¿Se han fijado en que cuando no se tiene muy claro con qué comparar una obra literaria, sea por tener diálogos ágiles o por salirse de los cánones habituales, al final se opta por el símil de Tarantino? Sin embargo, Tarantino tiene películas sobre ninjas, gangsters, westerns y hasta de nazis. Así que, imagino, cuando sale la analogía de Tarantino en realidad quiere decir que recuerda a Pulp Fiction, que es la más famosa.
En la nota de prensa de El carbonero (Destino, septiembre de 2016), se compara a Carlos Soto Femenía con Tarantino. No creo que le haga ningún favor. Si algo queda claro después de haber leído la obra es que se trata de un autor con una voz muy personal capaz de recrear una atmósfera y unos personajes que admiten pocas comparaciones.
Una vez desprendidos de todas las etiquetas, Delibes incluido, nos encontramos con una novela de lectura reposada. Soto Femenía tiene un gran pulso narrativo, sosegado, dejando que la historia fluya por sí misma al ritmo que marca el paisaje. Alejado de todo artificio narrativo, los párrafos desprenden autenticidad hasta el punto que casi puedes notar el hollín que cubre la piel del carbonero, de respirar el humo de la quema, de sentir la soledad de la montaña.
La trama nos sitúa en mitad del siglo pasado en una pequeña población rural de Mallorca. Un joven Marc encuentra a su madre asesinada de forma brutal. Ese hecho marca su vida y la de sus semejantes. Su padre se vuelve loco y pierde el habla, dedicándose a trabajar sin descanso desde ese instante. Marc entablará una relación de amor y odio con el buhonero y su familia, quienes tendrán un papel importante en la narración. Pasado el tiempo, con un Marc adulto, llegan las pistas sobre quién mató a su madre. Y, de forma irremediable, surge la venganza.
La novela sale ganando en su parte de drama, con una serie de decisiones vitales nada fáciles para su protagonista, decayendo algo en el segmento del ajuste de cuentas, quizá por los pocos obstáculos que encuentra Marc para vengarse. Es en la historia personal del protagonista, sus hábitos de trabajo y su relación con el resto de habitantes donde la prosa de Soto Femenía te hipnotiza y te hace avanzar al ritmo de un oleaje sereno pero constante. A destacar la capacidad del autor para definir a los personajes solo con sus diálogos, todos muy afinados y realistas, acordes a la clase social a la que pertenecen y con sus giros propios.
Si me aceptan un consejo, olvídense de todas las etiquetas que le coloquen a El carbonero y láncense a ciegas a su lectura, breve pero intensa. Cada libro es único, cada autor tiene su voz, y que yo sepa aún no ha aparecido el Tarantino hispano.
Autor: Carlos Soto Femenía. Título: El carbonero. Editorial: Destino. Edición: Papel y kindle
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