontraremos durante mucho tiempo llorando en la limo —pero no sabemos si por Rosalía—.

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