Querido Arturo:
Se me ha ocurrido escribirte esta carta porque últimamente te veo poco, aunque te siento mucho, digamos. Digamos que te leo, con pocas interrupciones. Miro tus libros constantemente en mi biblioteca y vuelvo a ellos para recordarlos, para no olvidarlos, o para que ellos no me olviden a mí, que acaso es más exacto de decir, para no olvidar nunca la diversión que me proporcionaron, ni su enseñanza, una enseñanza ya permanente, como escritor, como lector, como persona, y también como periodista. Yo creo que lo sigues siendo y siempre lo serás, pues es muy posible que sea cierto eso de que no dejamos de ser lo que hemos sido, lo que nos ha hecho felices, o a lo que hemos dado todo nuestro ser… Lo mejor que tenemos.
Una vez te dije que yo notaba, al hablar contigo, que tú habías sido más feliz en tu época de reportero que en tu época de escritor. Me contestaste que sí, aunque admitías que para tu edad estaba bien el ser escritor. Una vez le oí decir a José Luis Garci que los que añoraban tiempos pasados lo hacían porque entonces habían sido jóvenes. No sé si será tu caso. Lo que sé, fíjate, es que tú lo has puesto todo como escritor, y creo también que lo pusiste todo como reportero, como periodista, y que si hubieras sido profesor, por ejemplo, también lo hubieras hecho, porque no conoces, en mi opinión, otra forma de trabajar, de vivir. Y así escribes tus novelas.
Pronto, dentro de unas semanas, vas a publicar una nueva, El problema final. En parte por esto yo te escribo esta carta, y porque cuando publiques tu nueva novela todo el mundo querrá escribir sobre ella y sobre ti, y tendrán menos sentido mis palabras, estas palabras.
¿Qué estás leyendo ahora? Siempre te pregunto lo mismo. Seguro que ya estás escribiendo un nuevo libro, porque tú los encadenas unos detrás de otros. Tal vez el verbo enlazar sea más exacto. Pasas de una novela a otra, y a veces unas te llevan a otras, intuyo. Hace poco me dijiste, y tu tono no incluía la más mínima petulancia, que llevabas este ritmo actual de un libro al año porque no tenías ninguna dificultad para escribir los libros. Supongo que no sólo te referías a lo literario, sino a lo vital, a la vida en general. Me alegro muchísimo. Todos tus lectores nos alegramos.
Antes de escribir esta carta he vuelto a algunos libros tuyos, para documentarme, para refrescar. Y me he llevado algunas pequeñas sorpresas, personales. Por ejemplo, Línea de fuego me gusta más ahora que cuando la leí por primera vez, consciente siempre de que es un gran libro. La sombra del águila, que es una novela muy corta que tú escribiste en su día para El País, por entregas, y que en un principio no quisiste que se publicara en libro, ahora es de lo que más me gusta de tu obra, o de lo más grato… No sé si te gustará que te lo comente, aunque también valoro mucho tus novelas grandes, y las suelo preferir sobre otras más breves. De todos modos yo creo que la literatura no tiene mucho que ver, en su calidad, con la extensión o el peso, sino que finalmente es algo subjetivo, propio de cada lector: lo que le da cada libro en un momento determinado; también lo que pone el lector en cada libro en su momento. Sin embargo pienso que al Quijote le ha ayudado mucho su extensión para ocupar el puesto que ocupa en la literatura universal.
Volviendo a esta pequeña, pequeñísima, relectura de tu obra, te diré que La piel del tambor, por ejemplo, me gusta mucho, me sigue gustando mucho, una obra enormemente novelesca, entre otras razones porque en ella encuentro que están muy fusionadas mis experiencias personales, lo que viví mientras la leía por primera vez. Y lo mismo puedo decir de El club Dumas, que seguramente es tu libro que más me gusta. Tú me has dicho alguna vez que también es el que te gusta más a ti. Dijiste “novela”, no “libro”, pero creo que podemos considerar que te referías a tus libros en general.
Cuando oímos algunas canciones, música en sentido amplio, volvemos con frecuencia al pasado. Cuando releemos algunos libros directamente nos retrotraemos a lo ya vivido, volviéndolo a vivir de algún modo, con lo que el libro se convierte en una máquina del tiempo extraordinariamente potente, una máquina, al final, de vivir. Y de aprender, añadiría. De soñar. De disfrutar. Tú has construido muchas de estas máquinas y, siendo muy feliz construyéndolas, has conseguido que lo fuéramos muchos otros, muchísimos otros, leyéndolas. Tanto que yo pienso que hay una relación directa entre la experiencia del escritor haciendo su libro, su texto, y la experiencia del lector leyendo ese mismo libro, ese mismo texto.
Tú lo deberías saber muy bien, porque aparte de gran escritor —para mí lo eres, y para muchos—, eres un grandísimo lector, y siempre has dicho que escribes como lector. Además, yo creo que lo dices como el que da una clave importante de su quehacer. Creo que esa humildad, la de considerarte, por encima de todo, lector, esa felicidad es efectivamente uno de los secretos de tu éxito, algo de lo que tomo buena nota, para aprender de ello, como lector y como escritor.
Coincido totalmente con el artículo.
He leído casi toda la obra don Arturo. Empecé con el Capitán Alatriste y de ahí al resto de su obra: me vienen a la memoria los hombres buenos,los asedios, los días de cólera, en fin,tantos y tantos momentos de buena lectura y gozo.
Suele recordarnos el autor q ya tiene una edad y q no sabe hasta cuándo podrá deleitarnos( ésto lo digo yo) con sus historias y con sus libros. De corazón espero q sea per molts d’anys, maestro.
Suscribo cada palabra de esa carta y me atrevo a agradecer públicamente el trabajo del Sr. Pérez-Reverte por la satisfacción y la emoción que nos regala en cada una de sus obras.
Aún le recuerdo a Usted, Sr Pérez Reverte, cuando era reportero de guerra, y por supuesto, cuando desde el Telediario de aquella época, se despidió de su labor de periodista, dejándonos a todos atónitos, mencionando con nombres y apellidos, a Directivos de la Televisión, como miserables, le habían hecho la vida imposible. Nos dijo a todos que se iba a dedicar a una nueva labor, la de escritor. Donde Usted ha cosechado todos sus éxitos. Le felicito por su valentía, en aquel entonces, que recordamos los que ya somos mayores.
Soy, por desgracia, poco aficionado a la lectura. Solo leo a reverte y algún libro de carácter científico. Los de Arturo son los únicos que me enganchan de verdad.
Solo escribo para decir que hay una errata en el texto, falta una coma en las letras resaltadas; el texto dice así: La de considerarte por encima de todo lector.
Saludos
Estás tú pa corregir, precisamente, que no sabes ni poner el punto final.
empieza con El Conde de Montecristo
Coincido con el sentimiento de la carta y, más precisamente, con la estimación de «Línea de fuego».
En cuanto a gusto, destaco a «El francotirador paciente»; me produjo placer cómo trata el tema y el desarrollo intrínseco de la obra. Actual y analítica de los valores sociales de hoy.
A. Perez Reverte, único entre los escritores de la lengua Castellana contemporánea, tengo todos sus libros y espero impaciente cada nueva publicación , todas sus obras son lecciones magistrales de humanidad, pero como perro viejo castellano y español, la serie Alatriste ha sido mi escuela de vida e inspiración vital . Un abrazo eterno para el
Excelente nota!! Estoy entrando en el mundo Reverte y por cierto es estimulante, potente y con valor en sus palabras. Gracias
Quizás lo que más atrae de las novelas de don Arturo son los personajes que son especiales, diferentes, poliédricos, siempre oscilando entre sus problemas y sus dudas entre sus contradicciones. No son ni buenos ni malos sino todo lo contrario. No son ni héroes ni villanos aunque también los haya de ambos. Siempre, cada uno de ellos, con un conflicto vital en ciernes… o varios. Muy complejos. Gusta. Atrae. Tiene la facultad siempre de que nos identifiquemos con alguien, con sus dudas, con sus devaneos.
Hay un tipo de personaje que es especialmente recurrente: el que fracasa en una regodeante asunción de su fracaso, en una nostàlgica rememoración de su desastre personal. El héroe fracasado que asume sus herrores y su vida de forma complaciente y filosófica. Suelen fracasar incluso cuando triunfan ya que ningún triunfo es completo (nota para estúpidos, para políticos o para resistentes que para el caso son lo mismo). Me atrae. Porque, al final, todos somos fracasados. De algo, de alguien o de nosotros mismos aunque no nos lo confesemos. Los personajes de don Arturo sí, hacen introyección, se analizan y se autoinculpan y raramente (otra vez los políticos) se autojustifican.
Qué no decir de las tramas. Escogidas siempre para hacernos revolver algo en nuestro interior, hacernos cavilar, dando respuestas a muchas cosas o a ninguna. Siempre hay sentidos más o menos ocultos en sus tramas. A veces somos capaces de desentrañarlos y otras no. A veces solamente están en nuestra cabeza.
Quizás las novelas de don Arturo se puedan calificar de socráticas con todo el arte de la mayeútica.
Bueno, termino. Termino como comentario a esta excelente carta abierta en el que casi he confeccionado otra carta abierta…
Menos bombo y más platillo, lo descubrimos o tal vez no estaba oculto o quizás no estaba o ni siquiera existía, menos introyección ni por supuesto mayéutica. Sin duda es Vd. Persona culta, cultisima.
Por su análisis morfológico y sintáctico mucho me temo que no haya pasado de Pérez y siga investigando sobre Reverte.
Todo suele ser mucho más sencillo, como la azarosa vida de cada mortal. Tal cual.
Chau
Coincido con ustedes: Clube Dumas es mi favorito…
Mi favorita de Perez-Reverte es, sin duda, La sombra del águila, una novela de aventuras históricas insólita (al menos, que yo sepa, en el momento en que se publicó) por su tono trepidante y a la vez irónico y desencantado. También me gusta mucho Territorio Comanche, mezcla de novela, ensayo y reportaje que considero imprescindible para intentar comprender el conflicto bélico en el que está situada y algunos de los aspectos más oscuros de la condición humana. Y para cerrar el trío de obras maestras, de los Alatristes me quedo con El sol de Breda, que me parece la más completa de las que van publicadas de dicha serie. Aparte de sus novelas (y de su narrativa breve), sólo por sus labores divulgadora y periodística es una suerte poder disfrutar en estos tiempos de un autor de esa categoría.
Veo que nadie se acuerda de algunas de las obras de don Arturo. Estoy de acuerdo en ponderar las mencionadas pero hay otras quizás menos conocidas.
Sin mencionar a una de mis preferidas «La tabla de Flandes», que ya he aludido a ella en otras ocasiones, decir que, por ejemplo, «El maestro de esgrima» es una delicia. La inmersión que se hace en el siglo XIX español, tan olvidado, es muy buena. Maestría y mucha documentación para tratar el XIX.
Otra es «Hombres buenos» que, en mi opinión y hablando de héroes y héroes de las letras y de la cultura, es una novela excepcional. Esta vez trata de una época irrepetible, la Ilustración y su influencia en España gracias a intelectuales y adelantados. Y la RAE, esa institución que vela por la cultura y el lenguaje.
Sidi. Excepcional. Es el Cid, héroe de mi niñez, representado tal cual y con satisfacciones adicionales para el lector.
Y podría seguir y seguir… … …
La había olvidado: tambien considero El maestro de esgrima otra de sus mejores novelas.
La he leído varias veces. No sé cuantas. Cada vez le encuentro un matiz diferente. Para mi, el protagonista principal es el ajedrecista. Uno de esos personajes fracasados que comentaba. Es quien realmente resuelve la trama y nos va llevando por la partida al revés que es la vida. Las eternas dos preguntas que nos hacemos los humanos siempre: qué nos ha traido hasta el presente (hay que pensar en ello ante nuestra falta de conciencia) y que nos depara el futuro con los mimbres de que disponemos y el bagaje acumulado. Eterna partda de ajedrez en la que siempre nos dan jaque mate.
Es una delicia de novela, una de las mejores.
Me resultó rara la cita de la última oración del artículo que aparece entrecomillada a la izquierda. Resulta que «lector» iba entre comas. Cambia completamente el sentido.
También yo he leído prácticamente toda la obra de Arturo P. Reverte y tengo que decir que últimamente me aburre muchísimo, tanto desde el punto de vista literario, como desde el punto de vista de personaje mediático que se cree más listo que nadie y que toda la humanidad es una puta mierda….sin aportar una sola solución, claro.
No hacia falta tanto…..
Cursi, adulador y un tanto repetitivo. Por lo demas, bien.
Menuda, ñoñería;con todo el respeto Señor Reverte y al mar Mediterráneo.Por cierto…(exacto o adecuado?) Por lo demás ,muy bonito y muy entrañable.
«La chica del fin del mundo» entrevista T del Fuego, Malvinas 1982
Hermosa carta de amor literario. Pero…¿puede calificarse el amor?+En todo caso es signo que se deduce y, en este caso, de un hermoso escrito.
Yo creo q no es ni Baroja, ni Galdós, ni siquiera Ruiz Zafón, pero es muy entretenido. Me gustaría leerle un gran final para Alatriste