Después del éxito de la adaptación audiovisual para Netflix de su anterior novela, El club de los lectores criminales, el escritor y guionista Carlos García Miranda nos ofrece una nueva entrega de las fechorías de un misterioso y sanguinario payaso asesino. La trama de El club de los escritores criminales (Crossbooks, 2023) se desarrolla en un retiro para jóvenes escritores junto a un cristalino lago. En esta secuela, los aspirantes a escritor se enfrentarán de nuevo a un enemigo dispuesto a acabar con ellos uno tras otro, como sucede en la mejor tradición del género slasher.
*******
—Confieso que se me hace un poco difícil plantearte algunas preguntas sobre El club de los escritores criminales, que es la segunda parte de El club de los lectores criminales, sin volver a la primera y sin hacer spoilers…
—Podemos hacer spoilers porque el conjunto de la historia está por encima de algunas de las sorpresas que guarda ¡y no creo que las desvelemos todas! (Risas). Por ejemplo, en la primera parte, los chavales mataban a un profesor. Es algo que sucede al principio. Y una de las decisiones que tomamos a la hora de promocionar la primera novela era contarlo. Hay spoilers que son necesarios para introducir determinadas historias.
—A diferencia con otras ficciones seriadas, en este caso sí es necesario haber leído El club de los lectores criminales para poder disfrutar plenamente de esta segunda entrega.
—Claro, aquí hay un universo creado en la anterior, aunque no incluya a todos los personajes, y hay una continuidad de la historia que te obliga a conocerla. No son dos novelas independientes, como sucede con las series procedimentales. Es cierto que esta entrega tiene una parte independiente, pero al final conecta con la anterior. Si no, hay una parte que no se entiende. Lo cual, indudablemente, supone un riesgo considerable. Pero era un intento de continuar ese universo y cerrar la primera parte lo que me llevó a escribir esta parte. Escribir una bilogía siempre estuvo en mi mente.
—Y es que, si bien la referencia principal de la primera parte (en la novela, no tanto en la adaptación audiovisual para Netflix, cuyo guion tú mismo escribiste) es Stephen King —aunque hay muchas otras—, aquí la referencia principal es la trama del propio Club de los lectores criminales.
—La segunda novela es autorreferencial respecto a la primera entrega. Es un poco meta. En la primera parte la manera de lograrlo era haciendo referencia a otras obras y en la segunda el procedimiento es volver a la primera. De todos modos, esto está justificado en que el universo del Club sería no sólo Stephen King, sino también un referente cinematográfico como es Kevin Williamson y la saga de Scream, donde la propia historia de los asesinatos acaba teniendo importancia en la ficción. Yo quería seguir un poco con ese referente y hacer ese homenaje. Dicho esto, uno de los desafíos más grandes a los que me he enfrentado como escritor tanto de guiones como de novela ha sido hacer que encajasen todas las piezas para que pudieras leer El club de los escritores criminales sin haber leído la primera parte, o porque has llegado a ella después de ver la adaptación audiovisual que se hizo para Netflix.
—Hay muchos guiños en este trabajo a la cultura popular, en forma de Easter eggs, sobre todo algunos que a los lectores de la Generación X nos sacan una sonrisa.
—Reconozco que juego más al guiño de la cultura popular de cuando yo era adolescente que de la cultura popular teenager actual. Son como guiños culturales desde la nostalgia. En parte, esta novela va más allá del género juvenil. Es casi un crossover.
—Hablaremos sobre esa cuestión en breve.
—Vale.
—Me ha llamado la atención el juego hábil que hay en El club de los escritores criminales: hay autorreferencialidad, metaliteratura, reflexiones sobre las convenciones del género (muchas veces en clave de parodia), ¡incluso una especie de «manual de escritura»!
—El lector ve al docente que soy (Risas). Como bien sabes, aparte de escritor y guionista, también doy clases de escritura. Es cierto que hay una parte de la novela en la que «saco los apuntes» de escritura y doy unas cuantas claves sobre la materia, que a mí me funcionan. ¡Espero que a algún lector que tenga alma de escritor le sirvan esos consejos!
—Aunque todo lo llevas más lejos con la «ficción sobre la ficción»; juegas con la adaptación de la adaptación; saltas de la ficción a realidad, por decirlo de algún modo, como si de una muñeca matrioska se tratase o de un juego de espejos de feria. Hay muchas capas de cebolla en esta novela. Tomas partes de la adaptación audiovisual de la primera novela, la real, que no aparecen en el libro, y las integras en esta segunda parte de una manera muy ingeniosa, dándole continuidad y conexión a ambos formatos.
—Ha sido complicado. Porque en El Club 2, novela, hablo de la adaptación de la serie basada en el Club 1… que también tuvo su adaptación real. Hay una especie de paralelismo, y justifico algunas cosas que han ocurrido al realizar la adaptación, por ejemplo, de cómo se ha perdido por el camino Stephen King por problemas de derechos o los cambios de tono… La película tiene un tono de slasher divertido, «palomitero», y la novela, aunque también lo tiene, pienso que encierra un subtexto mayor. Juega más al misterio y al thriller. En ocasiones juega al terror, pero de una manera diferente a como lo hace en la película. Y el subtexto de la novela es el de una persona que no sabe qué escribir, que no encuentra una buena historia y que va cogiendo trozos de otras historias para poder hacerla. Que, al final, habla de lo que hacemos muchos escritores en esta era de la posmodernidad: pastiches de otras historias. Yo mismo: las dos novelas del Club son un pastiche de las historias que me gustan. Creo que refleja un poco esa insatisfacción que sentimos muchos autores por haber llegado tarde a bebernos la última Coca-Cola del desierto (Risas).
—Algunas escenas y descripciones son bastante punk. ¿Seguro que es literatura juvenil 100%?
—Por eso te he dicho antes que muy juvenil no es (Risas). Parte de esto tiene también que ver con mi mayor conocimiento del slasher a raíz de la adaptación. Cuando conocí a Carlos Alonso, el director de la película, y comenzamos a intercambiar gustos y conocimientos sobre el género, una de las cosas que me transmitió, y que se plasma en la película, es la creatividad en las muertes. Una de las condiciones del slasher es que las muertes sean creativas. En la segunda parte, El club de los escritores criminales, creo asesinatos y muertes más creativas y más explícitas. También porque es una de las condiciones de las segundas partes de los slashers, y lo dejo muy claro en la cita de Kevin Williamson que abre la novela, que viene de uno de los diálogos de Scream 2. También te diré que he podido hacerlo porque el narrador de esos asesinatos es un asesino. Si lo hubiese narrado desde mi punto de vista, me habría costado muchísimo más describirlo. Las dos novelas juegan a dos voces: la voz del narrador omnisciente y la voz del asesino (una voz narrativa muy violenta). Y es gracias a ella que he podido narrar algunas partes más sangrientas.
—Dada la excelente acogida que tuvo la película, ¿veremos adaptación audiovisual de esta nueva entrega?
—Cuando hicimos la adaptación, la hicimos sin pensar en su posible secuela. Es más, una de las directrices de cara al guion fue cerrar todavía más el final que en la novela. La película no estaba concebida como una bilogía. Sin embargo, la novela sí. Dicho esto, ¡vete tú a saber!
—¿Y quizá una tercera parte en formato libro, fiel a las franquicias slasher a las que homenajeas en estas dos obras?
—Ahora no, eso ya te lo digo. Es una historia que me ha acompañado durante mucho tiempo, pero ahora deseo pasar a otro tipo de historias.
—¿Qué es lo próximo que veremos o leeremos de Carlos García Miranda?
—Una novela negra orientada a un público adulto. Si todo va bien, se publicará en 2024.
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: