Foto de portada: David Roberts: Capilla del Condestable de la Catedral de Burgos (1838)
17. Las noches de mucho calor, la catedral de Notre Dame baja al Sena a refrescarse y a revolcarse por el barro, como un hipopótamo.
19. Por las noches, los ángeles ordeñan las catedrales góticas por sus pináculos y beben su vasito de leche antes de irse a dormir.
20. Las farolas que se asoman con el cuello curvo en los flancos de las autopistas son los arbotantes de una catedral invisible.
21. En la periferia de las metrópolis se entrelazan tantas carreteras y vías férreas que, a menudo, los carriles acaban enredados unos con otros, como sedales de pescadores, con nudos diabólicos, casi inextricables.
22. Hay trenes que llegan a ciertas estaciones sin resuello y se detienen en ellas simplemente para tomar fuerzas y suspirar hondo.
23. En todas las capitales del mundo hay un museo de Bellas Artes con una sala idéntica, en la que se muestran exactamente los mismos cuadros: paisajes montañosos, marinas, amaneceres, bodegones, vistas urbanas de calles mojadas y estaciones de ferrocarril humeantes. Hasta los guardias del museo parecen gemelos. Dormitan plácidamente con las manos en el regazo y comparten los mismos sueños.
24. En casi todos los bodegones las botellas posan demasiado envaradas. A las chocolateras, sin embargo, se las ve más naturales, como actrices simpaticonas con muchas tablas.
25. Cuando sale el arcoíris es porque Dios ha terminado su clase de pintura y limpia los pinceles en el trapo del cielo.
26. Dios creó el ombligo para que llevásemos ahí el monóculo, pero Adán, en su primer gesto de rebeldía en el Edén, se negó a ponérselo.
27. Las nubes son los mantelitos que extiende Dios cuando sale de pícnic.
28. Dios lo sabe todo, pero no se entera de nada.
29. «Eso solo Dios lo sabe», respondió Yavé a Moisés, enigmáticamente (Éxodo 3, 14).
30. El rocío es el sudor de Dios por el mucho esfuerzo que le supone levantar, todos los días, la bola de fuego del Sol, que es más pesada de lo que parece.
31. En los cuerpos pecosos de los astronautas rusos están dibujadas con mucho detalle todas las constelaciones.
32. Los renacuajos, en su charca, miran por la noche el firmamento con gran admiración. Están convencidos de que en su última metamorfosis se convertirán en cometas y atravesarán fulgurantes el cielo estrellado, moviendo su rabito.
33. Tened compasión de las polillas nocturnas. Son pobres niñas perdidas que buscan desesperadamente a sus madres y corren hacia cualquier luz, creyendo que vuelven a casa.
34. Eva no sabía quién era el padre de sus hijos. Durante el día estaba con Adán, pero por las noches, a escondidas, en lo más oscuro de las frondas, se encontraba con otro hombre, con el que tenía relaciones sin cruzar palabra. Nunca llegó a saber su nombre y tampoco su patria, pero, muchos años después, aún recordaba sus besos y su olor.
35. Noé metió en el arca a sus yernos porque los consideraba unos animales.
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